No son pocas las coincidencias que tienen Joaquín y Lionel, que se encuentra en uno de los momentos más importantes de su carrera y va camino a su sexto Balón de Oro. Nacieron en Rosario y mientras uno de ellos pasó hace rato por las infantiles de Newell’s, el otro lucha por hacerse un lugar en el club y también en el mundo del fútbol. Pero el punto que más los asemeja, al margen de su amor por la pelota, es su apellido: Messi.

Con 14 años, Joaquín es una de las grandes promesas de la Novena División de la Lepra. Se muestra con una personalidad similar a la de la Pulga, un tanto tímido e introvertido. Pero con el balón en los pies, la historia cambia.

Combina estudios y entrenamientos todos los días y cuando no tiene la suerte de ser acompañado por su mamá (Silvia), se toma el colectivo para llegar a la concurrida Rosario, ya que vive a 40 kilómetros, en un pueblo de unos mil habitantes llamado Coronel Arnold.

“Mi ídolo desde chiquito siempre fue Messi y obviamente me gustaría seguir sus pasos. Cuando antes jugaba a la Play Station siempre elegía al Barcelona por él”, confesó Joaco, casi pasando por alto que comparte su apellido con el astro del fútbol mundial. No existe parentesco alguno con Leo -según su familia-, aunque por cuestiones territoriales es posible que generaciones pasadas hayan tenido algún lazo sanguíneo.

Joaquín empezó a tomarle el gusto a la pelota a los 4 años, justo cuando Lionel dio sus primeros pasos en el Club Grandoli. A los 7, lo llevaron a una prueba en el predio Malvinas Argentinas de Newell’s, sitio en el que la estrella del Barcelona empezó a hacer gambetas. Su papá (Roberto), que se dedica al campo, nunca fue fanático del fútbol, pero grita los goles de su hijo desde que lucía la camiseta de Efica en Arnold.

Como en su pequeño pueblo no hay mucho entretenimiento, el fútbol es fundamental para matar el tiempo. “Tengo pocos ratos libres por la escuela y las prácticas, pero si no, estoy con la pelota”, comentó el volante creativo que se está formando en la cantera de una institución que aportó figuras como Gabriel Batistuta, Jorge Valdano, Américo Gallego, Walter Samuel, Gabriel Heinze y Maximiliano Rodríguez, entre otros.

Los Messi van a verlo a sus partidos en el predio de Bella Vista y bancan el sueño del pequeño Joaquín (tiene dos hermanos mayores llamados Lucio y Facundo), que quiere llegar a la Primera de Newell’s y luego ver qué le deparará el destino. Y cuando su mamá quiere darle un gusto, le cocina milanesas, su plato preferido -y casualmente también el de Lionel-.

Él mira mucho fútbol. En Argentina no tiene modelos a seguir, pero afuera trata de copiar a Andrés Iniesta. Se describe como un jugador inteligente, con panorama y buena orientación en sus pases. Joaquín se muere por conocer a su homónimo y lo espera: “Ojalá vuelva a Newell’s”. Y hasta criticó a Cristiano Ronaldo: “No me gusta mucho por su personalidad”.

Antes de que su categoría visitara a Vélez en la Villa Olímpica, su hasta ahí entrenador, Jorge López, destacó sus características: “Posee una lectura rápida del juego, pase fácil y final. Va de menor a mayor y puede jugar como interno porque maneja bien los dos perfiles”. Ya hizo 5 goles en el certamen y pisa el área a menudo, aunque también colabora en la recuperación: “Tiene despliegue y es solidario; reacciona si pierde la pelota”.

El DT prefirió no hablar de su techo porque debe atravesar más etapas formativas, pero afirmó que “si sigue con esta proyección, tendrá su oportunidad, va por muy buen camino”. Mientras tanto, Joaquín se enfoca en el presente y ni piensa en el peso de su apellido: está lanzado a escribir su propia historia.

Fuente: Infobae

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