Un policía y su padre están detenidos por la muerte de un joven que habría participado del asalto que sufrió el uniformado en el sur de la ciudad. El fiscal Carlos Sale decidió tomarse su tiempo para resolver la situación procesal de los detenidos por lo que al menos por ahora, ninguno fue acusado de un delito.
El hecho ocurrió el jueves, pasadas las 22, en el barrio 260 Viviendas. El agente Francisco Medina, que presta servicio en la Escuela de Policía, llegaba de civil a su casa cuando fue sorprendido por cinco jóvenes que se movilizaban en dos motos. Uno de los ocupantes descendió del rodado y, después de amenazarlo con un arma de fuego, le quitó la billetera y el celular. Antes de marcharse junto a sus cómplices, el asaltante le aplicó un culatazo en la cabeza.
La víctima avisó a sus familiares lo que le había sucedido y decidió rastrear la ubicación del teléfono móvil. Al descubrir dónde estaba salió a buscarlo.
Junto a su padre, José Francisco Medina (54), se subió a una camioneta Ford EcoSport conducida por su cuñado, Gonzalo Arias Romano, para tratar de detener a los motochorros. Los alcanzaron a tres cuadras, al frente de una plaza. Según declaró el efectivo, después de haberse identificado como policía, los sospechosos comenzaron a dispararles.
Uno de los sospechosos se subió a la vereda y chocó la moto en la que se desplazaba contra una gruta que hay en el lugar y cayó pesadamente al suelo. Los perseguidores lo auxiliaron y, al descubrir que estaba herido, llamaron al servicio 911 y a una ambulancia del 107. El joven fue trasladado al hospital Padilla, donde llegó sin vida. Había recibido un disparo por la espalda que le atravesó el pecho. En el centro asistencial fue identificado Juan José Díaz (20). Fuentes policiales informaron que no tendría antecedentes penales.
El caso está plagado de interrogantes. Por ello Sale decidió recibir una serie de informes antes de definir la situación procesal de los detenidos. Y las dudas surgen de las mismas versiones que dieron el policía y sus acompañantes. Por ejemplo, explicaron que los únicos disparos que hicieron fueron al aire y que lo único que pretendían era ahuyentar a los delincuentes. Señalaron además que Díaz era el conductor de la moto y que llevaba un acompañante. ¿Cómo pudo haber recibido un disparo en la espalda? Los aprehendidos dieron su explicación: creen que el cómplice del supuesto ladrón disparó accidentalmente el arma.
El cuñado del policía informó que observaron que los motochorros, que huían a gran velocidad, chocaron contra una gruta y cayeron pesadamente al suelo. El acompañante no se quedó en el lugar, sino que salió corriendo como si no hubiera recibido ni un golpe por la caída.
La versión que dieron los sospechosos es que el grupo abrió fuego y dispararon en su contra. En el lugar del hecho se secuestraron cuatro vainas nueve milímetros (la del calibre del policía) y dos del 22 (pistola que tiene registrada a su nombre el padre del uniformado). Si bien es cierto que los jóvenes podrían haber utilizado revólveres (no expulsan las vainas), los investigadores de Homicidios, que actuaron bajo las órdenes de los comisarios Daniel Monteros, Susana Montero y Jorge Dib, confirmaron que la camioneta en la que se trasladaban no tenía impactos, ni en paredes o árboles del lugar donde se produjo el supuesto tiroteo.
Los testimonios recogidos hasta el momento, tampoco sirvieron para aclarar el caso. Los vecinos dijeron que escucharon varios disparos de armas de diferentes calibres y nada más. Por ahora, tampoco apareció el acompañante de Díaz para que contara su versión de los hechos.
Sale ordenó analizar las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona para buscar algún indicio de lo que sucedió. Otro informe clave es el de la autopsia. Con ello no sólo se sabrá el calibre del proyectil que acabó con la vida de Díaz, sino también su trayectoria y la distancia a la que se efectuó.