La decisión del actual titular del Plan Belgrano, José Cano, de dejar su cargo en marzo de 2017 para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales por el Acuerdo para el Bicentenario (ApB)afecta su credibilidad.
Lo que nunca imaginó José Cano, era que su pacto secreto con José Alperovich iba a salir a la luz. Diario Cuarto Poder reflejó en exclusiva la decisión de abandonar en marzo de 2017 el Plan Belgrano, estructura creada para rescatar del olvido al norte argentino. Ello puso de manifiesto que el ex diputado nacional sólo piensa en su propio bienestar y en honrar aquel acuerdo en las sombras que tiene con el ex gobernador tucumano, José Jorge Alperovich.
Cano sólo aspira a mantener su protagonismo en el centenario partido que lo vio nacer, la Unión Cívica Radical (UCR), pero las trascendencia de esa decisión lo dejó mal parado, no sólo ante sus socios del espacio conformado por el Acuerdo para el Bicentenario (ApB), sino ante aquellos que confiaron en él y le dieron un voto de confianza.
Cano no ha colmado las expectativas ni de propios ni de extraños. Desde el 2009, fecha de inicio del penoso éxodo que hoy lo tiene como protagonista, ha saltado de cargo en cargo y se ha transformado en un “partenaire” de lujo derrotado consecutivamente por su amigo Alperovich y, en la última elección, por su delfín y actual mandatario provincial, Juan Manzur.
Justamente el resultado de las últimas elecciones provinciales, le dio un rol de oposición dentro del territorio provincial, más allá del cargo nacional que le otorgara el presidente Mauricio Macri, sin embargo, no ha tomado la consistencia necesaria para ello. Pero tampoco hizo lo propio con el cargo nacional, en el que se debate en una serie de promesas y anuncios vacíos de respaldo. Cano no se preocupó en construir respaldo entre los miembros del gabinete nacional y se puso en la vereda contraria del ministro del Interior, Rogelio Frigerio que, en muchas ocasiones, se anticipó a los anuncios de obras que le hubieran correspondido como titular del Plan Belgrano.
Hasta el momento ha demostrado que no es un funcionario con mucha ductilidad en el manejo de las cuestiones propias del Poder Ejecutivo, lo que le resta puntaje a la hora de presentarse como un potencial candidato a Gobernador de la provincia. Todo ello es funcional al acuerdo que tiene con Alperovich quien, por otra parte, tiene una obsesión: volver a sentarse en el “Sillón de Lucas Córdoba”. En esa obsesión, Cano es una pieza fundamental, porque no tiene aspiraciones de fortalecer su espacio, sino de garantizarse un cargo legislativo nacional, que comenzaría con la próxima elección. Allí, como ya se publicó, encabezaría la lista de candidatos a diputado nacional, pero con la vista en una senaduría, entre 2021 y 2027, que le garantizaría la posibilidad de jubilarse en ese cargo, sin perder el protagonismo que quiere preservar en su partido, aunque ello implique la posibilidad de sentar a un radical o a un integrante del ApB en el Poder Ejecutivo. La gente que esperaba el cambio, ve en todo esto más de lo mismo. Y el penoso éxodo de “Belgranito” continúa.