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Los límites de compra que quedaron bajos frente a la suba de la inflación y el crecimiento de otros mecanismos para pagar dejaron en desventaja a la herramienta más tradicional para financiar el consumo.

 

En el inflacionario verano de 2023, los argentinos están usando menos la tarjeta de crédito e inclinándose por otros medios de pago, según lo señalan distintos indicadores públicos y privados. El último Informe de Pagos Minoristas del BCRA expresó que en enero la cantidad de pagos con tarjeta de crédito cayó 1,1% en cantidades y del 8,3% en montos en comparación con el mismo mes del año anterior, realizándose 115,1 millones de pagos por $ 976,9 mil millones.

La tendencia se acentuó en febrero: según un reporte de la consultora First Capital, con tarjeta de crédito se hicieron pagos por $2,3 billones, lo que implica una suba frente a enero de solo un 1,4%, bien por debajo del 6% estimado de inflación. Con respecto a febrero de 2021, la suba fue de 82,6%, lo que frente a una inflación cercana al 100% implica una baja en términos reales.

Hay por lo menos cinco factores que implican la merma en el uso de la tarjeta de crédito:

1. Por la inflación y la carga impositiva, abundan los descuentos en otros medios de pago. A la hora de pagar una cena, una camisa, un electrodoméstico o cualquier otra cosa, se repite el diálogo: el cliente pregunta “¿cuánto cuesta?” y el vendedor responde “¿cómo lo va a pagar?”. Es que en la Argentina, por cada medio de pago corresponde un precio diferente. Así, cada vez es más habitual que aparezcan descuentos del 10 o 15% por pagar en cash y que los comerciantes o cuentapropistas pidan cobrar con transferencias, para evitar comisiones e impuestos. Por el impacto de la inflación, la norma que obliga a que cada producto tenga un único precio sin importar cuál es el medio de pago se vuelve de difícil cumplimiento.

2. Ya no abundan las promociones. La tentación de pagar todo en cuotas sin interés para que la inflación las licúe ya no es tan fácil de encontrar y esas promociones se volvieron infrecuentes. El consumidor promedio, además, ya advierte que el financiamiento no siempre es barato. Ante la obligación de tener que abonar la compra en un solo pago, muchos prefieren usar la tarjeta de débito: se gasta solo lo que se tiene en la cuenta, sin tomar compromisos para más adelante.

3. Los límites de compra no se actualizan al ritmo de la inflación. Así como hay menos promociones para pagar con tarjeta, también cayó en desuso el plan Ahora 12, que si bien está vigente hasta el 30 de junio tiene por delante un obstáculo: los bancos no actualizan los límites de compra con la velocidad con que avanza la inflación. El plan Ahora 12 -o el Ahora 30 del año pasado- chocaron contra los límites bajos. No todos tenían en su tarjeta límites de 200.000 para comprar en cuotas un televisor o un aire acondicionado. El Indice Prisma del cuarto trimestre de 2022 advirtió que dentro del plan oficial “crece la preferencia por los planes cortos”.

El plan de Ahora 12 chocó contra la escasa actualización de los límites de compra de la tarjeta de créditoEl plan de Ahora 12 chocó contra la escasa actualización de los límites de compra de la tarjeta de crédito.

En este sentido, febrero todavía no registró una suba de límites para comprar con tarjeta acorde a la suba salarial de las paritarias. “La aceleración del ritmo inflacionario hace que sea necesario actualizar los límites de crédito con mayor frecuencia para mantener el nivel de gasto de los tarjetahabientes. Llama la atención que el inicio del período lectivo, y las compras que este ocasiona, no se reflejen en un crecimiento más importante de los saldos”, aseguró Guillermo Barbero, de First Capital.

4. Crecen con fuerza otros medios de pago. El reporte del BCRA es inequívoco en cuanto a cómo crecieron las “competencias” de la tarjeta de crédito. Y todos los nuevos medios de pago están en expansión: los pagos con código QR, las transferencias, el débito inmediato, los cheques electrónicos y, también, la tarjeta de débito, que en cantidad de transacciones crecieron un 11% interanual. A la oferta de los medios de pago de los bancos, se suma el creciente movimiento de las fintech.

En este terreno, para el comercio cobrar con tarjeta de crédito es, en general, la opción menos conveniente, ya que las comisiones son más altas y el plazo de acreditación es de 8 a 18 días hábiles, una eternidad en tiempos de inflación del 6% mensual. Las otras opciones son más ventajosas y de acreditación inmediata o al menos más corta. Desde el lado el consumidor, la tarjeta de crédito ofrece la chance de “patear” el pago algunas semanas hasta el vencimiento del resumen mensual; al mismo tiempo, ese resumen también encarece un 1,2% todas las compras por el efecto del impuesto de sellos.

5. “El dólar Qatar” desalentó el gasto con tarjeta en dólares. Según First Capital, el gasto con tarjeta en dólares viene siendo irregular, en especial porque “la aplicación de tipos de cambio diferenciales para el uso de la tarjeta en moneda extranjera limitan su uso y hoy se encuentra en valores muy por debajo de los habituales en épocas de prepandemia”.

El intrincado mecanismo del “dólar Qatar” encareció con impuestos y puso un tope de USD 300 mensuales (difícil de implementar) a las compras con tarjeta de crédito en el exterior. Y los viajeros argentinos, ante tantos controles, a menudo eligen pagar con tarjeta de débito o bien sacar los dólares de la caja de seguridad y moverse en efectivo.

infobae

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