Una mujer policía mató a su pequeño hijo supuestamente de dos puñaladas y luego intentó quitarse la vida. Queda por investigar un punto importante: ¿La acusada de filicidio estaba en condiciones de portar su arma reglamentaria?
Manuela Mariana Medina (31 años) prestaba servicios desde hace cinco años en la Dirección de Patrulla Urbana. Vivía en una casa de esa localidad del este de la provincia junto a su hijo Julián Jesús Gabriel Jiménez (5). Por razones que aún no están claras, el martes por la tarde, la agente habría tomado un cuchillo y le asestó dos puñaladas al pequeño provocándole la muerte de manera instantánea. Luego, tomó el arma que le entregó la fuerza y se realizó dos disparos en el abdomen.
Pidió ayuda
Según los primeros datos que surgieron, fue Medina la que se comunicó a Patrulla Urbana pidiendo auxilio porque se encontraba herida. Transmitieron la novedad a la comisaría de Los Ralos. Un efectivo se trasladó hasta el lugar, pero no pudo hacer nada porque la puerta principal estaba cerrada con llave.
Con la ayuda de un familiar de la víctima la voltearon. Al ingresar, encontraron a la joven gravemente herida y cargando al pequeño que ya se encontraba sin vida. La policía fue trasladada en ambulancia hasta el Centro de Salud. Los médicos la operaron y su estado de salud es reservado.
Los primeros en llegar al lugar fueron personal de la comisaría del lugar que, por orden del comisario Fabio Ferreyra, preservaron la escena del crimen. Luego arribaron los hombres de Homicidio, al mando de Ramón Moreno, Diego Bernachi y Jorge Dib. Controlados por el fiscal Ignacio López Bustos comenzaron a analizar el caso.
La primera conclusión a la que arribaron es que era muy poco probable que hubiera participado un tercero. También comenzaron a indagar sobre los motivos que llevaron a Medina a matar a su hijo. Todo parecería indicar que la acusada de filicidio podría haber tenido problemas de salud mental.
Según confiaron fuentes judiciales, la agente podría haber atravesado una separación conflictiva con el padre del niño. “No sabemos mucho, sólo que se peleaban permanentemente y que ella se quejaba de él. La verdad es que no conozco mucho al padre de esa criaturita que terminó siendo la carne de cañón de los mayores”, explicó María del Carmen Vallejo.
Fuentes policiales y judiciales informaron que la mujer había protagonizado algún caso de violencia doméstica. Por esa razón, siguiendo el protocolo vigente de la fuerza, le quitaron el arma reglamentaria.
El mismo martes, día del crimen, le habrían entregado el arma porque había recibido el alta psicológica. “Vamos a investigar todas las posibilidades para determinar si hubo negligencia”, comentó.
fuente: losprimeros