Noelia Soledad Sosa y Sebastián Balegno, llevaban dos años en pareja, una relación que parecía bien encaminada, pero en el círculo más cercano de la joven estaban al tanto de las fuertes peleas que tenían. Y este no sería el único caso de violencia de género por el que fue acusado el productor agropecuario.
La amiga y la prima de la fallecida, con sus testimonoos, evocaron el caso de otra chica, quien tampoco pudo denunciarlo, porque en esa oportunidad, el hombre les habría entregado lechones a los policías para que no le tomaran la denuncia.
El domingo pasado la pareja protagonizó otra violenta pelea, porque Noelia había descubierto una infidelidad. Según le contó a su vecina, Balegno le dio una cachetada, la agarró de los pelos y le rompió el celular; ella a su vez comenzó a arañarlo en los brazos.
Esta vez se cruzó un límite. Decidieron denunciarse mutuamente pero cuando llegaron a la comisaría a las 14 los policías les dijeron que debían volver a las 17, cuando estuviera el oficial. La mujer a casa sin haber radicado la denuncia por violencia de género. Sin tener ninguna medida de protección, horas más tarde tomó la trágica decisión de quitarse la vida.
Sin conocer aún la terrible decisión de su pareja, Balegno sí volvió más tarde al destacamento y la acusó de hostigamiento.
La estación de servicios de la entrada de Trancas cumple un rol clave en la rutina de los habitantes de esa zona. Es uno de los centros de concurrencia más importantes de la ciudad, no sólo por el expendio de combustible sino también por su bar y por los pequeños emprendimientos hoteleros que se apostaron en la zona.
A diario muchos tranqueños eligen ese lugar para desayunar y para encargar su almuerzo antes de salir a trabajar. Ese era el caso de Balegno, quien tiene sus campos en esa zona. Allí conoció a Sosa, quien era playera de la estación.
Los compañeros de Noelia cuentan que la pareja no era demostrativa; había un respeto por el lugar de trabajo de la mujer. Él a veces la llevaba a la estación y casi siempre la pasaba a buscar a la salida en su camioneta. No convivían; Noelia vivía con sus dos hijos pequeños.
En Trancas recuerdan que Balegno siempre secundaba a su padre en el negocio agropecuario. Dicen que cuando el progenitor falleció fue Sebastián el hijo que pasó a encargarse de la producción en los campos. Sus hermanos apostaron por otras actividades.
Muchos ignoraban lo que ocurría dentro de la relación. Pablo Arrieta, por caso, contó que Balegno era un cliente de su bar, y que siempre tuvo una imagen de empresario respetado. A Noelia, por otro lado, la describió como una mujer que trabajaba bien y que tenía potencial para crecer en cualquier empresa.
“La vimos bajoneada y llorando en el último tiempo, pero no conocemos los detalles. Tratábamos de animarla porque pensábamos que ella estaba mal por discusiones que después se arreglan. Por eso nos impactó mucho lo que terminó pasando”, reveló el encargado.
Hubo varios intentos de obtener el testimonio de Balegno, pero luego de lo ocurrido nadie en Trancas sabe dónde está. Cuando se conoció que la joven quiso denunciarlo por violencia de género, agrupaciones feministas junto a familiares y vecinos se manifestaron frente a su casa: pintaron grafitis y colgaron banderas pidiendo justicia por Noelia. El sospechoso de haber agredido a su pareja dejó la vivienda por su seguridad.
Noelia se abría mucho más con sus amigas de la playa. Romina Agüero y Jaqueline Díaz dijeron que fueron notando cómo su compañera comenzó a decaer cuando empezó esta relación. “Noelia era una mina alegre, divertida, una chica hermosa que se vestía lindo. Cuando comenzó a salir con él dejó de salir, se iba a su casa después del trabajo. Empezó a bajar de peso y sufría ataques de ansiedad: lloraba y temblaba”, describió Díaz.
Las dos jóvenes sufren mucho por la muerte de su compañera. Agüero reveló que una vez le vio moretones a Noelia, quien le habría confesado que Sebastián la había golpeado. Romina la custionó por tolerar y perdonar algo así. “Nunca más me contó nada”, dijo la antes de quebrarse en llanto.
Díaz explicó que primero le dijeron a Sosa que consultara a un médico por el tema de los ataques; también le recomendaron terminar la relación. A comienzos de octubre Noelia les confió que se había repetido la violencia física, prometió dejar a Balegno pero no lo hizo. “La reprendí, le dije: Noelia alejate, hacé caso y no volvás. Nos enojamos mutuamente ese día. Todas nosotras le hablábamos, todas la puteamos, se lo quisimos hacer ver de alguna manera pero nunca nos escuchó”, recordó.
Cintia Álvarez, la amiga que fue con Noelia a denunciar el último hecho, explicó que podría haber existido otra víctima de violencia de género. “Lo que Noelia me había comentado es que una ex pareja de Sebastián lo quiso denunciar también y no pudo. Al parecer los policías lo llamaban cuando ella iba a la comisaría y él les daba unos lechones a cambio de que no le tomaran la denuncia a la chica. Eso es lo que Noelia me contó a mí y también a sus compañeras de trabajo”, describió Álvarez.
También señaló que esa joven lo dejó y no volvió más a Trancas. “Noelia para haber llegado a esto es porque ya le tenía miedo”, añadió su amiga, que vive en el departamento contiguo al que habitaba Sosa.
Carla Góngora, la prima de Noelia, también mencionó en entrevista que había oído de ese otro caso.
fuente: contexto