Los restos del cura serán inhumados en el cementerio de Cevil Pozo, adonde serán trasladados acompañados por un cortejo integrado por centenares de personas que desde anoche se acercaron al velatorio para despedirlo.
Una multitud de fieles, vecinos y amigos de Juan Viroche, el sacerdote hallado ayer ahorcado en la iglesia de la localidad tucumana de La Florida, se acercaron al velatorio para despedirlo, y muchos de ellos aseguraron a a prensa que no creen en la hipótesis del suicidio.
“El padre fue asesinado y están inventando que tenía mujeres para ensuciarlo”, manifestó apesadumbrada María Rosa, una de las fieles que se acercó a la capilla ardiente instalada en la iglesia Nuestra Señora del Carmen, en la localidad de Posse.
“Mienten porque a él lo mataron lo delincuentes que están en el negocio de la droga”, agregó la mujer, e coincidencia con otros fieles y vecinos que durante toda la mañana se acercaron a despedir al cura.
Otra vecina de la zona de La Florida, que se identificó como Soledad, sostuvo que “todo esto es una pesadilla”, ya que “el padre Juan no merecía morir de esta manera”.
“Él siempre nos ayudó en todo y sentía un cariño especial por nuestros chicos”, dijo la mujer a Télam, tras lo cual agregó: agregó la mujer en diálogo con Télam, tras lo cual agregó: “Queremos justicia y que se sepa la verdad porque lo están diciendo es todo mentira”.
El acceso a la iglesia fue complicado por momentos, debido a la gran cantidad de personas que se acercaron al lugar, donde el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, oficio una misa en memoria de Viroche.
Zecca llegó a esa iglesia acompañado por el obispo de Concepción, José María Rossi, y por el cardenal Luis Villalba para oficiar
la misa previa a la inhumación de los restos del sacerdote, que se realizará a las 15 en el cementerio de Cevil Pozo, del departamento de Cruz Alta.
Al hablar con la prensa, el obispo Rossi pidió “prudencia y respeto” por la familia de Viroche y por la comunidad de La Florida y llamó a “esperar que la Justicia logre esclarecer el hecho”.
Rossi reconoció que con el trabajo de algunos sacerdotes muchas veces “molestamos a ciertos sectores” porque está destinado a combatir el narcotráfico y luchar contra la pobreza que afecta a muchos argentinos.