Con su inesperada crítica a la negativa de incluir en la coalición al referente libertario, Patricia Bullrich, jefa del PRO apuntó en forma simultánea al acuerdo que alcanzaron ayer Mauricio Macri y el bloque de las “palomas”.
En menos de 24 horas se rompió la paz alcanzada en Juntos por el Cambio y se borroneó su flamante “manual de buenas prácticas”, aprobado para evitar precisamente episodios como el que está haciendo tambalear en estas horas a la coalición opositora: Patricia Bullrich cuestionó a sus socios de la coalición por haber decidido sin su presencia el rechazo a un acuerdo electoral con Javier Milei y afirmó que “las decisiones tienen que ser más abiertas y más democráticas, no impulsivas”.
La jefa del PRO, que llegó tarde a la reunión de ayer de la Mesa Nacional de JxC, aseguró que quiso debatir el tema, pero le contestaron que la discusión ya estaba cerrada. Allí no dijo más nada y a la noche le envió a sus colegas un mensaje para expresar su malestar por haber resuelto algo que no estaba consensuado entre todos y que ni siquiera había sido debatido en su partido.
Los miembros de Juntos por el Cambio quedaron en estado de shock luego de que Bullrich ventilara su postura crítica esta mañana en declaraciones a Radio Continental. Por ahora, nadie quiso contestarle. “No vamos a decir nada. Se irá metabolizando”, dijo con resignación a Infobae un referente de la Mesa Nacional. Otro dirigente de peso contraatacó enviándole a este medio una foto en la que Bullrich está ante una notebook rodeada de Gerardo Morales, Maximiliano Ferraro, Mario Negri, Laura Rodríguez Machado y Maricel Etchecoin: están corrigiendo el comunicado en el que se afirma que “hay actores de la vida política que buscan el quiebre de Juntos por el Cambio, entre ellos Javier Milei, que no forma parte de JxC e intenta quebrar nuestra unidad siendo funcional al oficialismo”.
Bullrich, según uno de sus pares, leyó el texto y sólo dijo que no le gustaba incluir la palabra “anarquía” (el comunicado dice “somos el cambio sin anarquía”), algo incorporado por pedido de Macri. También expresó sus dudas en identificar con nombre y apellido a Milei, pero la declaración final fue el resultado de esos minutos en los que ella corrigió la redacción mientras los demás miraban.
Sea como fuere, todos saben que se trata de un hecho grave. La presidenta del PRO acusó a sus socios políticos de procedimientos poco democráticos para tomar decisiones. En sus palabras, para colmo, se trasluce la bronca contra Mauricio Macri, quien fue el que ayer propuso hablar sobre el tema Milei y la iniciativa de cerrarle las puertas a una alianza electoral. Cerca de Bullrich le apuntaron, sin nombrarlo, a “quien sacó el tema por parte del PRO y se adjudicó la posibilidad de decidir en nombre del partido cuando se trata de un tema que no había sido discutido internamente”.
La ex ministra de Seguridad está respondiendo, además, a un bloque que se consolidó dentro de la Mesa Nacional de JxC, compuesto por “palomas” de la coalición que buscan aislar a “los halcones”. Ya estaban unidos en sus posturas moderadas, pero en las últimas semanas pasaron a la ofensiva. Por algo se multiplicaron los llamados entre Gerardo Morales (UCR), Horacio Rodríguez Larreta (PRO) y Elisa Carrió (Coalición Cívica) para acordar una estrategia “anti-Milei”: plantear ante la Mesa Nacional que se deje de hablar públicamente sobre una alianza con el líder libertario hasta que la política de alianzas para los próximos comicios sea consensuada por los partidos de JxC.
Sin embargo, en la reunión de ayer se avanzó más aún en contra de un acuerdo con Milei y se difundió el “manual de buenas prácticas” que cristaliza el rechazo al libertario, ya que sostiene que “para la ampliación de JxC deberá haber unanimidad de los partidos que conforman la alianza”.
¿Y ahora? ¿Hacia dónde evolucionará este nuevo conflicto en Juntos por el Cambio? Parecía un signo de madurez que en la reunión de ayer se hubieran evitado las peleas para tomar decisiones conjuntas y fijar reglas de juego claras. Pero Bullrich pateó el tablero y ahora deberán volver a empezar, pero signados por el malestar y la desconfianza. Es curioso: la misma dirigencia opositora que se resiste a hablar de candidaturas porque la gente no quiere saber nada sobre los temas electorales acaba de registrar una escenificación de sus diferencias de manera impúdica. Ni el estratega más eficiente del Frente de Todos podría haber soñado con un regalo político semejante.