Por Fabián Seidán – Diario Cuarto Poder / Luego del traspié electoral del domingo pasado y con la mirada puesta en las legislativas de noviembre, el gobierno nacional comenzó a trabajar en medidas coyunturales basada en una mejora salarial, entrega de dinero y créditos subsidiados; sin embargo, lo que la gente pide va en otra dirección. Más plata en la calle no alcanza para ganar una elección.
Llenar el changuito
Días después de la dura derrota en las PASO, en la Casa Rosada hicieron catarsis, con enojos, pases de facturas y renuncias de por medio. El ala dura del kirchnerismo considera que la crisis económica es la principal causa de los resultados que arrojaron las urnas. Entienden que si la gente siente una mejora en su economía diaria, todo cambiará y volverán a creer en su proyecto.
“Lo que nos importa hoy más que nunca es el changuito del supermercado”, advirtieron desde el gobierno mirando fijo noviembre. Por eso, en la batería de medidas a lanzar figuran mejorar el poder adquisitivo de la clase media, de jubilados y de los sectores sociales más desposeídos.
Pero la pregunta del millón es ¿todo se resume en poner dinero en el bolsillo de la gente?
La agenda de la gente
El gobierno nacional parece no entender la situación. Deben refregarse los ojos y comenzar a mirar más la agenda de la gente y no tanto la de la vicepresidenta o del kirchnerismo duro. Después de todo, presidir el país significa gobernar para los 45 millones de habitantes.
Alberto Fernández debería recordar que llegó al gobierno de la mano de la moderación; que muchos desencantados con la gestión anterior lo votaron porque venía a cerrar la grieta. Así se ungió en Presidente, pues sólo con el voto del kirchnerismo no le hubiese alcanzado. Por lo tanto, profundizar en el populismo, no es lo más acertado.
Ni binarios ni marihuana legal
Para salir de esa encrucijada Alberto debe tener en cuenta que la agenda de la gente no pasa por los planes sociales “eternos”; tampoco por el documento binario, la liberación de presos, el aborto legal o la despenalización de la marihuana; pasa por cuestiones más simples: el empleo seguro y digno, la baja impositiva, mayor seguridad para vivir y transitar; educación sin adoctrinamiento y con premios al mérito y al esfuerzo; pasa también por una inflación baja y controlada, en libertad para decidir, salir, viajar, comprar, vender o exportar; pasa por el respeto a la propiedad privada y pasa además por una justicia equilibrada, sin ideología política ni actitud garantista.
Pan para hoy, hambre para mañana
Los planes IFE, subsidios a empresas, las mejoras salariales a trabajadores y jubilados, sí ayudan, son útiles y necesarios, más en un país donde la inflación ya ronda el 52% interanual y los salarios fueron acordados con paritarias en torno a los 30 y 35% en la mayoría de los casos. Pero no son la solución. Ni cerca.
Con el nivel de inflación y el dólar alto (184 pesos el Blue), el costo de vida de los argentinos es insostenible y por eso en el último año, con pandemia y restricciones de por medio, casi 2 millones de argentinos pasaron de ser Clase Media a Media Baja y a Pobre. Y muchos pobres descendieron a nivel de Indigencia. Se trata en su mayoría de gente que no cuenta con un empleo formal, que vive de changas, venta ambulante, realiza algún oficio o son cuentapropistas. También muchas mujeres que realizaban tareas de domésticas y de niñeras en casas de familia, perdieron sus trabajos (casi 250 mil en todo el país), y por ende sus ingresos pasaron a depender de subsidios.
Crear empleo genuino
El gobierno no se debe pelear con el campo, la industria ni con ningún sector que genere puestos de trabajos. Sí debe apoyarlos, bajar las cargas impositivas y fomentar la toma de nuevos obreros. El camino elegido de la confrontación no es el correcto, como tampoco cerrar o subir retenciones a las exportaciones del campo (carne, soja, maíz) ya que siempre, colateralmente, todas estas medidas terminan impactando de una u otra manera en el pueblo.
Desde el campo, se piden cosas básicas para producir, vender y generar empleo: que se mantengan en el tiempo las reglas claras de juego. El campo junto a la agroindustria tienen un enorme potencial y muchas oportunidades de crecimiento, más aún con el agregado de valor por lo que puede generar muchos puestos de trabajos directos e indirectos. Este sector actualmente representa el 67% de las exportaciones y genera unos 3,7 millones de puestos de trabajo.
No de nuevo…
Por otra parte está el respeto por las libertades. El manejo de la pandemia dejó heridas que seguramente tardarán mucho en cicatrizar. Los más de 113 mil muertos, la vacunación VIP de funcionarios y amigos; más la fiesta de cumple de Fabiola en la Quinta de Olivos mientras que ningún argentinos podía reunirse ni salir de sus casas durante casi ocho meses, despertó el enojo de un pueblo que no sólo vio morir a su seres queridos sin poder despedirse, sino que muchos otros, perdieron sus empresas, sus trabajos, sus sueños. Por eso, y mientras se especula con la inminente llegada de la “tercera ola” con las variantes alta transmisibilidad como la Delta y la Mu, sería conveniente que se analicen otras alternativas de prevención (testeos, más vacunación) ya que el encierro no sería una opción aceptada fácilmente de nuevo.
Justicia y Seguridad
Otro ítem donde el Gobierno debería poner el foco es en la inseguridad: El 70% de la población manifiesta estar mucho más preocupada por la inseguridad que por la pandemia, la pobreza o la inflación. Según el ranking de percepciones sobre los problemas que afectan al país, del Monitor de Inseguridad del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología (UBA) primero está la inseguridad (71%), siguen la corrupción y la pobreza (con 69%) y la inflación (68%). O sea: 7 de cada 10 personas señalan a la inseguridad como su problema central.
Los ciudadanos atribuyen al mal desempeño de la Justicia como la causa fundamental del problema de la inseguridad, con “jueces garantistas que dejan libres a los delincuentes” y con la “existencia de beneficios excesivos para los delincuentes”. Le siguen la falta de educación y la pérdida de la cultura del trabajo y el sacrificio.
El aumento del gasto electoral para sacar más votos en noviembre no es otra cosa que un parche inocuo y sin sentido: pan para hoy y más hambre para mañana; porque toda plata que se ponga en el bolsillo de la gente se licuará rápido con la inflación que hay. Mientras tanto, la pobreza, la inflación, el desempleo y la inseguridad, seguirán su curso, insoslayablemente.