Por Ricardo Rivas* de la Redacción de Diario Cuarto Poder / Un círculo perfecto. La presentación de “Los guantes amarillos”, de Manuel Rivas, a cargo de la escritora tucumana María Belén Aguirre fue un doble impacto que no resistió ningún conteo.
Con la piel de la admiración
Me ha tocado en suerte escribir sobre la presentación del libro de cuentos de Manuel Rivas, escritor, director y dueño de Diario Cuarto Poder que, entre otras cosas, es mi hermano, lo que me impide despojarme de la piel de la admiración.
Puede que muchos consideren que este lazo que nos une puede ser una desventaja para el éxito de esta nota, pero yo lo veo como una gran ventaja, porque conozco al autor y a la génesis de este sueño que dice haber alcanzado con este libro.
Manuel Rivas nació desde la poética. Allí están sus raíces y la propia presentadora, María Belén Aguirre, lo afirmó en una parte de su alocución de anoche en el stand de Tucumán, en la Feria del Libro, con la presencia de Pablo Donzelli (Editorial La Papa).
Una performance sublime de apertura
El referente de Editorial La Papa, Pablo Donzelli, tomó el micrófono, hizo una brevísima presentación -los minutos contaban- y le pasó la posta a la presentadora y al autor del libro, pero no comenzó de manera tradicional, como muchos esperaban.
María Belén Aguirre dijo: “Ustedes imaginen que está por sonar una campanilla de boxeo en cualquier momento” y segundos después leyó “Instrucciones para vendar las manos”, mientras Manuel Rivas procedía a vendar las suyas con lentitud.
Luego pasó al “Decálogo del boxeador” y “El telegrama de la supervivencia” que alude a las vendas y comenzó con impactantes versos: “Tengo los puños ensangrentados, papá / la venda no contiene a mi mano que escribe…”
“Instrucciones para vendar las manos”
1- Amarre y asegure el pulgar y empiece a vendar por detrás de la mano.
2- Tres veces alrededor de la muñeca.
3- Tres veces alrededor de la mano.
4- Por los dedos.
5- Asegure el pulgar.
6- Tres veces alrededor de los nudillos.
7- Pasadas extras.
8- Finalizar en la muñeca.
“Decálogo del boxeador”
No olvidarás tus orígenes.
No golpearás a traición.
No te envanecerás en la gloria.
Amarás a tu contrincante como a ti mismo.
No matarás.
No llorarás en el ring.
Harás que valga la pena.
Protegerás a Dios de tu boca.
No perderás.
No ganarás.
Tengo los puños ensangrentados, papá
La venda no contiende a mi mano que escribe
el telegrama de la supervivencia.
He perdido / stop.
He tirado / stop
como una toalla./ stop
sobre la lona / stop
mi cuerpo / stop.
Pero sigo.
“La poética de la pobreza”
Mientras todo esto leía la presentadora, con su particular voz que atraviesa y conmueve todos los corazones que la escuchan, el autor culminaba con el vendaje y se colocaba los guantes amarillos, dando el oficial inicio al diálogo de presentación.
Aguirre contextualizó: “este libro es todos los libros”, “es difícil de prever”, “variadísimo”, “originalísimo”, “no hay lugares comunes ni caminos ciertos”. Con esas expresiones inició para luego hablar del cuento que da título al libro.
Del texto afirmó que le impactó porque descubrió que la hermanaba con Rivas el amor por lo popular, por el fútbol, el boxeo y por lo que ella llamó “la poética de la pobreza o de la mishiadura”.
¿Por qué guantes amarillos?
Y luego vino la pregunta que todos se hacen: ¿por qué guantes amarillos y no de otro color? A lo que Rivas respondió que el color amarillo, en el mundo del arte y la televisión suele ser tildado de mala suerte.
El protagonista del cuento es un boxeador que ha perdido sus guantes de la suerte, que eran blancos, y le ha tocado boxear con unos amarillos a los que él mismo afirma debe “exorcizar” con un triunfo.
Es por ello que está ante la última chance de triunfar y debe pelear, no solo con su oponente, sino también con la mala suerte y el origen pobre del que viene, como sucedió con muchos deportistas de nuestro país, en especial boxeadores.
De Unamuno, boxeadores y artistas
Escuchar a María Belén Aguirre es como observar aquel punto que concentraba todo el conocimiento de la humanidad, en el cuento “El Aleph”, de Jorge Luis Borges. Reveló en su charla el gusto de Miguel de Unamuno por el boxeo, lo que generó sorpresa.
Y fue más allá, porque dijo que él diferenciaba el boxeador profesional del que pelea sin saber, en el dominio de la técnica y ciertos códigos como “no matar”. “En los dos tipos de boxeadores el deporte se presenta como una utopía de salvación social”.
Y redobló la apuesta. Lo hizo a través de señalar que esa búsqueda de salvación social también existe entre los artistas. “La gloria viene después. Tanto los deportistas como los artistas van detrás de ese deseo de superación social”.
“La escuela del hambre”
Los caminos de la presentación se fueron encaminando luego hacia el resto de los cuentos. María Belén Aguirre recomendó la lectura del cuento “Los sueños”, en donde dos personajes muy pobres cifran su esperanza en un cartón de TeleKino.
Consideró que las características del relato se enmarca en lo que podría llamarse “la escuela del hambre”, luego de compartir un cuento de origen japonés sobre un personaje acuciado por la miseria.
“Cada cuento es un desafío. Cada cuento propone un juego, un pacto diferente con el lector. Cada cuento es un universo, me encantó el libro”, sostuvo la escritora ganadora del Premio del Fondo Nacional de las Artes 2020.
La reivindicación de la mujer
El análisis de Aguirre sobre la obra “Los guantes amarillos” llega a muchas conclusiones, pero una de las más fuertes es el tema de la mujer. La presencia de la mujer atraviesa todo el libro como una columna vertebral”.
Ejemplificó con el cuento “Los vientres”, destacando lo polisémico, polifónico y controvertido en una narración que toma el aborto desde distintas miradas. Luego también dialogaron sobre el cuento “La fundación de Uriya” y su particular origen.
El autor comentó que surgió como un desafío casual entre los fundadores de la Asociación Ilícita de los Poetas Muertos “Alejandra Pizarnik”, Gustavo Díaz Arias y Verónica González. “Es una reivindicación ancestral de la mujer, desde el presente”.
La emoción como protagonista
La emoción atravesó la noche y el tiempo corría insensato, sin percatarse de la magia que estaba sucediendo en el stand de Tucumán. El público presente sintió esa electricidad invisible que les llegaba desde la mesa en la que estaban Aguirre y Rivas.
Finalmente, el autor de “Los guantes amarillos” enfatizó en que el libro era uno de sus sueños más anhelados desde la propia infancia. Dijo que le puso todo el músculo y la fuerza para concretar ese sueño.
“Espero que el ser superior que me sueña, ponga el mismo énfasis en soñarme para que pueda cumplir otros sueños”. En ese punto, el nudo de la garganta le puso el punto final a una noche mágica y soñada. Después, solo los aplausos de los presentes.
*Periodista y columnista de Diario Cuarto Poder