Acá ganan los peronistas, siempre”, dice Sergio Osores en Tucumán mientras carga una bolsa de papas que acaba de vender. Hace un mes abrió una verdulería en una esquina de la avenida Américo Vespucio, la principal del barrio Ejército Argentino, en los suburbios de la capital. Tenía una moto y la vendió para poder abrir este local, el segundo que tiene, que también ofrece productos de almacén. Antes vivía de una sandwichería que está en su casa, a dos cuadras. Cuenta que de vender 150 sandwiches por día, pasó a 40, quizás 80 en los mejores días.
“No se puede laburar. Hay mucha inflación, no te deja tranquilo. Vivimos al día”, relata el hombre de 53 años que tiene que cambiar los precios todas las semanas. “He votado a Milei y después cambié porque no lo veo con seguridad, dice una cosa, después dice otra”, opina.
Sergio es uno de los 158.060 tucumanos que cambió su voto de las primarias a las generales en favor de la fuerza oficialista. También votará a Sergio Massa en la segunda vuelta del próximo domingo. “No queda otra. No va a solucionar nada, pero por lo menos vamos a tener una mano mejor para los pobres”, dice.
Tucumán fue una de las ocho provincias que la movilización peronista recuperó para las elecciones generales. Acá, Massa logró una remontada de casi 12 puntos. En agosto, Unión por la Patría había conseguido un 32,84%, sumando los votos del ministro candidato a los de Juan Grabois. Para octubre, ese porcentaje aumentó a 44,97%. Mejoró su performance en los 17 departamentos de la provincia.
Quizás eso explique por qué después de las primarias, el tigrense tocó suelo tucumano dos veces. “Ahora que jugamos por los porotos van a ver al peronismo en la cancha”, adelantó el 9 de septiembre en el lugar que eligió para relanzar su campaña. Frente a la Casa de Tucumán logró escenificar una imagen de unidad del Partido Justicialista que incluyó a gobernadores, intendentes y sindicalistas.
Además de Buenos Aires, que resultó clave, fue en el norte donde Massa creció más. Consiguió pasar del tercer puesto en las PASO al primer puesto en las generales. De este modo, ingresó con un 36,6% de los votos al balotaje contra Javier Milei. A Tucumán solo la supera Salta, donde consiguió sumar un apoyo de 12,14 puntos. Después de las primarias, la maquinaria peronista se reactivó y para el próximo domingo esperan aportar incluso más votos. Dicen que pueden ser entre 50.000 y 70.000.
Al igual que en la mayoría del país, fue una sorpresa que en agosto, en su debut nacional, Javier Milei consiguiera, con un 35,95% de los votos, quedar primero en estas tierras. Hombres del peronismo descubrieron asombrados que el libertario había penetrado en barrios vulnerables.
Hay que remontarse a 1995 para encontrar una elección que el peronismo local haya perdido. En esa ocasión el exgobernador de facto Antonio Domingo Bussi ganó con el partido Fuerza Republicana. Ese apellido también estuvo en las boletas de este año. Ricardo Bussi, hijo de Antonio, es quien Milei propuso como candidato a gobernador en Tucumán.
“Creo que fue un voto castigo. Acá siempre ha ganado el peronismo por eso nos ha asombrado lo de las PASO. Estábamos con temor”, dice SIlvia Saracho, de 45 años. Es ama de casa y está barriendo la vereda de la cuadra en donde vive desde que nació. “Somos peronistas”, insiste.
Y los números la avalan: 34 de las 49 bancas que componen la Legislatura y 16 de las 19 intendencias están en manos del peronismo. En junio, el oficialismo había ganado cómodamente la gobernación, con un 58%. Sin Juan Manzur en la boleta, inhabilitado a competir como candidato por un fallo de la Corte Suprema, Osvaldo Jaldo se impuso. Roberto Sánchez, candidato de Juntos por el Cambio, sacó el 35%. El peronismo incluso logró, después de una tensa pelea voto a voto, arrebatarle la capital a la oposición. Lejos quedó Bussi, quien alcanzó solo un 4% -menos votos que en 2019- en su séptimo intento consecutivo por llegar a la gobernación.
“Acá siempre ha ganado el peronismo por eso nos ha asombrado lo de las PASO. Estábamos con temor, pero somos peronistas”
“Cuando hay elecciones para delegado comunal mandan a llevar gente pero en las PASO no ha habido nadie. Se ha notado muchísimo, ha habido poco movimiento, pocos autos”, cuenta Blanca Gladys Jaime. Es jubilada y cobra una pensión desde que enviudó. Tiene cinco hijos, pero solo dos todavía viven con ella en una casa blanca rodeada con alambrado, a unos diez minutos en auto de la ruta 302. Para las PASO no hubo movilización, dice, y se notó en los resultados.
El aparato se reactivó en octubre, para las generales. Antes de las elecciones a Blanca le ofrecieron un bolsón. Recuerda que traía arroz, fideos, azúcar. “Como dice el dicho, hay que agarrar porque con el mismo agua uno se lava la cara. Nos sacan a nosotros para que ellos tengan, es así. Ellos me dan a mí la mercadería, pero cuando voy a votar, ¿qué saben a quién voto?”, dice.
