El ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria realizó el último acto de cara a las elecciones. “Este país necesita ponerse de acuerdo en cinco o seis cosas básicas”, afirmó.
El fondo fabril fue el escenario elegido por Massa para el cierre de su campaña. Su campaña, porque venía de otros cierres desde el martes. Ese día, el de la Lealtad, con Axel Kicillof en el estadio de Arsenal. El miércoles, en el Luna Park con Leandro Santoro. Dos eventos masivos, cada cual con su lógica: más peronista el primero, más lavado el segundo, atentos a la necesidad de captar votos radicales en CABA.
El suyo propio fue minimalista: una fábrica en Pilar, provincia de Buenos Aires, rodeado de trabajadores, ejes del discurso de anoche, que duró menos de media hora, y en que hizo guiños a un potencial gobierno productivista y federal, con imágenes cercanas al primer peronismo. El auditorio también estuvo conformado por docentes y jubilados. “Queríamos simbolizar el país en el que creemos”, dijo, develando todas las cartas, sin dejar lugar a que la interpretación la hicieran quienes veían el acto por TV o por YouTube, a través de planos que mostraban la fábrica desde arriba, alternando con movimientos de cámara desde el público, para emular la cercanía de un celular espontáneo. “Hace tres años estuve en este lugar cuando acá no había nada. Hoy es un proyecto industrial que exporta a siete países, casi una empresa familiar que apostó al valor agregado y al trabajo en Argentina. Esa es la Argentina en la que tenemos que confiar, con un Estado que sea facilitador”, afirmó.
Sucesos Argentinos
“Quiero contarles de mí: no soy hijo de una familia política, soy hijo de inmigrantes”. Massa recordó su historia familiar: “Soy hijo de la clase media que mueve todos los días este país. De los 8 millones de trabajadores formal que sueñan con su hijo en el colegio, con un paseo, con cosas muy simples. Con ver recompensado el trabajo de todos los días”. Massa se postuló como parte de la clase trabajadora. Una señal al peronismo de los cuarenta que buscaba el acceso de los obreros a bienes materiales y simbólicos, con Perón como el primer trabajador. Los noticiarios de aquella época como Sucesos Argentinos -que se pasaban en los cines- están plagadas de imágenes de Juan Domingo Perón en fábricas, con trabajadores de fondo: simétricos, homogéneos. Para terminar de crear esa épica de peronismo retro acaso faltaron las enfermeras, una anacronía para estos tiempos en que las mujeres conquistaron otras posiciones laborales. También faltó el humo de las chimeneas, otro leit motiv de las imágenes de los noticiarios: quizás ahora queda poco ecológico. En ese marco, no fue casual que hablara menos del gobierno de unidad y creara clics PJ.
“A los seis años una maestra me preguntó qué quería ser y dije que quería ser presidente”, recordó Massa de su niñez. Una introducción para apuntalar “cinco o seis cosas básicas”. Resumido: promover el trabajo y ayudar a aquellos en la economía popular y trabajo informal; mejorar salarios y el poder de compra; simplificar el sistema de impuestos y que eso además permita establecer un blanqueo que disminuya el peso de los impuestos en la actividad económica; crear un nuevo pacto federal con las provincias; cambiar el sistema educativo para integrar a los jóvenes; resolver la alfabetización
“Es absurdo que un laburante pague impuestos por hacer horas extras y no un argentino que es dueño de un campo en Estados Unidos”, graficó Massa. “No queremos un país que venda su riqueza sin tener valor agregado argentino. En vez de harina que exporte fideos”, señaló.
También mencionó su gestión en Tigre como el ejemplo de política en seguridad.