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La crisis carcelaria que atraviesa la provincia de Tucumán se hace sentir también en las comisarías, donde los detenidos viven en condiciones de hacinamiento y precariedad. Así lo denunciaron los familiares de los presos alojados en la seccional 8°, que el martes protagonizaron un motín para exigir su traslado al penal de Villa Urquiza.

El hecho ocurrió en la madrugada, cuando 13 hombres que comparten un pabellón se rebelaron contra las autoridades de la dependencia, ubicada en el barrio San Martín.

Según el comisario Gustavo Mercado, el motivo del reclamo fue la sobrepoblación de internos que hay en el lugar, que supera ampliamente la capacidad del edificio. “Tenemos 54 detenidos y espacio para 20. Todos los días nos piden que los traslademos al penal, pero no depende de nosotros”, dijo el jefe policial.

Mercado aseguró que el incidente se resolvió sin violencia ni daños materiales, gracias al diálogo con los presos. Sin embargo, admitió que la situación es insostenible y que se necesita una solución urgente.

“Está en proyecto buscar otros lugares para alojarlos, como la nueva Unidad Penitenciaria en Benjamín Paz, pero todavía no hay nada definido”, expresó.

Los familiares de los detenidos describieron un panorama desolador sobre las condiciones en las que viven los presos. “Es deplorable. Hay 22 chicos en una habitación de 3×4. Tienen hongos en el piso. No tienen agua potable ni agua caliente. No tienen luz. Están a oscuras todo el día”, relató Jennifer, esposa de uno de los detenidos.

Un recorrido por la comisaría permitió constatar algunas de las irregularidades denunciadas. El techo del pabellón está cubierto por un plástico negro sujeto con botellas de gaseosa. Hay una pérdida de agua que inunda el patio. El alambrado que separa el lugar de la calle está roto. Los presos duermen sobre colchonetas apoyadas en cartones. La crisis carcelaria se hace visible en cada rincón.

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