La desocupación finalizó el primer trimestre del año en los niveles más bajos para ese período desde que se tiene registro, pero ese “crecimiento del empleo” se explica mucho en trabajo informal, debido a la necesidad de la gente de conseguir más ingresos para hacer frente a la inflación y la pérdida del poder adquisitivo. Muchos asumen un “trabajador adicional” porque, lo que ganan, no les alcanza.
En la consultora Ecolatina realizaron una síntesis de ese concepto: “Cada vez más miembros del hogar tienen que salir a buscar ingresos para sostener el nivel de consumo”. Además hay que tener en cuenta que los nuevos puestos suelen ser en condiciones de informalidad o cuentapropismo.
“Esta tendencia, iniciada en la segunda parte del Gobierno de Cambiemos, no sólo se mantuvo, sino que se profundizó durante la gestión del Frente de Todos. Vale destacar que aquí no se toma dimensión de lo que acontece con las personas que suman trabajos (pluriempleo), lo cual debe ser analizado por su parte también y en todo caso profundiza la gravedad del cuadro de situación”, explicó Ecolatina.
Al observar los últimos datos del mercado de trabajo que publicó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) ese proceso de precarización queda explícito. La tasa de desocupación descendió levemente a 6,9% en el primer trimestre y se ubicó en el nivel más bajo para ese periodo desde que se tiene registro. En concreto, unas 1,6 millones de personas buscaron activamente trabajo, pero no lo consiguieron.
Por otro lado, la tasa de actividad finalizó en 48,3%, lo que implicó que se incorporaron 1 millón de trabajadores al mercado en el último año y que la tasa de ocupación llegó al 45% porque de ese total 985.000 consiguieron un empleo. No obstante, la consultora LCG señaló que debe tenerse presente la calidad de los puestos de trabajo creados. “De los 985.000 nuevos puestos, 44,5% corresponde a empleo asalariado formal y el 45,4% a empleo informal. El resto es empleo independiente en donde la tasa de informalidad es todavía superior”, resaltaron.
Esa “informalización” del mercado laboral tiene como contracara un deterioro en los ingresos reales de la sociedad. “El salario real perdió entre 15 y 20% de su poder de compra desde 2017, al tiempo que los ingresos reales de las jubilaciones y asignaciones también sufrieron caídas de magnitud similar, limitando la posibilidad de estos perceptores de descansar en estos ingresos pasivos”, apuntó Ecolatina.
Hacia adelante, LCG aseguró que en 2023 la oferta laboral seguirá en alza por la necesidad de los hogares de complementar sus ingresos frente a la aceleración de la inflación. En ese marco, la administración de la escasez de reservas que lleva adelante el Gobierno atenta contra la inversión y la actividad, que son los motores de la creación de empleo genuino.
“No esperamos grandes cambios, salvo el crecimiento vegetativo, sin el acompañamiento de una creación de empleo paralela. Esto podría imponer una suba de la tasa de desempleo, que estimamos volverá a ubicarse en torno al 8% durante el año”, concluyó LCG.
Por su parte, Ecolatina proyectó: “La aceleración de la inflación evitará una recuperación del alicaído poder adquisitivo, por lo que el efecto trabajador adicional podría extenderse a deciles de ingresos familiares más altos, típicamente no afectados por este fenómeno. Asimismo, la necesidad de obtener ingresos seguirá facilitando la expansión del trabajo informal, que continuará traccionando la dinámica del empleo. Con todo, no esperamos una suba abrupta del desempleo, que podría ubicarse en la zona del 7,5% en el promedio anual”.
fuente: tn