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Sandra Elizabeth Barraza completó el último trámite que le pondría fin al suplicio que le tocó vivir a lo largo de sus 46 años. Silvana Sierra Morales, empleada del Registro Civil, le tomó las huellas dactilares, la retrató y registró su firma, para luego extenderle la constancia de DNI en trámite.

Así, emocionada hasta las lágrimas, la mujer comenzó a ver la luz al final del túnel para volver “de entre los muertos”, donde estuvo toda su vida por un simple error burocrático.

Lo hizo acompañada por su abogada María de los Angeles Gutierrez y rodeada por la secretaria de Gobierno Carolina Vargas Aignasse y la titular del organismo, Carolina Bidegorry.

Décadas de obstáculos

Esa simple acción que todos solemos ejecutar como algo rutinario, significó para ella el final de décadas de obstáculos montados sobre un inconcebible absurdo jurídico.

Luego de superar los primeros años teniendo que acudir a soluciones improvisadas para algo tan simple y elemental como estudiar, la mujer comenzó a luchar por su identidad.

El mismo estado que la había “matado” de un plumazo por error, le pedía un cúmulo de pruebas para demostrar que ella, efectivamente, era ella.

Desidia de los jueces

Así transcurrieron los años, entre archivos, muestras de ADN y la desidia de jueces que se pasaban la responsabilidad de entender en el tema.

Hasta que, a fines del año pasado, un fallo comenzó a allanar el camino para que por fin, a los 46 años, pudiera tener su primer DNI.

Ahora por fin, podrá reconocer a sus hijos, a quienes crió sin haber podido anotarlos como propios, y también podrá por primera vez ejercer el derecho al voto.

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