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Por Marcelo Pérez -Diario Cuarto Poder / Los casos de violaciones y abusos sexuales no se callan más. Las mujeres, niños y niñas los denuncian; y por eso un número inusual de personas están siendo juzgado, como por ejemplo el ex Senador y ex gobernador José Alperovich, quien ya sin privilegios, debió someterse a la Justicia como cualquier hijo de vecino. Lo hizo en forma virtual y se negó a responder preguntas. Eso sí, culpó a su sobrina de “sacarlo de la política” .

El monstruo menos pensado

El 22 de noviembre de 2019 salía a la luz una noticia que conmovió el ambiente político tucumano y nacional: el ex gobernador y ex senador José Alperovich era denunciado por su propia sobrina y empleada suya, por violaciones reiteradas. A través de una carta, la joven que en aquel momento tenía 29 años lo trataba de “monstruo” y relataba diferentes hechos de abuso sexual y violencia de género que sufrió de parte de su tío (y jefe). “Durante un año y medio, mi tío José Alperovich violentó mi integridad física, psicológica y sexual”, señalaba en una carta  pública.

Y esta semana, en medio de numerosos casos de denuncias de violaciones que salieron a luz, como el del presidente de Canal 10 de Tucumán, Rodolfo Tercero Burgos, contra su hija de 3 años; el de Ricardito Bussi, contra una colaboradora suya, o el cado del dueño de una Consultora (A.C. Contenidos) quien está en pareja con una conocida periodista del otro Canal tucumano.

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El presidente de Canal 10 de Tucumán, Rodolfo Tercero Burgos, acusado de pedofilia.

Hace punta

Y es que el caso de Alperovich hizo punta: fue el primero de todos estos y el que posiblemente abrió las puertas para que otros/as se animen a denunciar. Es que al principio, nadie se animaba a enfrentar a estos poderosos, amigos o dueños del “poder”, quienes con chicanas y cajoneos, acostumbraban a tapar causas, callar voces y ocultar verdades. Si lo sabrá don Alberto Lebbos.

El pasado miércoles, Alperovich no tuvo más opción que enfrentar a los fiscales. Si bien declaró vía Zoom (en forma virtual) y dijo que no hizo nada de lo que lo acusa su sobrina, se negó a responder preguntas y eso tal vez complique su estrategia: el juez Osvaldo Rappa, quien entiende la causa, tiene ahora 10 días hábiles para resolver la situación procesal del ex gobernador y decidir si lo detiene o no.

Hubo tres pedidos de indagatoria

En diciembre de 2020, ya se habían formulado un pedido de indagatoria al ex funcionario y, en diciembre de 2021 reiteraron la solicitud en base a la ampliación de la acusación. Los fiscales habían destacado en el dictamen que ya se habían llevado adelante una serie de medidas y que, debido a la prueba incorporada hasta el momento, no había más cuestiones a resolver que impidieran el llamado a indagatoria.

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Tapa de la revista Noticias hablando de la caída de un poderoso político.

La denuncia contra Alperovich fue presentada en noviembre de 2019 por su sobrina segunda y ex colaboradora, quien lo acusó por hechos de abuso sexual que habrían ocurrido entre diciembre de 2017 y mayo de 2019. En ese momento, la causa se tramitó en dos jurisdicciones distintas: en el fuero criminal y correccional de la Ciudad de Buenos Aires y en la Justicia tucumana.

Tras una resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de mayo pasado, se resolvió que todos los hechos debían investigarse en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°35 de la Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo con lo planteado en su dictamen por el procurador General interino, Eduardo Casal.

En diciembre pasado, Santiago Vismara (titular de la fiscalía Criminal y Correccional 10 de la Capital Federal) y Mariela Labozzetta (a cargo de la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres) en base a los elementos y pruebas recolectadas, ampliaron la acusación contra el imputado y requirieron que se lo llame a indagatoria por otros 6 hechos que presuntamente tuvieron lugar durante 2018 en la provincia de Tucumán.

Qué dice el ex gobernador

Alperovich, quien supo ostentar el sumo poder en la provincia, hoy se ve en figurillas y busca de todas formas zafar, toda vez que se ve desprotegido de fueros.

Por eso, no extraña que quiera con sus abogados dilatar los tiempos de la causa, mientras reza para que los días, semanas y meses pasen volando, así poder postularse de nuevo a gobernador o legislador provincial, buscando impunidad.

Zorro viejo, tiene un as en la manga: Sabe que a río revuelto ganancia de pescadores; y con el Frente de Todos (cristinistas, massistas y albertistas) enfrentados, puede volver al ruedo en Tucumán y lograr una cantidad de votos suficientes como para hacerse de una banca o un Sillón.

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Captura de pantalla del tuit enviado por Alperovich tras declarar en la Justicia.

Por eso insiste en su inocencia para ralentizar todo: “Realicé un extenso descargo de mi defensa, analizando todas las pruebas presentadas en la causa y demostrando que se trata de una falsa denuncia con fines de excluirme de la escena política“, escribió Alperovich luego de la audiencia en la red social de Twitter.

¡O sea, que su sobrina inventó todo! Que se quemó públicamente y para toda la vida para perjudicar políticamente a su tío que le daba trabajo (!¡).

Medio rebuscada la defensa. Alperovich deberá esforzarse más si quiere que le crean. Porque nadie se animaría a enfrentar a un hombre súper poderoso como él, e inventar algo en su contra, sin pruebas mínimas. Sería, ni más ni menos, meterse sola en una hoguera.

Cuadro probatorio fáctico

Los hechos que le imputan a Alperovich se enmarcan en un contexto de violencia sexual, intrafamiliar y acoso laboral por razones de género.

