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Osvaldo Jaldo sorprendió al convocar a elecciones internas en el Partido Justicialista (PJ) de la provincia para elegir quiénes van a pelear por las bancas de diputados en las legislativas del 26 de octubre. ¿El plan? Armar un PJ a su gusto, sacarse de encima a los kirchneristas más fanáticos y poner una lista competitiva que le responda a él.

El gobernador está confiado, y con razón. Una encuesta de Hugo Haime dice que tiene la mejor imagen en Tucumán, incluso más que Milei. Esto le da un respaldo sólido entre los afiliados del PJ, que parecen aceptar su estilo dialoguista siempre y cuando asegure buenos resultados en las elecciones.

El objetivo de Jaldo es claro, evitar perder votos en octubre, y de paso, mandar al fondo a los kirchneristas más extremos, los que claman abiertamente por la vuelta Cristina, y por lo bajo, de Manzur. Esos, aseguran, estarían mucho más preocupados por aferrarse a sus negociados en la política que por otra cosa. Jaldo, en cambio, quiere un peronismo más práctico, que negocie y saque algo útil para la provincia mientras los líderes nacionales del PJ se pelean entre ellos y no fijan rumbo.

¿Juan Manzur? No aparece, y probablemente no aparecerá. El exgobernador prefiere mirar de lejos para no llevarse una paliza en las urnas que le arruine el poco prestigio que le queda, tal como le pasó a Alperovich. Con él afuera y Yedlin como la nueva cara del espacio, Jaldo tiene prácticamente vía libre para consolidar al peronismo tucumano como una corriente aparte, alejada del barco sin timón que es Unión por la Patria.

Tucumán renueva cuatro bancas en el Congreso, mientras, en la provincia de Buenos Aires, se renuevan 35. Los ojos de La Libertad Avanza están puestos allí y Milei optó por formar alianzas con los gobernadores en lugar de enfrentarlos. Por esta razón, Karina habría suspendido su visita a nuestra provincia el mes pasado y su supuesto candidato Lisandro Catalán no parece estar recibiendo mucho apoyo desde la Casa Rosada. Por otra parte, los radicales tampoco pueden ponerse de acuerdo para elegir a sus candidatos y se empieza a asomar el fantasma del bussismo, que está obligado a presentarse para no perder su sello nacional como partido político. Una oposición totalmente dividida a nivel provincial, y también a nivel nacional.

fuente contexto

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