Confían en que en el Senado los mandatarios tendrán más influencia que en Diputados. Por las dudas, el Gabinete rodea a Macri para no dejarlo sólo ante su eventual rechazo a la ley.

Aunque luego rectificó su posición, el desliz que cometió la vicepresidenta Gabriela Michetti, al adelantarse en confirmar que Mauricio Macri vetará el proyecto de Ganancias de la oposición si finalmente es convalidado en el Senado dejó al descubierto parte de la resignación que puertas adentro del Gobierno comienza a palparse de cara al debate que se abrirá la próxima semana en el Senado. Sin embargo, la Casa Rosada va a jugar fuerte con su última ficha: la influencia que puedan tener los gobernadores del PJ sobre un grupo de senadores clave en la relación de fuerzas en la Cámara Alta. “Apelamos a la razonabilidad de los que tienen obligaciones Ejecutivas”, dicen. Y avisan que hablarán “con todos”.

En su intervención, Michetti mostró también parte de la estrategia oficial de rodear a Macri de cara a su decisión de recurrir a otro veto antipático. “El Presidente y el Gabinete vamos a tener que pensar que no tenemos más alternativa que vetar la ley”, dijo la vicepresidenta. Desde el miércoles, el día después a que Diputados diera media sanción al proyecto, las principales espadas macristas, lideradas por el jefe de Gabinete Marcos Peña, salieron muy fuerte al cruce de la oposición. La idea de “dividir” costos se sustenta en la premisa que, a diferencia de la ley antidespidos, el rechazo del Presidente al texto tendrá un impacto inmediato en el bolsillo de la gente.

Pero en el Gobierno, pese a admitir que el escenario es muy complejo, aún queda una luz de esperanza. Desde China, y con once horas de diferencia horaria, el ministro del Interior Rogelio Frigerio comenzó sus contactos con los gobernadores. Su vice, Sebastián García de Luca, lo asiste en esa tarea.

El jefe de Gabinete Marcos Peña, el líder del área técnica, se puso al teléfono y contactó a mandatarios y legisladores. Dicen cerca suyo que es algo que ocurre con frecuencia, más allá de lo que se piensa en el Círculo Rojo. Curiosidad aparte: comparte la tarea con el referente del ala política, el titular de Diputados Emilio Monzó, quien hace lo propio pese a que el texto ya salió de su órbita parlamentaria.

Las negociaciones hasta el próximo martes, cuando el proyecto comience a ser debatido en el Senado, serán caso por caso. “Vamos a hablar con todos. Gobernadores y senadores. La ley es un mamarracho”, dijeron desde el ala política.

Como en cada ley importante que impulsó el oficialismo, se hace un trabajo personalizado: en el Gobierno advierten que, más allá de las promesas que por lo bajo hacen los gobernadores, recurrirán al diálogo directo. “(Juan Manuel) Urtubey nos apoyó y después (Pablo) Kosiner, que es suyo, avaló el proyecto”, expusieron. Una situación similar a la de los santiagueños del Frente Cívico de Santiago del Estero, que responden al senador Gerardo Zamora y a su esposa, la gobernadora Claudia Abdala Ledesma.

Hay varios senadores sueltos, que no responden a los mandatarios, a los que pueden -y deberán- convencer. En ese sentido, el guiño que hizo la neuquina del MPN Lucila Crexell, que está enfrentada con el gobernador -de su mismo partido- Omar Gutiérrez generó cierto alivio. “Ella se opuso a casi todos nuestros proyectos, pero en este caso entendió el daño que ocasionaría esta ley: muchos más van a actuar con su misma responsabilidad”, buscan convencerse en Balcarce 50.

Además del impacto fiscal sobre las arcas provinciales, las retenciones a la minería, en algunos casos, y el impuesto al juego -en casi todos los distritos- son dos puntos clave que, creen en el Gobierno, ayudará a reunir voluntades contra el proyecto.

Fuente: Clarín

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