Cuando en marzo pasado, los fiscales reiteraron el pedido de indagatoria consideraron que “se vislumbra un cuadro probatorio con la suficiente entidad que permite encuadrar la situación fáctica a la norma procesal delimitada en el artículo 294 del Código Procesal Penal de la Nación, dándose en la especie el estado de sospecha al que ésta alude”.

“En su gran mayoría, los casos de abuso sexual como el presente se cometen en un ámbito de intimidad en donde no siempre es posible contar con testigos presenciales de lo ocurrido. Por ello, las mujeres víctimas de esta clase de agresiones y abusos enfrentan grandes dificultades al momento de denunciarlos, todo lo cual ha llevado al trazado de políticas públicas que, desde el servicio de justicia, se vienen desarrollando hace algunos años, a fin de garantizarles una asistencia eficaz y oportuna”, habían explicado los representantes del Ministerio Público en el dictamen que presentaron en diciembre de 2021.

La carta completa de la sobrina

Estoy segura que ninguna persona que haya sufrido violencia sexual quisiera estar en este lugar, desnudando la intimidad más dolorosa de su vida. Pero nos obligan a encontrar en esta manera la posibilidad de ser escuchadas. Ya no nos callamos más, pero tampoco queremos hablar por lo bajo de lo que nos pasa, de lo que sentimos, de lo que nos hicieron y de cómo hacemos para volver a la vida después de que hechos tan traumáticos nos la cambiaron para siempre.

No escribo para convencer a nadie de nada. Estoy aquí contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe.

El mío se llama José Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quién fui violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019. Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él.

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Parte de la denuncia de la sobrina de Alperovich presentada ante la Justicia.

“No es no”

No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo termine, que el tiempo corra. Ya saldría de ahí y estaría en mi casa, ya habría más gente alrededor, ya el disimulo y el trabajo lo iban a alejar de mi. Ya se cansaría de mí, de que no quiera, de que sea “asexuada” como me llamaba. Pero su fijación no cesaba, durante mucho tiempo quiso más y más seguido, con más ganas, con más fuerza, con más violencia por mi resistencia.

La sensación de que nunca nadie iba a salvarme, de que no iba a haber una interrupción o algo que me sacara de esos lugares. Era expresamente su voluntad. Yo no podía salir sola del encierro porque sabía que tras la primera puerta había caseros, y policías y custodios armados. Todos sabiendo lo que estaba pasando adentro y cuidando las fronteras de él. Estaba completamente atrapada.

Acorralada por su tío

Yo nunca elegí estar ahí de esa manera. Se lo decía en cada no. Pero mis no para él nunca fueron suficientes. No se trataba del ímpetu ni de la cantidad de veces que se lo decía ni de como se lo explicaba ni de como mezquinaba mi cuerpo ni de como intentaba defenderme ni si lloraba o no. Nunca en mi vida lloré tanto.

Durante todo ese tiempo no tuve ni un respiro. Trabajé sin parar, sin vacaciones, sin feriados. Solo me liberaba cuando él viajaba. Pero cuando regresaba, volvía también la pesadilla. Hasta que se detuvo, hasta que las situaciones en las que el disponía quedarse solo conmigo para tocarme y penetrarme se volvieron situaciones ya de violencia y maltrato público, delante de personas. Pero ya no más por dentro, ya no más al hueso, ya no más solos.

Pensar en quién era yo antes, sin miedo, con deseo de desarrollarme, de aprender, de vivir. Si me conocías pensarías que era una mujer a la que jamás le podría pasar algo así. El peligro cayó sobre mí todo junto, encubierto en el afecto familiar y en la seriedad de lo laboral. Quedé atrapada y atravesada para siempre.

Sólo pide Justicia

A mí esto me cuesta desde el día que empezó a pasar y en todos los sentidos. Solo quiero justicia. Recuperar mi vida. Tengo 29 años, soy libre, soy joven. Quiero volver a empezar poniendo cada cosa en su lugar. Responsabilidad de acciones, consecuencias para quien corresponde. Hasta ahora, sólo las cargo yo. Sacarme esta mochila que ya no puedo sostener más y entregársela a su dueño. No miento, no busco fama. Nadie quiere hacerse famosa por contar el horror que vivió. No quiero dinero ni hay un trasfondo político detrás de mi denuncia. Soy mucho más que todo eso que se pueda especular. Esto es por mí. El motivo más importante de mi vida es mi renacimiento, mi sanación y la búsqueda de justicia. ¿Qué motivo más importante que el valor de mi propia vida puedo tener?

Estoy acá contando lo que viví por mi seguridad pero también para que otras mujeres se animen a hablar. Esto no me mato, me puedo proclamar y me puedo defender. Me puedo recuperar, me puedo cuidar, me puedo elegir. Hoy elijo no callarme nunca más. A pesar de que me decía, en pleno horror: ‘cállate, ¿no ves como estoy?’, para tapar todos mis no. No me callo nunca más. Este es mi nunca más. Ojalá también sea el nunca más de todas aquellas que queremos dejar de callar.

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Susana Trimarco, madre de Marita Verón, dijo que le cree a la denunciante.

Palabra autorizada

En febrero 2020, Susana Trimarco fue consulta sobre la denuncia contra Alperovich y fue contundente: “Le creo a la víctima”, dijo La madre de Marita Verón, quien en 2002 fue víctima de las redes de trata. La presidenta de la Fundación María de los Ángeles, sostuvo: “Una víctima no va a inventar, toda esa angustia, ese dolor y esa desesperación, que esta chica manifiesta que ha pasado. Ninguna mujer va a inventar eso, que se haga justicia, y si es culpable que se haga justicia. No puede ser que los hombres sigan acosando y tratando a las mujeres como a un trapo”.

En diez día se sabrá como sigue esta historia…

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