Por Fabián Seidán – Diario Cuarto Poder / Antes se decía que era un lujo tener una tarjeta de crédito y se las usaba para asuntos suntuosos, pero hoy se volvió un elemento sumamente necesario para la economía de todo hogar. Sin su ayuda, pocos podrían llegar a fin de mes y muchos habrían caído de Categoría social, en tiempos de alta inflación y salarios bajos. A la par, creció también la morosidad de los tenedores del dinero plásticos.
De suntuosa a necesaria
Poder contar con una tarjeta de crédito se volvió imprescindible en todo hogar, principalmente de la Clase Media, para poder llegar a fin de mes, al menos con la “panza llena”. La posibilidad de diferir los pagos de las compras en varias cuotas, permite hoy a muchos hogares de Clase Media, Media Baja y Baja, cubrir la canasta básica alimentaria y con el resto del salario atender los demás gastos mensuales del hogar: llámese pagos de servicios, impuestos, transporte, cuotas de colegios, prepaga de Salud, etc.
Sin el apoyo del dinero plástico hoy sería imposible.
Si bien antes la tarjeta se utilizaba mucho para compras especiales: ropa, zapatillas, neumáticos, viajes, o la cuenta del restaurante; hoy su uso está más enfocado a cubrir las compras del supermercado. En este segmento creció bastante el uso del plástico en tiempos de vacas flacas.
La vida en cuotas
Por eso no extraña que desde el sector emisor de tarjetas crédito y especialistas en finanzas, reconozcan que en el pasado mes de septiembre haya crecido (de nuevo) la financiación con tarjetas de crédito (un 4,9% las operaciones en pesos y 45,8% en dólares).
“En septiembre, las operaciones con tarjetas de crédito registraron un saldo de $ 1.093.203 millones, lo cual significa un aumento de 4,9% respecto al cierre del mes pasado, unos $ 51.457 millones por encima de agosto, siendo el segundo mes consecutivo con variación positiva. Si analizamos el crecimiento interanual, veremos que alcanzó un incremento del 46,7%, y se mantiene en el segundo lugar de importancia después de la línea de créditos prendarios”, indicó al respecto Guillermo Barbero, socio de la firma First Capital Group.
Barbero reconoce que el relanzamiento del programa de cuotas “Ahora 12/30” fue de gran influencia que dio a la gente posibilidad de acceder a bienes de mayor valor; pero también destaca que muchos tenedores de plásticos vuelcan su uso para a la compra en el supermercado ya que los precios de los alimentos, higiene personal y limpieza, se mantienen en constante alza.
Según el BCRA, la tarjeta de crédito es el segundo medio de pago electrónico más usado después del débito, en un universo de más de 31 millones de personas que poseen al menos una cuenta bancaria. Esto creció obviamente en medio de las restricciones por la pandemia.
Platita en el bolsillo
En el gobierno lo sabe y por esa razón se anunciaron una batería de medidas para recomponer los ingresos de las familias: “Poner platita en el bolsillo de la gente”.
Si se observa la evolución de la inflación en el periodo agosto 2021 vs agosto 2020 la suba en alimentos y bebidas fue de 54,4% cuando el índice total subió 51,4%.
Uno factor a tener en cuenta es la evolución del poder adquisitivo de los hogares que arrojan que en el primer trimestre del 2021 vs. 2020 la caída fue -8% y del -11% (agosto 2020 vs.2019) según cálculos que realiza Guillermo Olivetto en base a datos del INDEC.
Estratos sociales en picada
Por ejemplo, hoy la Clase Media Alta (a valores del 4to trimestre del 2020) tiene un ingreso familiar promedio mensual de 200.000 pesos dividido por el valor del dólar blue da unos 1.100 dólares. En tanto, la Clase Media Baja está en 500 o 600 dólares. A ese grupo, junto con la Clase “Media-Media” muchos bienes y servicios les quedaron muy lejos de sus posibilidades. Y tienen que recurrir a endeudarse o diferir compras para poder mantener un nivel de vida similar al que tenían antes de la pandemia.
El reflejo de la pérdida de ingresos de los hogares muestra que el 46,4% de la población (Clase Media Baja y Clase Baja Superior) fueron los más afectados por la cuarentena y son sectores que no fueron contemplados por la ayuda social del Estado.
Familias endeudadas con tarjeta
Pero a la par de todo creció también la morosidad en el pago del resumen de las tarjetas, ya sea por la pérdida del empleo, la imposibilidad de trabajar normalmente a causa de las restricciones por la pandemia o por la menor posibilidad de negocios (de cuentapropistas) debido a la caída de los ingresos a valor dólar de la gente en general.
El incumplimiento en el pago de las financiaciones a las familias aumentó de un mes a otro del 2% al 2,5% del total de crédito.
Mucha gente recurre a refinanciación de la deuda y otros acceden al pago del “Mínimo”, posibilidad que dan las emisoras del plástico pero que a la larga no convienen y termina siendo peor la “solución” que el problema.
La financiación de los consumos con tarjeta de crédito a través del pago mínimo es sólo un negocio para el banco. “El pago mínimo es mucho más costoso que un préstamo personal. En muchos casos supone intereses sobre el saldo de deuda superiores al 60% y 70% anual”, sostiene Protectora, un portal que ayuda a los consumidores.
“Se paga el mínimo pero la deuda no se reduce. ¿Por qué? Esto sucede porque los bancos definen el pago mínimo para cubrir los intereses y no la deuda en cuestión”.
En fin, las tarjetas de créditos son un mal necesario que hoy en día ayudan a muchas familias a “capear” para llegar a fin de mes. A la larga, las tarjetas crean dependencia y muchos pueden caer en la trampa del eterno endeudamiento, si no sabe controlarse o controlar los gastos familiares.