El candidato de 44 años del Partido Colorado ganó las elecciones y asumirá la presidencia del país vecino hasta 2028.
Economista, exempleado del FMI y director de un banco, Santiago Peña logró saltar la división del gobernante Partido Colorado de Paraguay y ganar la presidencia del país para el periodo 2023-2028 al imponerse con una inesperada diferencia en las elecciones de hoy.
En uno de sus cortos de campaña, Peña apareció enfatizando que a los jóvenes les toca “jugar en las ligas mayores” y desde el 15 de agosto, cuando se siente en el sillón principal del Palacio de López, le tocará demostrarlo.
Su lema de campaña fue “Paraguay va a estar mejor” y cuando reemplace al presidente Mario Abdo Benítez le tocará cumplirlo.
Quién es Santiago Peña
Ganador de las internas de la Asociación Nacional Republicana (ANR, el nombre oficial del coloradismo), Peña, nacido en Asunción en 1978, hijo de una mujer argentina, fue padre de un varón a los 17 años, ya en pareja con Leticia Ocampo. Y apenas un año después tuvo una segunda hija.
Se licenció en Economía en la Universidad Católica capitalina a los 23 años y apenas dos años después logró un master en Administración Pública en la Universidad Columbia, en Nueva York.
Para entonces ya había sido analista del Fondo de Desarrollo Industrial con solo 21 años y trabajado para el Banco Central paraguayo.
En 2009 fue requerido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington, para desempeñarse como economista responsable de países en África.
Lugares de peso para quien, cuando se le preguntó por su infancia, respondió que “era callejero”. También se declaró fanático de la milanesa con puré.
En 2012 fue elegido miembro del directorio del BCP por cinco años y en 2015, el entonces presidente Cartes lo convocó para que fuera el ministro de Hacienda.
Tenía apenas 37 años y como el mandatario exigía que todos los funcionarios fueran afiliados al oficialismo, el economista debió dar el salto: hasta entonces afiliado al opositor Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) -el partido de su principal adversario de hoy, Efraín Alegre-, renunció a la fuerza para firmar la ficha colorada.
Peña fue docente en la UCA y tiene publicados algunos trabajos de investigación en áreas de política monetaria y finanzas.
Ya había intentado en 2018 pelear la presidencia del país, pero perdió entonces las internas partidarias ante Abdo Benítez. Ya por esos días algunos opositores lo consideraban un títere de Cartes.
De la cercanía no hay dudas: el electo mandatario es director, desde marzo de 2018, del banco Basa, propiedad del grupo Cartes.
Hincha de Olimpia, ahora despunta el vicio de los deportes en el gimnasio y en el paddle, pero supo jugar al rugby y hasta integró el seleccionado local, con el que disputó varios sudamericanos y dos mundiales.
En un país conservador y de fuerte tradición machista, Peña rompe con la línea general de la ANR: es favorable al matrimonio igualitario y hasta declaró que es preciso discutir el derecho al aborto sin prejuicios.
En el plano internacional dio un par de definiciones a la agencia AFP: adelantó que mantendrá las relaciones con Taiwán (Paraguay es de los pocos países de la región que tiene vínculos con la isla), llamó a “profundizar el proceso de integración dentro del Mercosur” y juzgó “fundamental” lograr el acuerdo UE-Mercosur.
Tras imponerse en las internas no logró el tradicional “abrazo republicano” con el que ganador y derrotado sellan en la ANR el fin de la disputa. Le tocará ahora restaurar aquellas heridas para que el Congreso surgido de los comicios de hoy acompañe su gestión.
“Quiero que Paraguay sea un país más desarrollado, más justo, que sea un país protagonista en la región y el mundo. Estoy convencido de que podemos generar un mayor beneficio para todos los paraguayos”, explica Peña en su sitio web personal. Desde agosto las palabras ya servirán de poco.