naftas

La última vez que aumentaron los precios de los combustibles en la Argentina fue el 16 de mayo pasado, hace más de seis meses. En un país con devaluación de la moneda del 1% mensual e inflación arriba del 3%, más los factores externos, como el incremento de 24% de la cotización del Brent (el valor internacional del barril de petróleo que se toma de referencia en el mercado doméstico), la cámara que agrupa a las 5006 estaciones de servicio del país, Cecha, advierte que los precios en surtidor están atrasados 12%.

El litro de nafta súper cuesta alrededor de $ 100 (casi lo mismo que un sachet de leche). De manera que, según las estaciones de servicio, debería valer $ 112.

El precio actual equivale a un dólar al tipo de cambio mayorista oficial y menos de 50 centavos de dólar si se lo divide por los precios de los paralelos. Estos valores tan bajos están a contramano de lo que ocurre a nivel mundial. En el exterior, el precio de los combustibles está tan alto que generó que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, libere 50 millones de barriles de petróleo de las reservas estratégicas del país para controlar la inflación.

Sucede que, luego de la caída histórica de la demanda internacional de crudo en la etapa más dura de la pandemia, la recuperación de la economía avanzó más rápido que la producción de petróleo, lo que hizo que el precio del barril subiera de US$66 a US$82, desde mayo a la fecha. En la Argentina, mientras tanto, las refinadoras le siguen comprando a las productoras el barril a un promedio de US$60. Esta brecha de precios, coinciden en ambas partes de la industria, es insostenible.

El presidente del YPF, Pablo González, ratificó dos días antes de las elecciones que los combustibles no iban a subir de precio hasta fin de año. Sin embargo, el día previo, el CEO de la compañía, Sergio Affronti, dijo en una conferencia con inversores que, si el precio internacional del barril se estabiliza en torno a US$70, probablemente consideren “introducir más ajustes en el surtidor en los próximos meses para cerrar esa brecha y reducir las distorsiones de precios actualmente”. Roberto Feletti, el secretario de Comercio Interior, también había dicho que “el aumento de YPF forma parte del programa de pauta tarifaria que ya estaba previsto”, aunque después González minimizó estas declaraciones.

Hay una fecha que es significativa. El próximo miércoles 1° de diciembre debería haber un aumento del impuesto a los combustibles que, según Cecha, implicaría un incremento adicional de 8% en los precios de surtidor. El Gobierno todavía no definió si postergará esa actualización o, como ha hecho en el pasado, aplicará una suba menor y pospondrá el resto. Para esta altura del año, en la Secretaría de Energía confiaban que ya iba a estar aprobada la ley de Promoción de inversiones hidrocarburíferas, que modifica el cálculo del impuesto a los combustibles y, por lo tanto, hubiera eliminado la obligatoriedad del incremento de la semana próxima.

fuente: lanación

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