“Los guantes amarillos” se subieron a un ring radial / En el programa Letras al aire. La emisión de la SADE Tucumán, que conduce Alejandra Burzac Sáenz y Amalia del Carmen Ibarra, contó con una entrevista al autor de ese libro, Manuel Rivas.
A continuación, transcribimos la entrevista realizada el lunes pasado en el programa radial “Letras al aire”, de la Sociedad Argentina de Escritores Filial Tucumán, que se emite todos los lunes, de 18 a 19, por Radio Universidad:
Alejandra Burzac Sáenz (ABZ): —Bienvenido Manuel Ernesto Rivas a “Letras al aire”.
Manuel Rivas (MR): —Muchas gracias, buenas tardes para ustedes y para toda su audiencia.
ABZ: —Todos los que vienen a este programa no se pueden ir sin esta pregunta. Se realiza siempre y requiere una respuesta libre y honesta: ¿Quién es Manuel Ernesto Rivas?
MR: —Manuel Ernesto Rivas es un niño que soñó con ser escritor y que quizás lo haya sido en la adolescencia, pero que en ese momento no se dio cuenta de que a esa labor había que hacerla metódicamente. Entonces ese niño fue creciendo y se dedicó más a la docencia y al periodismo. Recientemente retomó con mucha fuerza esa vocación literaria, de la cual es producto este libro, “Los guantes amarillos”, que es un libro de cuentos.
ABZ: —¿Desde cuándo escribes literatura?
MR: —Escribo desde niño. Cuando era chico ya escribía algunos cuentos, por supuesto que, a nivel de la escuela, con señoritas maestras que me motivaban. En la adolescencia, incursioné mucho en la poesía, en especial la de amor, que escriben muchos jóvenes. Luego, estudiando el profesorado, participé en concursos de narrativa con cuentos y en poesía. Tuve mucha participación y gané algunos premios. Posteriormente, me dediqué de lleno a la carrera periodística.
ABZ: —Tenés publicada como obra, “Los guantes amarillos”, ¿Tenés libros inéditos?
MR: —Tengo terminado y listo para publicar para cuando alguna editorial me haga el guiño de ojo, “La fuente de Medusa”, que es un libro de cuentos; y la novela “Cenizas del Uritorco”, que tiene 81 capítulos y está lista.
ABZ: —¿Cuántas páginas tiene con 81 capítulos?
MR: —Debe tener como 500 páginas, en formato libro. Es una novela que me llega mucho al corazón porque es un libro que se lo prometí a mi madre, que falleció en 2015. Después de que ella murió me puse a trabajar lentamente y en la pandemia pisé el acelerador a fondo y la terminé.
ABZ: —Y bien a fondo, porque hay que llegar a 500 páginas.
MR: —Los capítulos no son muy extensos. He tratado de incursionar en textos que no cansen al lector, pero sí tienen que estar atentos porque son tres líneas de tiempo las que van transcurriendo.
ABZ: —¿Tiene que ver con la vida de tu mamá?
MR: —Tiene que ver con la vida de ella, que vendría a ser, siempre que uno lleva a la literatura lo que consideramos realidad, ya es ficción. Y después, casi la mayoría de lo que rodea al personaje principal que es ella, tiene alguna relación con la realidad. Pero el resto es invención.
ABZ: —¿Y de poesía?
MR: —De poesía tengo un libro que se llama “Mujer Universo”, que es justamente un homenaje a la mujer.
ABZ: —Estuviste en los mismos encuentros en que estuvimos con la SADE Tucumán, en donde presentabas Los guantes amarillos y decías que era un homenaje a la mujer.
MR: —Sí. Hay muchos cuentos que son homenaje a la mujer.
ABZ: —Desde la literatura llevas a la reflexión de los roles femeninos y de las dificultades de las mujeres en este mundo de hombres a lo largo de la historia.
MR: —Sí, a lo largo de la historia, la mujer ha sido relegada porque la historia la escribían los hombres. Como profesor de Historia soy muy consciente de eso. Y estoy tratando de hacer una especie de justicia literaria con respecto a la mujer.
ABZ: —Nosotras, como mujeres, estamos agradecidas. A ver Amalia, hemos estado recorriendo con este libro “Los guantes amarillos” distintos escenarios…
Amalia del Carmen Ibarra (AI): —¿Cómo fueron esas experiencias en la recepción de esos temas?
