Por Pablo Batalla* para Diario Cuarto Poder / Una impronta particular. Cuando Osvaldo Jaldo llegó a la Legislatura, ese poder dejó de ser una “escribanía” del Ejecutivo. Ahora, en su nuevo rol, ya muestra una dinámica distinta y un sello que lo caracteriza.
Al que madruga…
Lo primero que se notó desde sus primeros días en el ejercicio del Poder Ejecutivo, fue la costumbre de Osvaldo Jaldo de iniciar sus actividades lo más temprano posible. Desde el minuto cero los funcionarios se tuvieron que adaptar a la nueva dinámica.
Lo mismo había ocurrido luego de que la fórmula que integraba con Juan Manzur, se impusiera en las elecciones de 2015. Ni bien llegó a la Legislatura le cambió el mote de “escribanía del Poder Ejecutivo”.
Transformó a ese poder en un lugar de trabajo y batió récords en cuanto a normativas presentadas, debatidas y aprobadas. Es por ello que su sorpresiva llegada al palacio de 25 de Mayo y San Martín, generaba algunos interrogantes.
Todo terreno
La experiencia anterior, en especial su cargo como ministro del Interior, le otorgó a Jaldo el conocimiento territorial y el acercamiento a los tucumanos de distintos puntos de la provincia. Es por ello que no tuvo inconvenientes en retomar aquella dinámica.
Además le sirvió mucho la campaña electoral de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que cosechó 190 mil votos y generó la modificación de la lista oficial, en la que filtró su propio nombre.
Todas las versiones y los temores que se quisieron filtrar en el escenario político se diluyeron con la gestión que lleva menos de un mes, pero que no ha generado cimbronazo alguno como consecuencia de la interna peronista.
No elude los problemas
Consciente de lo que le preocupa a los tucumanos, no le sacó la vista a los planteos realizados en la interna y enfatizó que las prioridades eran la seguridad y la educación, dos aspectos en los que había señalado la necesidad de mejorar la gestión.
Más policías en las calles fue la primera decisión y también el mejoramiento de los establecimientos educativos. Para ello mantuvo reuniones con funcionarios de cada una de esas áreas y se mostró permeable al diálogo.
Incluso ante la fuga del condenado Roberto Rejas, actuó de inmediato con una recompensa, con el accionar de la policía y de diversas fuerzas de seguridad, en conjunto con el Poder Judicial. Los resultados llegaron con la captura del prófugo.
El interior es su fuerte
Conocedor del Tucumán profundo, Osvaldo Jaldo, sabe que ese es su capital. Es por ello que se muestra en recorridas diarias en distintos puntos de la provincia, en donde toma contacto con los habitantes y vecinos.
En ese sentido, sostiene que las obras deben realizarse en tiempo y forma para garantizar la mejor calidad de vida de muchos de los tucumanos. No sólo obras públicas sino también la continuidad en la construcción de viviendas.
En esas recorridas no se muestra solo. Los funcionarios de su gabinete y los candidatos a las elecciones legislativas nacionales de noviembre, lo acompañan. Incluso aquellos que fueron fuertes críticos, como el ex intendente de Burruyacu.
Una oportunidad histórica
Lejos de fogonear la continuidad de la interna, pese a que aún no se termina de disipar del todo, Osvaldo Jaldo no pierde oportunidad en destacar el rol histórico que tiene el Jefe de Gabinete, Juan Manzur, para la llegada de mejoras a la provincia.
La gobernabilidad está asegurada, al punto de que no se observa ninguna fisura. Jaldo gobierna con su propia impronta, colocándole su sello a los actos de gobierno que le toca definir. Tiene una certeza: debe estar a la altura de su responsabilidad.
Hasta el momento lo hace sin despeinarse y demostrando que se ha estado preparando desde hace muchos años para este tipo de desafíos. Los demás, los que soñaban con el Sillón de Lucas Córdoba, tendrán que esperar.
*Columnista y analista político.