Tras más de siete décadas, las tensiones continúan entre las partes. En medio de acusaciones cruzadas, resulta indispensable conocer el contexto de un enfrentamiento que no encuentra solución y se cobra la vida de miles de víctimas.
por encontrarse en el origen de las tres religiones monoteístas, hay una región en Oriente Medio que ha sido el escenario de mitos y leyendas fascinantes, pero también de los conflictos más atroces: el territorio comprendido entre el río Jordán y el mar Mediterráneo -donde se encuentra Jerusalén- es, para los cristianos, la cuna del cristianismo, para los judíos, la tierra prometida, y para los musulmanes, el lugar desde el cual Mahoma ascendió a los cielos.
La inestabilidad del territorio, sin embargo, no solo está relacionada con lo determinado por los textos sagrados, sino también con una serie de decisiones políticas que han ido definiendo, en función de acontecimientos como la Primera y la Segunda Guerra Mundial, a quién pertenece la también conocida como Tierra Santa.
Así, el 14 de mayo de 1948, el sionista David Ben-Gurión proclamó la independencia de Israel en ese territorio, si bien ya existía entonces una población que había vivido en esta región, Palestina, durante siglos.
Y aunque la creación de un Estado judío prometía resolver los problemas que enfrentaba la diáspora en una Europa antisemítica, lo cierto es que condujo al inicio de una cruel guerra que continúa viva a día de hoy.
Aunque el anhelo sionista se cumplió pocos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, la idea de establecer un territorio donde los judíos pudiesen vivir y practicar su religión libremente comenzó a incubarse siglos atrás. Y una de las principales causas de que esto ocurriese fue el antisemitismo europeo, que al contrario de lo que se suele pensar por la proximidad de fechas, no comenzó con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler: las manifestaciones de rechazo hacia los fieles de la Torá se remontan a la Edad Media, cuando fueron perseguidos y expulsados de reinos como Inglaterra (1290), Francia (1394) o España(1492).
n ese contexto general de aversión, se fue desarrollando en Europa un movimiento denominado sionista, que empezó a tomar fuerza durante el siglo XIX. Con Theodor Herzl como líder, esta corriente abogaba por el establecimiento de un Estado judío en Palestina como solución al antisemitismo. Y es que Herzl estaba seguro, tal y como proponía en su libro El Estado judío, de que la integración de los judíos en la sociedad cristiana era imposible.
Pero, ¿por qué a Palestina? Aunque se barajaron distintas opciones -entre ellas, algunos puntos de América del Sur, como la Guyana-, la elección de esta región de Oriente Medio tiene que ver con el Antiguo Testamento, que indica que es la Tierra Prometida por Dios al primer patriarca, Abraham, y a sus descendientes: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia» (Génesis 28:13).
Tras fracasar en el intento de convencer a varios gobernantes sobre la necesidad de apoyar su idea, Herzl redirigió sus esfuerzos hacia los judíos de a pie. Para hacerlo, estableció contacto con sionistas de otros países y comenzó a propagar sus convicciones a través del períodico Die Welt. Mientras se expandía el movimiento sionista, el auge del antisemitismo en el Este de Europa -principalmente en la Rusia zarista, Ucrania y Polonia- provocó las dos primeras aliot (plural de aliyá) o migraciones judías hacia Palestina, entre 1881 y 1903, y entre 1904 y 1914.
¿CÓMO NACIÓ ISRAEL? DE THEODOR HERLZ A LA RESOLUCIÓN 181
Los pogromos a la población judía en Europa continuaron, a su vez que lo hicieron las migraciones hacia Palestina. Entonces la región formaba parte del Imperio otomano, pero tras la Primera Guerra Mundial, los territorios otomanos fueron repartidos entre las potencias vencedoras del conflicto.
Así, en 1922, la Liga de Naciones oficializó el Mandato Británico sobre Palestina, apelando a la Declaración Balfour, por la cual el gobierno británico había anunciado durante la guerra su apoyo a la causa abanderada por los sionistas: “El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”, expone el texto escrito en 1917 por Arthur Balfour, entonces ministro de Exteriores británico.
La Declaración, que no tenía en cuenta a los árabes que habitaban Palestina, dio impulso al movimiento sionista y a la emigración judía a Palestina.
En 1933, la llegada de los nazis al gobierno alemán favoreció la quinta y más masiva aliyá, que hizo aumentar la tensión entre los árabes palestinos y los refugiados judíos. Con esto, se instaló entre la población palestina un sentimiento nacionalista que alcanzó su apogeo durante la Gran Revuelta Árabe, la cual se extendió desde 1936 hasta 1939.
Presión de los sionistas para tener un Estado
Al conflicto entre árabes y judíos en Palestina y a la presión de las organizaciones sionistas sobre Gran Bretaña para que facilitase la creación de un estado judío se le sumó la entrada en escena de una recién fundada Organización de las Naciones Unidas, que tras la Segunda Guerra Mundial -con el antecedente del Holocausto y la posición de Estados Unidos y la Unión Soviética favorable a la creación de un estado judío en Palestina- propuso en 1947 la “solución de los dos Estados”, posteriormente conocida como Resolución 181, la cual optó por “dividir Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, con un régimen internacional especial para Jerusalén”.
En 1948, Israel declaró su independencia. Y ese mismo día, los ejércitos de los países árabes vecinos atacaron el nuevo Estado judío y dieron comienzo a la primera guerra árabe-israelí.
El estado de Israel se formó quitando tierra a otro país: Palestina
El 15 de mayo -es decir, un día más tarde- el Imperio británico declaró la expiración del Mandato y se retiró oficialmente de Palestina, pero esa no fue la única consecuencia del conflicto, que duró un año y dos meses, aproximadamente: la que fue la Guerra de Liberación para los israelíes y la Nakba (“tragedia”) para los palestinos terminó con la victoria de los primeros, lo que condujo al desplazamiento de más de 700.000 refugiados palestinos hacia las zonas que les fueron concedidas -la Franja de Gaza y Cisjordania- y hacia otros países árabes como Siria o el Líbano.
Con esto, y a pesar de los múltiples intentos por establecer la paz en la región, este acontecimiento plantó la semilla de un conflicto que sigue vigente a día de hoy, y que registra un enfrentamiento en la actualidad: el pasado 7 de octubre de 2023, tras cumplirse 50 años de la Guerra del Yom Kipur, la organización islamista palestina Hamás atacó por sorpresa a Israel desde la Franja de Gaza.
La verdad no daña. Ahora ya sabes el por qué de lo interminable del conflicto árabe-israelí.
fuente: nationalgeographic