La víctima es una jubilada de origen italiano. Los agresores le cortaron el cuello e intentaron ahorcarla. Se llevaron dólares y pesos, y fueron detenidos. Está fuera de peligro.
Lodia Savino (63), una jubilada de origen italiano, está internada en terapia intensiva en el Sanatorio de los Arcos de Palermo. Su historia está marcada por la tragedia pero al mismo tiempo por un milagro: durante un asalto recibió dos tiros en la cabeza, le cortaron el cuello, la ahorcaron y sobrevivió. Hoy está fuera peligro.
Todo comenzó el martes pasado. Ese día, la víctima decidió contratar a un plomero para hacer unas refacciones en una vivienda ubicada en la calle Eva Perón al 1500. Si bien vive en otro edificio, a diez cuadras de distancia, Lodia necesitaba hacerle algunas refacciones para ponerlo en alquiler. Para eso le preguntó a la empleada de limpieza del edificio si conocía a alguien de confianza. La mujer le recomendó que lo llamara a su novio y así lo hizo.
El supuesto plomero llegó al departamento, acompañado por un adolescente de 17 años. Casi sin mediar palabra, le pegaron un balazo en la nuca y otro en la sien. Después le cortaron la carótida con una navaja y hasta intentaron asfixiarla con una soga. Ante brutal ataque, creyeron que estaba muerta, le sacaron la cartera y fueron hasta la otra propiedad de la la jubilada. Revisaron todo y se llevaron USD 800 y $7.900.
Dos horas después, Savino, ex empleada del club Boca Juniors, se despertó, aturdida, y vio que le sangraba el cuello. Llamó a su pareja y la trasladaron a un hospital. Pese a los dos balazos, se había salvado de milagro. El falso plomero y su amigo, en tanto, demostraron no ser muy hábiles. Era sabido que frecuentaban dos bares y justamente en uno de ellos fueron detenidos. Estaban gastando parte del botín que habían robado en el departamento de Parque Chacabuco.
El agresor fue identificado como Federico Loza Vadalá, de 28 años. Aparentemente, este ya había realizado tareas de pintura y albañilería para otros vecinos en el edificio de Caballito. “Actuaron con un nivel de sadismo brutal”, le contó a Clarín una allegada a la víctima.
Los médicos descubrieron que tenía dos orificios de bala, por lo que debieron extraerle uno de los proyectiles. El otro le quedó alojado en la cabeza. Se realizó una denuncia en la Fiscalía de Instrucción N°1 de Capital Federal. La novia del plomero, tras ser indagada, también quedó detenida. Fue ella la que dio el dato del bar en el que fueron detenidos los delincuentes. Se recuperó el dinero robado, aunque no hallaron el arma utilizada para cometer la agresión, un revólver calibre .22.
Fuente: Infobae