La suba del dólar, el aumento retroactivo al servicio doméstico y las vacaciones de invierno impactaron en el índice. Los precios de los alimentos se aceleraron en la última semana.
Tal como se temía, la baja de la inflación al 6% en junio fue un dato puntual, que no se pudo sostener ni un solo mes adicional. Las mediciones preliminares de julio, el mes que acaba de concluir, marcan un importante salto del índice, sobre todo por una aceleración de los precios en la última semana. Distintas consultoras coinciden en que el dato del mes pasado finalmente se ubicaría un escalón arriba, alrededor del 7%.
Hay varios factores que confluyen en el nuevo repunte de la inflación, que vuelve a tomar envión y que ganaría incluso más fuerza en el mes que arranca. Las proyecciones, cuando ni siquiera arrancó el mes, marcan un piso de aumento del 8% pero que incluso podría acercarse al 9%. Todo esto proyectando que el dólar oficial continuará aumentando al ritmo actual y que tampoco habrá un salto brusco de los dólares financieros.
¿Qué es lo que impactó más en el salto inflacionario de julio? Por un lado, se trata de un mes de alta estacionalidad por vacaciones de invierno, que impacta en el rubro gastronomía y hoteles. También pegó la suba del dólar del mes, que pasó de $ 494 a $ 550, es decir arriba del 11%, generando mayores remarcaciones.
El mayor peso en la inflación de julio llegaría por el lado de la carne. Inicialmente, se esperaba una suba para el verano. Pero este movimiento se aceleró sustancialmente luego de que el Gobierno definiera un nuevo “dólar agro” a $ 340 apuntando especialmente al maíz. Se trata del principal alimento del ganado, por lo que rápidamente se sintió el impacto en los precios mayoristas. Se calcula que para esta semana ese ajuste llegará a las carnicerías. Esto repetiría los picos inflacionarios que se dieron en marzo y particularmente en abril, cuando el índice de inflación tocó un récord en 30 años de 8,4%.