Se caracteriza por glucemias más altas de lo normal pero que no alcanzan el estado de diabetes.

La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre como resultado de la falta de insulina o la disminución de su acción. La insulina es una hormona que segrega el páncreas, cuya función es regular la glucosa en el organismo.

En la diabetes de tipo 1, el páncreas deja de funcionar y cesa su producción de insulina. Mientras que en la diabetes tipo 2, las células se vuelven menos sensibles a la insulina, lo que contribuye a elevar los niveles de glucosa en sangre.

En tanto, según una reciente publicación realizada por expertos de la Escuela de Medicina de Harvard, existe un tercer estadio en esta enfermedad que es una de las llamadas “silenciosas”, junto con la hipertensión -debido a su cualidad de no dar síntomas hasta avanzado el cuadro-. Existe un precursor, acertadamente llamado prediabetes, que afecta a tres veces más personas que la enfermedad en sí.

En las últimas tres décadas, la prevalencia de la diabetes tipo 2 aumentó drásticamente en países de todos los niveles de ingresos (Getty)En las últimas tres décadas, la prevalencia de la diabetes tipo 2 aumentó drásticamente en países de todos los niveles de ingresos (Getty)

“Uno de cada tres adultos estadounidenses, aproximadamente 96 millones de personas, tiene prediabetes, que se caracteriza por niveles de azúcar en la sangre que son más altos que el rango normal pero que no alcanzan el estado de diabetes”, señalaron en un artículo académico. “Pero la gran mayoría de las personas no saben cuándo lo tienen. Y aquí es donde residen el peligro y la oportunidad”, advertimos desde Harvard.

Al igual que con todas las enfermedades crónicas prevalentes, es increíblemente importante comprender quién tiene un riesgo particularmente alto de progresar de prediabetes a diabetes.

A diferencia de la diabetes, la prediabetes es “en gran medida silenciosa” y, por lo general, no produce síntomas evidentes que puedan indicar su presencia. A menudo aparecen signos más sutiles que no deben ignorarse, lo que ofrece una ventana valiosa para frenar los niveles de azúcar en la sangre y detener la progresión.

Emma Samuels Grinblatas, dietista registrada y gerente de práctica en el Centro Integral de Control de Peso en el Centro Médico Beth Israel Deaconess, afiliado a Harvard, agregó: “Cualquier persona cuyo nivel de azúcar en la sangre caiga en el rango de prediabetes va en una sola dirección a menos que se realicen cambios. Los factores genéticos y de estilo de vida juegan un papel en el desarrollo de la diabetes. Nos guste o no, nuestros cuerpos se comportarán de cierta manera. No podemos jugar con nuestros genes, pero podemos hacer cambios en nuestros comportamientos alimentarios y opciones de estilo de vida”.

Factores de riesgo y señales de alerta para estar atentos

Después de una comida abundante, algunas personas con prediabetes pueden tener micciones repetidas (Foto:Captura)Después de una comida abundante, algunas personas con prediabetes pueden tener micciones repetidas (Foto:Captura)

Los mismos factores que intervienen en el desarrollo de la diabetes aumentan el riesgo de prediabetes. Así, sobrepeso u obesidad, falta de actividad física y antecedentes familiares de diabetes son los primeros indicios para tener en cuenta. Además, junto con éstos, cualquier fatiga persistente, debería alertar de que el normal funcionamiento del páncreas puede estar en peligro.

Otro síntoma temprano de prediabetes son las infecciones, especialmente infecciones vaginales por hongos. Esto puede suceder en mujeres con prediabetes cuyos niveles de azúcar en la sangre aumentan después de las comidas, tal vez varias veces al día, pero cuyos niveles de glucosa en ayunas se mantienen dentro de los límites normales.

Por otro lado, algunas personas con prediabetes también experimentan micción repetida o visión borrosa después de comer comidas más abundantes. Estos signos también están relacionados con el aumento temporal de los niveles de azúcar en la sangre. Si bien nos gusta clasificar las cosas en grupos, la verdad es que la prediabetes y la diabetes tipo 2 a menudo se encuentran en un continuo: es el mismo proceso en diferentes etapas. A veces, las personas están al borde, por lo que notan ciertos signos incluso si, según las definiciones de libro, no tienen diabetes tipo 2.

La importancia del ejercicio como prevención

El ejercicio físico previene la mayoría de las enfermedades metabólicas, incluída la diabetes (Getty) El ejercicio físico previene la mayoría de las enfermedades metabólicas, incluída la diabetes (Getty)

Los cambios en el estilo de vida son la piedra angular de las medidas para prevenir el avance de la prediabetes. Un nuevo estudio publicado en The BMJ subraya este concepto y sugiere que las mujeres que han tenido una forma temporal de diabetes durante el embarazo pueden reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad en un 90% más tarde en sus vidas si se adhieren a cinco factores de estilo de vida: mantener un peso saludable, dieta de alta calidad, actividad física regular, consumo moderado de alcohol y no fumar.

Otro estudio, publicado en línea el 2 de diciembre de 2022 por The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, sugiere que las mujeres que dan más pasos cada día pueden tener un menor riesgo de desarrollar diabetes. Los investigadores analizaron las tasas de diabetes junto con datos de dispositivos portátiles de fitness de 5.677 personas (75% de ellas eran mujeres), y vieron que los participantes cuyo conteo diario de pasos promediaba 10.700 al comienzo del estudio tenían un 44% menos de probabilidades de desarrollar diabetes durante los siguientes cuatro años en comparación con aquellos que promediaban sólo 6.000 pasos por día.

Es por eso que señalaron que el ejercicio vale mucho más que una cintura más pequeña para las personas con riesgo de diabetes. Aunque, la actividad física por sí sola a menudo no dará como resultado la pérdida de peso, pero tiene beneficios significativos que no se pueden medir con la báscula, no sólo en términos de prevención de la progresión a la diabetes, sino también en la salud del corazón, el estado de ánimo y muchos aspectos de la salud general no captados por un cambio en su peso.

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