Por Seba Lino* para Diario Cuarto Poder / ¿Te acordás cuándo Internet no sabía nada de vos? La historia de la banda Primer Hombre Internacional pasa por todas las etapas de la evolución de la tecnología y los modos de difusión musical.
¿Te acordás cuándo Internet no sabía nada de vos?
Al llegar a la ciudad de La Plata en el año 2009, me puse a recolectar bandas locales que veía en carteles y paredes. Así se buscaba la novedad en ese entonces. Había logos claramente punks, claramente rolingas o reggae, estéticas que ya te daban una idea del sonido. Y había otras con símbolos que todavía no eran reconocibles.
El logo de PHI tenía una cabeza con auriculares: minimalista, digital. Esa poca información tomaba sentido ubicada entre todo lo otro. Entre ojos rojos o lenguas coloridas gritando, entre el tránsito y las tiendas vendiendo lo que sea, había alguien que guardaba su secreto frío y se refugiaba la mente en otros sonidos.
Así andaba yo, con un reproductor de MP3 cargado de descargas de todo tipo. Ese aparato, donde esté, debe seguir teniendo música de esos años.
Había en el logo un parecido a alguna página tipo Myspace, algo que en aquel entonces solo entendías si tenías Internet, que no era algo tan común como ahora. Era de cierta gente. Era como entender hoy qué es una nude. En aquel entonces, googleabas “Nude” y salía la nueva canción de Radiohead.
La música en Internet era cosa de piratas internacionales. Se decía que matabas músicos con tu click. Juicio, cárcel, crisis. Lo mejor que podíamos hacer era esperar a que Palito Ortega rehabilite a Charly García. Y nuestra canción propia había que ponerla en la lista de espera de Operación Triunfo, y también esperar a que MTV encuentre al nuevo cantante de INXS. Y entonces, fue noticia el In Rainbows. Solo así se entiende. Radiohead vendría al país después a demostrar que no era tan aterrador ese asunto, incluso más aterradora era nuestra historia de dictaduras y desaparecidos como rememoraron en “How to desappear completly”. La única pista del futuro era encontrar en TV nocturna alguna transmisión de From The Basement. La cercanía iba a ser la nueva realidad.
PHI tocaba en sótanos, con los instrumentos dispuestos en el centro, como si fuéramos los camarógrafos de esa sesión. No tenían tanta memoria los celulares como para guardarlo. Yo ponía rec al grabador en calidad de llamada telefónica, para guardar alguna melodía inédita. Pronto llegaron las netbooks de Conectar Igualdad, pero no todavía.
Primer Hombre Internacional es el nombre que esta banda platense tomó de la marca de un teclado sintetizador de los 70, que de alguna manera motivó los primeros encuentros entre Pedro Bedascarrabure, JuanP Farina y Pablo Matías Vidal. Allá por el 2007, cuando la formación empezó a tocar en vivo, JuanP y Pedro se presentaban con guitarras y con un teclado, y algunas bases grabadas. Al poco tiempo incorporaron un bajo (Marto Calabrese) y poco después una batería (Lucio Turchetto). En el primer disco la formación fue aún mayor, sumaron una tercera guitarra y un tecladista, para poder grabar en una semana lo que fue el primer disco, que llevaba el nombre de la banda.
El primer disco de Primer Hombre Internacional registró ese momento como sí fuera una película sin subtitular, un documental con paisajes cortados que no te dice bien de donde son. La banda la integraban pibes de Tandil, de La Plata y de Mar del Plata (este primer disco fue grabado en una cabaña en Tandil, con casi nada de equipo) y llegó como una postal, en una parada del viaje. En La Plata, un poco terminás siendo de todos lados, fragmentado, como un collage. PHI eran entonces estudiantes de letras, ciencias y docencia, hacían colectivos artísticos de canciones o de poesía en las horas libres de trabajos de medio tiempo. Jugaban con el lenguaje. Incluso, cantaban en inglés.
Cuando las canciones de PHI se abren a la lengua común, muestran algo del por qué cantar en otro idioma: la certeza de la incomprensión. Abren sus miedos en “Dinosaurio” y “Mejor día del mundo”, abren su alegría imaginaria en la fábula de “Turismo alemán”. El resto, es cuestión de activar el traductor como en la música del mundo o hasta de Duki, que mete cosas en inglés entre el autotune y más lenguajes superpuestos.
Escuchando ese PHI como sí no existieran los discos que siguieron, se siente cómo un paso ineludible. Así, probando y viajando, el rock and roll hizo que “Twist and shout” nos abra paso a “Tomorrow never knows”. Siempre hubo que tomarse un tiempo para entender cómo hablarle a este mundo que no entendemos.
*Columnista invitado