El programa Fútbol para Todos (FPT) tiene fecha de defunción. Pese a la promesa de campaña, el presidente Mauricio Macri, al igual que sus principales colaboradores, anunció que la televisación de los torneos de fútbol estarán cargo de una empresa privada desde enero de 2017. La firma multinacional Turner ya presentó una oferta formal, según informó la semana pasada el titular de FPT, Fernando Marín.
Desde su creación, FPT generó adeptos y rechazos: a favor, la posibilidad de alcanzar de manera gratuita (es verdad, según la zona del país) a contenidos por los cuales antes había que pagar; en contra, por el desembolso de millones de pesos que representó –y todavía representa- su financiación.
En total, y hasta noviembre de este año, el Estado pagó 9.739.525.238 de pesos desde el 2009, cuando se creó el FPT durante la primera administración de Cristina Kirchner, de acuerdo a un balance que realizó la Secretaría General de la Presidencia.
De ese total, solamente 1.764.380.807 de pesos corresponde al actual gobierno de Mauricio Macri, que se comprometió a cumplir con el contrato estipulado para el 2016, mientras que 7.975.144.431 de pesos fueron otorgados por el kirchnerismo, a través de sucesivos convenios que investiga la justicia: en junio de este año la jueza María Servini de Cubría procesó a los ex jefes de Gabinete Aníbal Fernández, Jorge Capitanich y Juan Manuel Abal Medina, y también a los dirigentes Luis Segura, Rafael Savino, Carlos Portell, José Lemme, Miguel Silva, Eduardo Spinosa y Rubén Raposo.
La millonaria inversión del Estado para financiar al fútbol se contrapone con el estado económico de los clubes: a finales de octubre, el titular de la AFIP, Alberto Abad, junto al responsable político del Fútbol para Todos, el secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, informaron en una conferencia de prensa las deudas que mantienen las instituciones y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) con el fisco.
“Pretendemos tener un sistema más justo para el fútbol argentino y para todos, no corresponde que aparte del subsidio que se vino dando desde FPT se genere una situación injusta para el resto de la sociedad argentina que contribuyó al desastre financiero cuando el fútbol argentino es un negocio millonario que tiene un enorme potencial si es bien aprovechado”, señaló De Andreis en aquella oportunidad.
Para el año que viene, el Gobierno aspira a conseguir inversiones privadas que oscilen entre los 1800 y 3000 millones de pesos anuales hasta el 2019. Claro que este cambio de sistema implica una modificación en los hábitos de los argentinos: seguramente el fútbol volverá a tener un arancel extra para llegar a las televisiones, una tarifa que podría variar entre los 170 y 300 pesos.