La Carta de Intención del FMI contiene la misma limitación que impuso a Mauricio Macri y que fue uno de los padecimientos más grandes de su Gobierno. Luis Caputo, en ese momento presidente del Banco Central, le pidió a Macri que no tomara el crédito del FMI si no le permitían intervenir en el mercado de cambios.
Era un momento distinto de la economía: el mercado de cambios no tenía cepo y la intervención era un arma fundamental después del enorme traspié que significara que Macri accediera a una exigencia de Sergio Massa para aprobar la ley de impuesto a la renta financiera. Massa pidió que el impuesto alcance a los tenedores extranjeros de Lebac del que estaban exceptuados todos por ser un bono del Banco Central.
Vender dólares
El impuesto regía a partir del 26 de abril de 2018. El 25 de abril el Central tuvo que vender casi USD 1.500 millones de dólares porque los tenedores extranjeros vendieron las LEBAC y se pasaron directamente a dólares. A partir de allí hubo un drenaje que se prolongó hasta mayo lo que obligó al Central a subir abruptamente la tasa de interés a 40% anual, pero la huida de los LEBAC continuó; fue como sacar una lata de abajo de una exhibición piramidal de conservas en un supermercado.
Federico Sturzzenegger renunció al Banco Central y lo sucedió Caputo que estaba al frente del Ministerio de finanzas. Asumió el 14 de junio cuando se estaba negociando con el FMI. El 25 de setiembre, tres meses después, se fue en desacuerdo con lo que Macri -que desoyó su consejo- había acordado con el FMI.
Si bien los escenarios son distintos porque ahora hay cepo, los límites para usar los dólares del FMI son los mismos. Es un acuerdo que limita la actuación en la plaza cambiaria y el poder del Banco Central.
El Gobierno tendrá que mantener la confianza inicial del mercado, algo que siempre se da en los primeros momentos, pero no dura demasiado si no hay coherencia en las medidas, porque va a enfrentar a las apuestas a la devaluación y a la inflación. Por eso, deberá aplicar medidas tarifarias y recortes del gasto para poder sostener el acuerdo, aunque no estén en la Carta de Intención. Y en este territorio, además de la economía, juega el poder político el factor que preocupa tanto al FMI como a los inversores.
La primera reacción al acuerdo fue positiva. El riesgo país bajó 34 unidades por debajo de los 1.800 puntos básicos a 1.798. Los dólares cedieron levemente. El contado con liquidación y el MEP valen exactamente lo mismo: poco más de $ 200. Solo unos centavos separan a ambos dólares financieros. El “blue” subió $ 1 a $ 201, pero con operaciones intrascendentes.
fuente: infobae