Néstor Kirchner asumió como Presidente de la Nación hace cuatro mil novecientos ocho días. Equivalen a trece años, cinco meses y seis días empezando a contar desde el 25 de mayo de 2003. Cristina Fernández lo sucedió en el puesto el 10 de diciembre del 2007. Pasaron tres mil doscientos cuarenta y ocho días. Mañana, si nada cambia de improvisto el cronograma judicial, la ex Presidenta declarará por primera vez en calidad de imputada en una causa de corrupción en la que se la investiga como líder de una asociación ilícita que generó una “matriz” para ganar dinero de modo ilegal gracias a la obra pública otorgada a “empresarios amigos”, que luego beneficiaban a su familia con negocios privados. El principal empresario amigo investigado es Lázaro Báez. Fue su socio en los papeles durante los años de fulgor en el poder.
Además de ser acusada de liderar una asociación ilícita, la ex Presidenta será indagada, si es que acepta hacerlo, por el potencial delito de “administración infiel en perjuicio del Estado Nacional”.
Los fiscales Gerardo Pollicita y Juan Mahiques escribieron tres dictámenes con cientos de pruebas documentales que indican, según su versión, que Cristina usó al poder del Estado para enriquecer a Báez. ¿Se defenderá Cristina Fernández en la Justicia de esas acusaciones después intentar evitarlo durante años? Las fuentes del caso consultadas al respecto creen que no. Desde su entorno dejaron trascender que, a lo sumo, expondrá un monólogo a modo de defensa, no en el sentido técnico, pero sí en el político. Y que no respondería preguntas.
El juez federal que la citó a declarar tras las pruebas recolectadas por los fiscales es Julián Ercolini. Si Cristina elige defenderse de ese modo, lo más probable es que el magistrado, que no suele tomar decisiones sin fundamento ni a velocidades extrañas, termine por procesarla. Será dentro de un tiempo.
La causa “CFK” incluye un cronograma de indagatorias que termina el mes que viene. Pasado mañana, por ejemplo, declarará en el mismo expediente Báez.
¿Qué dirá el empresario si su socia no lo defiende ante un tribunal?
¿Ella tiene margen para defender su accionar?
La ex Presidenta llegará a Tribunales a las diez de la mañana, acompañada por su militancia. No va a ningún lugar público sin esas legiones que le cantan vítores cuando se muestra en lugares públicos. No habrá escenario montado en Comodoro Py 2002, sede de los tribunales federales (al menos no estaba pensado hasta ayer), para que ella de un discurso similar a los que solía pronunciar cuando estaba en el Gobierno.
Suena a contradicción, pero la ex Presidenta ya lo hizo hizo cuando declaró en la causa conocida como “dólar futuro”, instruida por Claudio Bonadio. Terminó procesada.
Cristina se sentará frente a Ercolini y los fiscales y le leerán los cargos y hechos por los que está imputada. Escuchará su segundo nombre, algo que no le gusta que le ocurra: Elisabet. Obligaciones jurídicas.
¿Cuáles son las preguntas más complicadas que debería responder la ex Presidenta? Los fiscales basaron su acusación contra ella en varios pilares centrales de la investigación.
Uno es el modo evidente con el que Néstor Kirchner y ella misma enriquecieron desde el Estado a quien fue su socio, Báez, hoy preso por lavado de dinero. Las matemáticas y la documentación recolectada por Pollitica y Mahiques asegura que en 2003 Báez era monotributista. El 8 de mayo de ese año fundó la constructora Austral.
Doce años después, por medidas, licitaciones y adjudicaciones aprobadas por el Poder Ejecutivo, Báez había hecho crecer su facturación de bienes en un 47.678 por ciento. Los últimos tres números coinciden con el nombre del principal programa de propaganda estatal de la era Kirchner difundido por el canal público. Desde esa tribuna de alabadores metódicos del “cristinismo” se elaboraban teorías positivas y elegías hacia el plan de infraestructura liderado por la socia de Báez. Casualidades financieras.
