La renuncia del exjefe de Gabinete bonaerense puso en imagen a la “casta”. “Veníamos bien y nos cae este escándalo”, se quejaban en el entorno de Sergio Massa.
Martín Insaurralde mostrándose en un yate lujoso y con una modelo famosa puso en imagen a la “casta”, el eje de la prédica de Javier Milei, comentaban los círculos políticos en Santiago del Estero.
“Veníamos bien y nos cae este escándalo”, se quejaban en el entorno de Sergio Massa, al tiempo que recordaban que a pesar de que “sacamos las papas calientes y nos pusimos al hombro el país, muchos parecen no entender aún lo que está en juego”.
En el entorno de Massa asumieron que este episodio iba a ser utilizado por todos sus oponentes poniendo a Massa desde el principio en desventaja frente al resto. Pero, quienes conocen al candidato a presidente por Unidos por la Patria afirman que en la adversidad es donde mejor se mueve.
Su mensaje, antes del escándalo de Insaurralde, era lograr que la mayor cantidad de gente vea el debate. Asimismo, pedía “trabajar para que a la Argentina le vaya bien y que quede claro y dejar claro nuestro mensaje en el debate…”.
El equipo de campaña de Massa, como así también las otras escuderías, conoce la importancia del debate, lo que no tiene respuesta es cuánto puede influir en el voto.
Lo cierto es que tres candidatos – Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa– tienen posibilidades de ingresar al ballotage dada la escasa diferencia entre cada uno de ellos que arrojaron las PASO.
“Es un final abierto y por eso el debate, con el riesgo de un traspié es tan importante”, sostienen en los equipos de campaña.
El debate, por ser una herramienta institucional, tiene normas preestablecidas que acotan la espontaneidad y los gestos, caras y hasta actitudes corporales toman importancia. También, aquellas expresiones comunicacionales que pueden servir para fijar un concepto.
En estos momentos parece claro que la ideología no es el factor determinante en la decisión de la mayoría de los votantes y la comunicación se aleja de los tradicionales actos multitudinarios con discursos a los gritos, para pasar a imágenes que apelan a la emoción. En este contexto, el debate puede fortalecer el vínculo con la ciudadanía como así también ponerlo en peligro.
Uno de los temas que todos los equipos de los candidatos se ocuparon de analizar detenidamente es el referido a la economía, la cuestión que más preocupa a los ciudadanos. No es para menos, con una inflación de dos dígitos, sin reservas y con la economía entrando en recesión. Milei en esta materia se siente “como pez en el agua” en contraposición con Bullrich. En más de una oportunidad en la que se refirió al tema, la candidata de Juntos por el Cambio expresó conceptos confusos y polémicos. Massa tampoco la tiene fácil en este tema, dada su doble condición de ministro y candidato. Así, es de esperar que sus oponentes cuestionen sus propuestas argumentando “y porque no lo hace ahora”.
En los últimos días, los tres candidatos se concentraron en ensayar el esquema -bastante rígido- del debate. Javier Milei cuenta con dotes histriónicas -cabe recordar su paso actoral-; Massa también maneja bien el mensaje, es hábil para evitar caer en trampas o chicanas, y Patricia Bullrich parece la más espontánea, pero la menos hábil de los tres ante los auditorios.
La Universidad de Santiago del Estero -que cumple 50 años – prestó su apoyo para que más de 400 invitados y otros tantos representantes de medios periodísticos colmen el Fórum (la vieja estación de tren reacondicionada en un gran centro de convenciones).
Con un importante despliegue de fuerzas de seguridad encargadas de custodiar el evento, el centro de Santiago del Estero estuvo este domingo más vacío que lo habitual.