MR: —Han sido experiencias muy lindas. He visto que el público ha recibido bien esos temas. Por ejemplo, en el II Encuentro Internacional de Escritores de Santiago del Estero, leí un cuento que se llama “Los vientres”, que habla sobre el aborto. Y a pesar de que es un tema fuerte y que trataba de plasmar una polifonía de voces, le gustó a los escritores, quienes me felicitaban y me decían que había tenido la valentía de tocar un tema fuerte. En el mismo libro, hay cuentos reivindicativos de la mujer, como por ejemplo, “La fundación de Uriya”, en donde habla de la labor de una arqueóloga y su lucha con el academicismo, en el que los hombres son los que dominan, pero con una luz de apertura en ese cuento que está muy interesante y que es reivindicativo no solo del presente sino del pasado, porque con su equipo de arqueólogos trabaja en una ciudad que han descubierto y que tiene que ver mucho con la mujer. Después, está el tema del abuso infantil, en “El dedo acusador”, que es un cuento también muy fuerte, en donde hay un pariente que abusa de una niña.
ABZ: —Te confieso que ya me he leído el libro.
MR: —¿Te gustó?
ABZ: —Sí, me gustó y también tuve la oportunidad de estar con vos cuando estuvimos en la Feria del Libro de Buenos Aires, que coincidimos los mismos días. Y también en el Mayo de las Letras, en el que también has presentado tu libro. En Santiago del Estero, en Famaillá no, porque vos sos así, omnipotente, porque pudiste estar en los dos lugares. Nosotras nos tuvimos que quedar en Santiago.
“Los vientres” es un cuento que da muchos golpes bajos. Está escrito desde la emoción indudablemente y la transmite al oyente en el caso de los que estábamos presenciando tu presentación, porque vos lo has leído. Y también el el caso de “El dedo acusador”, que lo leí ayer, también para el lector. Ahí es donde está el arte del escritor, cuando un oyente o un participante de una actividad se puede encontrar con esas sensaciones que son las que te motivaron a escribir, porque indudablemente uno cuando escribe transfiere eso que a uno lo atraviesa. Eso se plasmó en los textos, entonces se puede recuperar y ahí está el arte, lo maravilloso que tiene la literatura de poder, no solo la función de leer sino de poder recrear esas historia que nos lleven a sentir el dolor, la frustración, la alegría. Y todo lo que el autor nos va proponiendo con sus textos. Fue muy emotivo. Muchísima gente lloró en la sala con ese cuento.
MR: —Es difícil trabajar la emoción, me ha llevado un tiempito trabajarlos a cada uno de esos cuentos. García Márquez decía que más que saber escribir hay que saber descartar, y he descartado cinco cuentos de ese libro. Lo he podido hacer, además de incluir otros más, porque he trabajado disciplinadamente como lo hacen muchos de los escritores, todos los días unas horas, como si fuese un trabajo de oficina. Trabajar y trabajar, y generar cuentos que después me permito decidir si van o no en el libro.
ABZ: —Así es, el gran Gabriel Gatica que es uno de los grandes escritores de la región, él es Riojano, dice que la escritura es un 5% de inspiración y un 95% de trabajo, porque para ofrecer un buen producto no es que nos sale entero, como por ahí decía Alejandro Vaccaro en esa conferencia en que Borges los dictaba de memoria y casi no corregía, pero vaya a saber cuánto tenía trabajando en su mente un texto. Reteniendo palabra por palabra, ese es un trabajo.
MR: —Hasta las comas Borges sabía donde estaban. Un día Roberto Alifano me contó que Borges le dijo: “Reléamelo por favor, Alifano” y luego le preguntó: “¿no iba ahí una coma?”
ABZ: —Cuando uno es el dueño de la obra sabe en dónde van las comas.
AI: —Yo voy a hacer una pequeña crítica constructiva y amable. Desde mi lugar de mujer me has hecho sentir orgullosa de que un hombre se ponga en el rol, por momentos sentí que te ponías en el cuerpo de la mujer y quizás en su pensamiento, respecto a la cuestión esta sobre “Los vientres”. También lo de “El dedo acusador”. La parte constructiva de todo esto es que siempre estás dejando la expectativa de ver esa luz al final del túnel, que es lo que uno espera, porque hay algunas cosas que leemos que parecen una exposiciones o una demanda y no damos esperanza. Tus textos son bastante esperanzadores, por lo menos para mí, te felicito.
MR: —No le contamos a los oyentes que hicimos una performance con unos guantes amarillos y unas vendas en Buenos Aires y en Tucumán directamente entramos disfrazados de boxeador. Eso forma parte de estrategias de difusión que utilizan algunos escritores, pero en los encuentros de Santiago del Estero y de Famaillá, decidí trabajar desde el libro, por eso hemos leído un cuento en cada uno de los lugares.
ABZ: —Muchísimas gracias por la entrevista y ya sabes que este programa, de la Sociedad Argentina de Escritores, siempre está a disposición tuya para cualquier cosa que quieras difundir.
MR: —Gracias por todo lo que hacen para difundir las letras. Es una tarea titánica y solitaria pero no tiren la toalla. Se los agradezco, no solo por mí sino por cada uno de los escritores de Tucumán y el NOA, a quienes apoyan.