Pollicita y Mahiques basaron sus dictámenes y su ampliación probatoria en contra de la ex Presidenta en una denuncia sobre el tema que realizó la actual gestión de la Dirección de Vialidad Nacional.
Ese documento indica que los Kirchner licitaron y adjudicaron en Santa Cruz el presupuesto de obra pública equivalente con el que beneficiaron a ocho provincias: “La Pampa, Tierra del Fuego, Jujuy, San Luis, Catamarca, Tucumán, Neuquén y Misiones; e incluso un monto por encima del 11% ejecutado en la provincia de Buenos Aires, la más poblada y extensa de nuestro país con conocidas necesidades en la materia”.
En esas licitaciones santacruceñas de obra pública, determinaron los fiscales del caso “CFK”, las constructoras de Báez solían competir contra sí mismas.
¿Por qué?
¿Podrá explicarlo Cristina?
Los funcionarios que trabajaban en Vialidad Nacional, la Secretaría y la Subsecretaría de Obras Públicas, nunca controlaron como debían la infraestructura que supuestamente construía el socio de la Presidenta, Báez.
Pollicita y Mahiques determinaron que “menos de la mitad de las obras adjudicadas al Grupo Báez se encuentran finalizadas y registran un grado de avance del 100%, existiendo casos en los que por ejemplo, habiendo transcurrido el triple del plazo inicial y habiéndose pagado la totalidad del contrato originario, únicamente se realizó el 27% de la ruta original”.
Los fiscales le preguntarán. si es que la abogada Fernández deja que lo hagan, por qué pasó esto último: ¿Nadie controlaba al empresario kirchnerista si las rutas no terminadas en Santa Cruz estaban a la vista de todos en la provincia?
Para los fiscales del caso, “los ex presidentes de la nación (Néstor y Cristina Kirchner) fueron el eje central sobre el que se asentó la presente maniobra, desde la cúspide del Poder Ejecutivo Nacional, se ideó y dirigió el desarrollo del plan destinado a beneficiar con contratos multimillonarios a las empresas de su socio y amigo personal, Lázaro Báez”.
Es por eso que enumeran al menos trece operaciones financieras privadas con la que los Kirchner se beneficiaron gracias a lo que Báez les pagaba por inmuebles o alquileres de hoteles, mediante la construcción de parte de sus emprendimientos. Todos ganaban. Los Kirchner le vendían sus casas o e rentaban otras, o sus hoteles, a un hombre que ellos mismos hicieron multimillonario gracias al Estado. ¿Qué tiene para decir la ex presidenta sobre esto?
Antes, cuando ejercía el poder, Cristina defendió en algunas ocasiones a los Báez. Incluso encabezó actos en los que presentaba nuevos contratos que ellos ganaban para construir desde una ruta hasta una cancha de fútbol en Río Gallegos.
Preso Báez, Cristina Kirchner intentó despegarse de su principal socio en los papeles, y dijo en Twitter, por ejemplo, que su cuñada Alicia Kirchner, gobernadora de Santa Cruz, había sigo quien le cortó los contratos de obra pública en el sur austral.
La web cfkargentina.com.ar tenía varias noticias en sentido contrario, al menos hasta ayer, cuando se escribió esta nota. Son links en los que Cristina Fernández celebra infraestructura que construiría, o no, su amigo y socio Lázaro. Clarín guardó esa evidencia virtual que tal vez quienes le manejan el sitio virtual a la ex Presidenta intentan borrar. No son pruebas como las que hay en el expediente. Pero son indicios de lo inocultable. Los Kirchner hicieron rico a Báez. Y éste último a ellos, también. Con dinero público.
Si toda esta información está equivocada, si es mal interpretada o fue mal investigada por la Justicia, Cristina Fernández tendrá la oportunidad única de defenderse mañana sobre estos temas.
En la Justicia.
Fuente: Clarín