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El prófugo Roberto Rejas en Salta se hacía pasar por estudiante jujeño que necesitaba paz para rendir un examen y por eso había buscado refugio en una cabaña cerca de la villa turística de Cabra Corral.

 

Cuando Rejas fue detenido, Dardo Verchán, el dueño y encargado de las instalaciones del camping “Tito”, ni siquiera sabía su verdadero nombre.
El lo conocía como Leo, un estudiante jujeño que necesitaba paz para estudiar.

En la finca hay cabañas y un espacio donde se guardan lanchas, cerca del dique de Cabra Corral.

Rejas estuvo 13 días en el camping. Dardo dijo que era “un chico” detallista, siempre con barbijo.

Dardo dijo que “Leo” ni siquiera hizo escándalo cuando la policía de Salta ingresó al camping para detenerlo: estaba lavando una lancha, como changa, para ganarse unos pesos y se entregó de manera pacífica.

La llegada de Rejas al lugar tuvo cómplices: antes de pisar el camping, tres personas fueron y dejaron pagada la primera noche.
Se hospedaron los cuatro. Tres se fueron y remarcaron que lo dejaban a Leo para que se concentrara para sus exámenes. Esos tres dejaron todo pago.

“Vino con otra gente, nos pagaron por adelantado nueve días de cabaña y se fueron y lo dejaron a él. Dijeron que tenía que rendir una materia y tenía que estar tranquilo y encontraron este lugar, que es acogedor, bello, tranquilo”, relató Dardo.

Dardo explicó que por lo general no piden documentos cuando hacen el check in porque suele ir gente que ya conocen.
No esperaban alojar al prófugo más famoso de Tucumán.
fuente: contexto

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