El ministro se vuelve a Avellaneda para resistir en el poder. Es el cuarto en el mes, y en febrero se va Juan Manzur. Nadie quiere quedar pegado a este gobierno de Alberto y Crsitina porque saben que irán a una derrota segura en 2023. Por eso hay provincias como Tucumán que desdoblaron las elecciones.
El gobierno de Alberto Fernández es el auténtico reality show y la Casa Rosada compite en nivel de intensidad con el Gran Hermano de la televisión. Este domingo temprano, el ministro Jorge Ferraresi le avisó al Presidente que él también se iba. Dos semanas después de que se fueran Juan Zabaleta, Claudio Moroni y Elizabeth Gómez Alcorta. Y anticipó el camino que ya inició otro funcionario, el jefe de gabinete Juan Manzur, quien partirá en febrero para tratar de conservar un pedazo de poder en Tucumán. Allí competirá por la gobernación, junto a Osvaldo Jaldo. Nadie quiere quedarse en este gobierno.
No cuentan sus conflictos psicológicos, no se desnudan sabiendo que los filman ni denuncian coimas de décadas pasadas, pero la salida de funcionarios nominados no se detiene en el Gobierno. Ferraresi, como Zabaleta y como Manzur, se van para buscar una oportunidad de quedarse en el poder. Los dos primeros retornan a sus distritos (Avellaneda y Hurlingham) para intentar retener las intendencias. Un objetivo muy complicado si se tiene en cuanta que la imagen negativa de los dos máximos referentes del Frente de Todos, Alberto y Cristina Kirchner, supera fácil el 70%.
La decisión de los funcionarios que huyen de la Casa Rosada solo revela una certeza. Todos ellos ven como inevitable una derrota del Gobierno a nivel nacional. Y tratan de salvar la ropa en los distritos donde mantengan una chance de evitar el desastre.
Símbolo del tiempo peronista
El ejemplo de Ferraresi es un símbolo de estos tiempos peronistas. El ministro de Vivienda pensaba quedarse al menos hasta el Mundial de Fútbol de Qatar, que comienza el 20 de noviembre y que va a tener anestesiada a buena parte del país futbolero. Pero el “Alfagate” de Alberto le aceleró los tiempos. La imagen del Presidente debatiendo con un ignoto participante de Gran Hermano en medio de la inflación subiendo hacia el 100% y la pobreza cruzando el 40% fue demasiado. No esperó ni a terminar el fin de semana para cruzar el puente de Avellaneda.
Es que la provincia de Buenos Aires se ha vuelto una especie de Dunkerque para el kirchnerismo. Como aquel puerto francés que le sirvió de escape a las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial para salvar 338.000 soldados y preservarse para las batallas que sobrevendrían, Axel Kicillof, Máximo Kirchner, los intendentes y los legisladores del peronismo buscan en el Gran Buenos Aires los salvavidas territoriales que sirvan como refugio.
fuente: infobae