En el Frente de Todos advierten que es imposible dar vuelta los números de la elección general. La única esperanza reside por achicar el margen de distancia en Buenos Aires y dar vuelta el resultado en La Pampa.
No alcanza con el congelamiento de los precios de 1.432 productos de consumo masivo. Tampoco con la batería de medidas económicas que el Gobierno lanzó en los primeros días de la etapa post PASO. No alcanza con los cambios de Gabinete, que devolvieron a la primera línea de la política nacional a ex funcionarios históricos del kirchnerismo que fortalecieron la identidad de la estructura de ministros.
No alcanza con las recorridas de intendentes, ministros, funcionarios, gobernadores y sindicalistas, barrio por barrio, casa por casa, para poder obtener más votos que en las elecciones primarias. No alcanza la estrategia de comunicación del asesor estrella del Gobierno, el catalán Antoni Gutiérrez Rubí para construir una campaña positiva. No alcanzan las fotos y actos de unidad. Ya no alcanza con eso.
A diez días de las elecciones, en el Frente de Todos asumen la derrota en las elecciones generales. Con resignación e intentando imprimir en los resultados futuros una mínima épica de recuperación. Perder por menos. Esa es la idea que repiten todos en la coalición de gobierno. Por menos a nivel nacional y por menos en la provincia de Buenos Aires, donde los cuatro puntos de diferencia que obtuvo Juntos por el Cambio parecen valer el doble.
Sin embargo, aún queda una luz de esperanza basada en los más de 2.000.000 de votos que el peronismo espera recuperar en territorio bonaerense. Los enojados, los que no fueron, los que eligieron otra opción que ahora ya no está. Pero los vecinos de amarillo también suman. No juegan solos el partido.
En el oficialismo ya no creen en las encuestas. Tienen motivos para hacerlo. Casi todas las que consumieron antes de las PASO arrojaron un resultado completamente distinto al que se concretó el 12 de septiembre. La mayoría arrojaban una diferencia de entre cuatro y seis puntos a favor del Gobierno. No solo que el peronismo no ganó, sino que perdió por una diferencia similar.
Ahora el objetivo concreto es achicar el margen de la derrota. Hacia allí apuntan. Es el objetivo más realista que tienen por delante. La gran duda es que sucederá el día después de la elección. Con una derrota consumada, en el peronismo se multiplican las versiones sobre lo que sucederá la semana posterior a la votación. Cómo se sigue gobernando con una coalición agrietada y sin un rumbo claro.
Fuente: Infobae