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Empujado por el mexicano López Obrador y el venezolano Maduro, el presidente argentino decidió finalmente ir al foro regional, tras evaluar los costos políticos que podía causar su ausencia en la relación bilateral con los Estados Unidos.

Con la invitación oficial de Joseph Biden en su computadora personal, y la decisión irrevocable de la Casa Blanca de excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela de la Cumbre de las Americas, Alberto Fernández apeló a la diplomacia secreta para definir una posición geopolítica que le permitiera mantener intacta la relación bilateral con Estados Unidos y preservar su liderazgo en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

El Presidente está desilusionado con la agenda de Biden para América Latina y esa decepción se agravó cuando Washington anunció que los regímenes totalitarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela estaban excluidos de la cumbre regional que se hará en Los Ángeles a principios de junio.

“Si Biden no invita a Cuba, Nicaragua y Venezuela, yo no voy”, dijo Alberto Fernández en Olivos.

Y el mensaje llegó sin escalas a Jake Sullivan -consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos- y a Antony Blinken, secretario del Departamento de Estado. Washington ya sabía que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no concurriría a la cita diplomática en Los Ángeles, y la ausencia de Argentina ponía en una situación de debilidad manifiesta a la Cumbre de las Americas.

Biden decidió utilizar la experiencia política de Christopher Dodd, un ex senador demócrata, para recorrer la región y convencer a los remisos. Dodd fracasó con AMLO, sedujo a Jair Bolsonaro (Brasil) y protagonizó un cónclave con Alberto Fernández que fue largo, ácido e inolvidable.

“Aún no decidí. Gracias por reiterar la invitación”, le dijo el Presidente al enviado de Biden cuando habían pasado dos horas de reunión en Balcarce 50.

Alberto Fernández y Andres Manuel Lopez Obrador durante un acto oficial en las afueras de la Ciudad de MéxicoAlberto Fernández y Andres Manuel Lopez Obrador durante un acto oficial en las afueras de la Ciudad de México.

El jueves pasado, tras la cita con Dodd, Alberto Fernández llegó a Olivos y llamó por celular a Andrés Manuel López Obrador. El presidente le contó a AMLO su conversación con el enviado especial de Biden y le preguntó si ya había definido su posición sobre la Cumbre de las Américas.

—“No voy. No puedo. Me lo prohibe la Constitución. Sería una injerencia en los asuntos internos de los Estados Unidos, contestó López Obrador.

—Si vos no vas, y yo tampoco, la Cumbre no tiene valor para Biden. Es un costo político para él, que es lo que quiero evitar, opinó Alberto Fernández.

—Andá vos. Vos no tenés una limitación constitucional. Vas en representación de la CELAC. Y nos representas a todos; no seas tonto, sugirió López Obrador.

Cuando terminó la conversación con López Obrador, el jefe de Estado caviló sobre sus próximos pasos.

El aval del presidente de México era importante, pero necesitaba un respaldo público entre los mandatarios que habían sido excluidos por la Casa Blanca.

Alberto Fernández considera un error histórico a Daniel Ortega, tiene cierta cercanía con Miguel Díaz Canel y trata de mantener un distancia cuasi infinita con Nicolás Maduro.

El mexicano conoce la mirada que tiene el Presidente sobre los tres líderes autoritarios. Y habló con Maduro para acelerar los tiempos diplomáticos. Alberto Fernández necesitaba un gestó público, y el sucesor de Hugo Chávez se lo concedió.

“Quiero agradecer las declaraciones valientes del Presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el presidente argentino Alberto Fernández. (…) Sabemos que su voz, firme, clara y valiente, va a ser una de las voces más poderosas para cuestionar la exclusión y el intento de división de América Latina y el Caribe, con esta política errática del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica”, señaló Maduro desde La Habana, adonde participaba de la Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Los elogios de Maduro a Alberto Fernández fueron posteados en la cuenta oficial del presidente de Venezuela. Y el jefe de Estado argentino lo llamó por teléfono para agradecer el gesto público desde Cuba. Fue una charla de cortesía, entre dos dirigentes que se desconfían mutuamente.

 

 

fuente: infobe

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