Cuenta que en el barrio no hubo punteros de Milei. “La gente que anda con él es rara”, opina. Conoce al libertario porque lo escucha en la tele. “Ningún político anda por acá. Una o dos semanas antes de las elecciones dan mercadería. No sé con qué irán a venir ahora”.
En esa calle de tierra hay unas pocas casas, apenas cuatro. “¿Qué van a ofrecer? Lo único que tienen para ofrecernos es plata. Años que tengo y es siempre así”, afirma uno de sus vecinos, Rolando Suárez, de 69 años, que vive con su mujer y una hija.
Es una práctica habitual: autos pagos por las distintas fuerzas políticas trasladan a los electores. Son varios los testimonios que coincidieron, además, en que a los votantes se les paga con la entrega del troquel en una sede partidaria. Según pudo reconstruir este medio, en junio y agosto variaba entre $5000 y $7000, mientras que para el balotaje alcanzarían los $15.000 o $20.000.
En las elecciones provinciales, Luis Enrique Pedicone y Cristian Petersen, dos dirigentes de la oposición, presentaron una denuncia ante la Junta Electoral y pidieron que el Ministerio Público Fiscal investigue la presunta “manipulación electoral”.
Son casi las 10 de la mañana y José Ledesma, que tiene 76 años, está por sentarse en una silla en la vereda junto a otros cuatro vecinos. Tiene en la mano un papel que le acaban de entregar con la cara de Milei con una cruz roja. “A nuestros/as compatriotas, para la 2° vuelta presidencial: No a la derecha antipopular y autoritaria”, dice. Y enumera: “Sí al trabajo, la educación y la salud. Sí al Estado de Bienestar. Sí a una Argentina para todos”. El panfleto que distribuye Libres del Sur cierra: “El 19 de noviembre votamos Massa presidente”.
“Han asustado a la gente”, dice José. No se refiere solo al papel que acaban de darle, también remarca que Milei dijo que iba a sacar los planes. “Aquí va a ganar Massa porque si no, no le dan trabajo. Antes, todos trabajaban en el ingenio azucarero, ahora, en la administración pública. La gente vota por el día, no por el futuro”, dice convencido. Cuenta que hace dos semanas, cuando el nuevo comunero asumió, los vecinos llenaron la plaza para pedir trabajo.
A solo dos cuadras de ese almacén, donde también cargan nafta para motos, está el Ingenio Cruz Alta, en la localidad de Colombres. En el inmenso complejo, que de afuera parece abandonado, funciona la fábrica azucarera más antigua de la provincia. A Cruz Alta la bautizaron así porque había una cruz elevada que servía de guía para las carretas que atravesaban esas tierras. Hoy, el empleo estatal alcanza el 38% de la población, con un salario promedio de $258.015.
Es en este departamento rural, el segundo más poblado después de la capital y ubicado en el este de la provincia, donde Massa logró su máxima remontada: subió 14,11 puntos, consiguiendo casi 30.000 votos de agosto a octubre.
“Cuando se junta el peronismo es imparable”, asegura un intendente que también adjudica el vuelco a “la plata en el bolsillo de la gente” gracias a las medidas del ministro de Economía. En la primera visita del candidato de Unión por la Patria, Manzur declaró al peronismo en “alerta y movilización hasta que Sergio Massa sea presidente”. Al aparato histórico, se sumó una oposición que ya había sido derrotada y aquellos que optaron por cambiar su voto.
Jaldo ya anunció la reapertura de paritarias para los trabajadores estatales y un anticipo a cuenta de $40.000. Son los primeros días del mes y las colas en los cajeros alcanzan las dos cuadras. Solo bajan en el horario de la siesta, pero no desaparecen. “Y bueno, si vos no cobrás el plan o el IFE, o algo, acá en Tucumán estás frito”, explica un hombre. Casi no hay cartelería: solo algunas pocas pintadas incluyen el nombre de Massa. La mayoría quedaron de las elecciones provinciales. El apellido Jaldo todavía copa las paredes. Apenas aparecen algunos afiches con la cara del ministro de Economía en la plaza central de San Miguel.
“Peronista hasta la muerte”
“Ella es peronista hasta la muerte”, dice Lourdes Real sobre su abuela. Tiene 21 años y estudia agronomía y recursos humanos. Dice que votó a Milei, al igual que la mayoría de los jóvenes que estudian, porque quiere “un cambio”. “Una persona que está de ministro de Economía, que nos está fundiendo, ¿qué nos puede proponer como presidente?”, se pregunta.
María Luisa González, su abuela y dueña de casa, no sabe leer ni escribir. Tiene diez hijos, cinco mujeres y cinco varones. Solo dos todavía viven en ese terreno, por donde caminan gallinas. Se suma el papá de Lourdes, que está algunos meses porque es chofer de colectivos de larga distancia y traslada trabajadores golondrina a Río Negro.
“Yo le digo que ese (por Milei) no va, no le tengo fé. No sabe ni expresarse”, dice la señora de 73 años. Lourdes es la única de la casa que va a votar a Milei. “Gane uno, gane el otro, estamos jodidos”, cierra la abuela.
fuente: lanacion