Campeones de la vida: un vendedor de churros ayudó a un niño deportista

La desidia del Gobierno de Roberto Sánchez, generó un insólito hecho solidario de un humilde vendedor de churros que permitió a Valentín Cardozo, de 9 años, coronarse campeón mundial en artes marciales abiertas por cuarta vez consecutiva.

Uno se llama Valentín Cardozo, tiene 9 años y se dedica a las artes marciales. El otro tiene por nombre Alejandro Arévalo, es un adulto y se dedica a vender churros. Ambos son de la ciudad de Concepción. Quizás algunas vez coincidieron por casualidad, Valentín circulando por “La Perla del Sur”, y Alejandro vendiendo su rica producción; pero el destino quiso que los dos demostraran que son verdaderos campeones de la vida. Valentín es conocido en su ámbito deportivo como el “Pitbull tucumano”.

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Ya se había coronado tres veces consecutivas campeón mundial en los Campeonatos Abiertos de Artes Marciales. Como había ocurrido en otras ocasiones, esperaba el apoyo de la Dirección de Deportes de Concepción. El trámite se había iniciado, pero dos días antes del viaje, se le informó a los padres del chico que otras prioridades impedirían que se concretara la ayuda. Al trascender la situación en el programa “Vos al Aire”, en Antena Dos (100.3), este humilde vendedor de churros, quien debió trabajar desde muy chico para sobrevivir, le entregó la recaudación de todo un día de labor. El gesto también se reflejó en la emisión radial, de muy buena audiencia, y allí se desató la solidaridad, que permitió a Valentín viajar a tan importante evento en Esteban Echeverría, provincia de Buenos Aires. Y como buen campeón, el “Pitbull tucumano” no sólo se coronó por cuarta vez como monarca mundial de su categoría, sino que además fue el autor del KO más rápido, apenas 9 segundos.

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El caso despertó la conciencia de muchos concepcionenses y uno de ellos, Fabián Álvarez escribíó un conmovedor mensaje, que en uno de sus pasajes dice: “Amigo churrero, eres un héroe. Ojalá que tu ejemplo le haga sentir un poco de calor a quienes les correspondería haber estado presente”. Menos mal que el final fue feliz y, seguramente, Valentín y Alejandro, se abrazarán como verdaderos campeones cuando el niño regrese con su cinturón de campeón del mundo.

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