Este lunes comenzará a tratarse la negociación con el Fondo en la Cámara alta y el jueves podría debatirse en el recinto. Igual aguarda por los movimientos políticos de Cristina Kirchner. Máxima tensión en el oficialismo e incertidumbre sobre cómo sigue la gestión con la coalición dinamitada.
El Gobierno está fracturado. La votación del acuerdo con el FMI en la Cámara de Diputados dejó heridas profundas en la Casa Rosada, y en los vínculos entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, entre el albertismo y el kirchnerismo, entre la mayor parte del peronismo y La Cámpora. No hay demasiados esfuerzos por disimularlas.
Los mensajes de Cristina
La semana que comienza será importante para saber cómo continuará la vida interna del Frente de Todos, luego de los mensajes de la Vicepresidenta a Fernández, el rechazo camporista en el Congreso, y el pase de factura de Andrés “Cuervo” Larroque por el “silencio” del Gobierno frente a la agresión al despacho de Cristina Kirchner, que fue contestado en tándem por Aníbal Fernández y Gabriela Cerruti.
¿Qué hará Cristina Kirchner esta semana? ¿Estará en el Senado siguiendo de cerca las explicaciones de Martín Guzmán frente a los legisladores? ¿Presidirá la sesión en el recinto sabiendo que lo que se aproxima es un triunfo albertista? ¿Estará solo una parte del debate? ¿Delegará la jornada en la presidenta provisional, Claudia Ledesma Abdala? ¿Publicará una carta? ¿Otro video? ¿Un hilo de Twitter?
En el oficialismo hay dudas sobre cómo se comportará Cristina Kirchner en una semana determinante para que el acuerdo con el FMI atraviese la última barrera parlamentaria y deje de ser un problema para la Casa Rosada. Una vez aprobado, pasará al Board del organismo internacional, será aprobado y la Argentina recibirá el primer desembolso de dinero.
Martín Guzmán asistirá este lunes a la Cámara de Senador a explicar el acuerdo con el FMI
Martín Guzmán asistirá este lunes a la Cámara de Senador a explicar el acuerdo con el FMI
Nadie sabe con claridad cómo jugará la Vicepresidenta. Si cumplirá su rol institucional de acompañar la iniciativa del gobierno que integra o si, al igual que su hijo, dará señales consistentes hacia sus íntimos para que voten en contra del acuerdo.
Así como la semana pasada el foco estaba puesto sobre Máximo Kirchner y La Cámpora, esta semana que comienza los movimientos de la Vicepresidenta marcarán la temperatura de la batalla interna del Gobierno. Hay máxima tensión en las arterias del oficialismo, donde, salvo el camporismo, todos asumen que la alianza política se quebró.
Alberto Fernández y Cristina Kirchner no se hablan. La relación está cortada. No hay intermediarios activos y el fastidio de ambos vuelve espeso el clima interno. En ese escenario tóxico y de desconfianza el Gobierno afronta el tramo final de una proyecto de ley clave para la política económica de los próximos dos años.
La Casa Rosada cree contar con los votos suficientes para poder aprobar el acuerdo con el Fondo en el Senado. La proyección positiva está íntimamente relacionada al acuerdo que el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, hizo con Juntos por el Cambio el miércoles pasado y que culminó en la eliminación del plan económico del proyecto que debía ser votado. Gracias a esa negociación el acuerdo recibió un apoyo mayoritario en la Cámara baja.
Fernández contaría con cerca de 55 votos positivos en el Senado, lo que le permitiría, en primera instancia, tratar el proyecto sobre tablas para que pueda ser discutido esta semana y que el acuerdo salga del Congreso antes del 22 de marzo, día en que se vence un pago al FMI por 2.800 millones de dólares.
Luego, le servirá para lograr su aprobación con un amplio margen. De 35 senadores del Frente de Todos, 20 están asegurados. A ese total se le suman 27 de Juntos por el Cambio y un puñado aliados de fuerzas provinciales. En ese escenario, el cristinismo y La Cámpora solo alcanzarían a tener cerca de 10 votos en contra. Una minoría.
Pulseada entre CFK y Alberto
Si la votación se da dentro de esos parámetros, Cristina Kirchner volverá a perder la pulseada con Alberto Fernández, luego de sufrir una dura derrota interna el jueves pasado, cuando la iniciativa presidencial obtuvo en Diputados 202 votos afirmativos, 37 negativos y 13 abstenciones. El kirchnerismo duro no pudo imponer su rechazo.
La aprobación parece estar garantizada. El problema reside en que la Casa Rosada pueda esquivar los imprevisibles dardos del mundo K. A diferencia de otras oportunidades, Alberto Fernández parece estar dispuesto a ponerse duro en la discusión interna con sus socios camporistas y cristinistas, a los que en el albertismo empezaron a llamar “opositores”.
fuente: infobae