Un agujero en el costado de la escultura gigante de un lobo marino deja ver los hierros oxidados que hasta hace un año la mantenía como el centro del Parque Acuático. Los pingüinos, en cambio, permanecen intactos sobre un pedestal. Abajo, varias piletas encadenadas ocupan casi dos manzanas. Las unen puentes y toboganes. No tienen ni agua ni tampoco las bombas que las mantenían limpias: fueron lo primero que se robaron. El complejo frente a la réplica del templo Kalasasaya, para ceremonias tradicionales y copia del que está en Bolivia, eran el símbolo del poder del bastión de la Tupac Amaru en Alto Comedero, a 15 kilómetros de la capital jujeña. El barrio, bautizado El Cantri, está semi abandonado desde que su líder, Milagro Sala, está presa.

Los pingüinos están intactos en el complejo acuático. San Salvador Jujuy. Foto Mario Quinteros
Desde la pirámide trunca -que servía para celebrar el Inti Raymi, el ritual incaico en honor al Sol-, se ven miles de casas de 54 metros cuadrados. Sobre el techo, los tanques de agua negros con serigrafías blancas de Tupac Amaru, el Che y Evita acentúan el efecto hipnótico. Las calles están casi desiertas. El Centro Cultural, vacío. El de rehabilitación, semiparalizado. Solo quedan los símbolos de lo que fue el poder de Sala. De las tres fábricas -la de bloques, la metalúrgica y la textil-, solo la última funciona. Cuando el 10 de diciembre de 2015 cambió el gobierno se cortaron los fondos que enviaba la administración kirchnerista y unos 4.500 cooperativistas dejaron de recibir los 3.500 pesos mensuales. Sin ellos, muchos se fueron a “changuear” , otros se ubicaron en puestos como las porterías de las escuelas de la Tupac, cuyos sueldos ahora paga la Provincia, o se acercaron al gobierno provincial a pedir trabajo.

Nadie responde quién saqueó las áreas públicas. “Hubo robos por falta de trabajo”, es la explicación más escuchada. Pero también hay denuncias sobre faltantes de ambulancias y camiones.

En la cooperativa Kallpa Sarri, 45 personas trabajan en las máquinas chinas marca Jaki. “Todavía hay un poco de miedo”, dice José Castro, presidente de la empresa que se regularizó hace cuatro meses. “Decidimos cuidar el lugar, querían venir a desmantelarlo. No sé quiénes”, explica.

A Blanca Fernández la conocen como “La Paca”, tiene 50 años y está en una de las mesas de la textil. Aprendió albañilería en 2003 en una capacitación de la Tupac y levantó las 148 primeras viviendas que le dieron a la organización a modo de prueba. “Hicimos mal en no armar un fondo y tener plata para telas y producir. Hay hambre, la mayoría se quedó con un plancito de 1.600 pesos. Pedimos trabajo al gobierno. Recién llegó”.

La metalúrgica tiene sus portones cerrados. Adentro hay pilas de ventanas que se oxidan. “Cero trabajo. Antes éramos veinte, hoy somos dos para cuidar”, dice Omar Alfredo Ponce, oficial soldador. “De la Tupac queda el barrio. Esperamos que se reactive el taller. Es verdad que hay gente que roba para comer”.

El gobierno de Gerardo Morales denuncia que algunos de los presidentes de las 120 cooperativas que tenía la Tupac recibían mensualmente los cheques que enviaba el Ministerio de Infraestructura de Julio De Vido y los endosaban a alguien designado por la organización, quien cobraba y repartía el efectivo, de parte de ese dinero -explican- se desconoce su destino.

El jueves a las nueve de la noche la falta de luz acentuaban el aspecto de baldío del Parque Acuático. Solo la escuela Bartolina Sisa iluminada daba cuenta del poderío que la Tupac llegó a tener. La rodeaban policías, que hasta hace poco no podían ingresar. Fue una jornada histórica tanto para el gobierno provincial como para los miembros de la Tupac. Pero por diferentes motivos. En el mismo día que se iniciaba el primer juicio contra la líder tupaquera, Morales entró a El Cantri para entregar 236 resoluciones de adjudicación de viviendas. “Los hace dueños. Nadie se las va a quitar. Los hace libre”, insistió el radical. “Fue un acto de poderío. La escuela es uno de nuestros pilares”, explicó el diputado Juan Manuel Esquivel, principal líder de la Tupac.

“La gente recorría las dependencias de la gobernación con problemas hasta que le decían ‘anda a la escuela’. Acá se la escuchaba, la Milagro se enteraba y lo solucionaba”, explicaba en el acto, y a metros de Morales, Patricia, la vicedirectora. Al otro día, un grupo de radicales -que vinieron a dar apoyo a Morales- volvió a señalar a la Tupac como un Estado paralelo. “Clientelismo sin control estatal”.

“El pasto está crecido. Si lo viera la Milagro, que estaba en los detalles. Es brava La Flaca”, explicaba una mujer en la ceremonia. “Instalar la cultura de trabajo tuvo que ser a los gritos y violencia”, explican miembros de la Tupac. Para otros, eran aprietes.

El miércoles se conocerá la sentencia

Mañana continúa el primer juicio contra Milagro Sala, líder de la Tupac Amaru, en el Tribunal Oral Federal. Es por el escrache al entonces senador, y actual gobernador, Gerardo Morales en 2009. Está previsto que concurran diez testigos y las audiencias se extenderán hasta el miércoles que llegará los alegatos y la sentencia.

Pero Sala no dejará de ir a los tribunales jujeños, al otro día se iniciará el juicio por el acampe frente a la gobernación de más de 50 días a fines de diciembre de 2015. La dirigente social está presa desde enero pasado y la presión de organismos internacionales para que la liberen se convirtió en un problema en la agenda de Cambiemos.

Fuente: Clarín

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