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El día después de que el fuego se devorara al Mercado Persia, provocando daños irreversibles en materiales y la infraestructura, los efectivos del cuerpo Bomberos y de la Policía realizaron una inspección de carácter preventivo para alejar la posibilidad de cualquier peligro latente en el viejo solar céntrico.

Todavía sin poder acceder al interior de lo que fue el mercado para llegar hasta donde estaban sus locales y mercadería, muchos puesteros empiezan a imaginar un espejo en el cual atisbar su futuro. “Vamos a terminar como la gente del Mercado del Norte o de la ex Terminal; desplazados, abandonados y sin respuestas. Cuando el accidente deje de ser noticia, nadie se va a hacer cargo”, vaticina Nelly Bruno, quien regenteaba un local de venta de lencería.

Nelly es una entre decenas de comerciantes que decidieron agruparse en la entrada de calle Salta 259 hasta recibir alguna visita o pronunciación oficial por parte de las autoridades estatales. “No sabemos lo que va a pasar mañana y estamos angustiados. Lo que pedimos es un gesto de solidaridad. Tenemos miedo de no poder volver a trabajar. A todos nos pasa lo mismo. Los vendedores que tenían un mejor pasar van a intentar comenzar de cero, pero los que apenas lográbamos levantarnos ahora ¿qué hacemos? nos toca la calle, la pobreza”, lamenta la comerciante.

Hace casi 30 años que Raquel Seiman trabaja en el Mercado Persia. Antes de disponer de su propio local, ella formaba parte de la lista de vendedores ambulantes que fueron reubicados lejos del microcentro durante la intendencia de Rafael Bulancio.

Con tantos años de experiencias por detrás, la vendedora asegura que las pérdidas materiales que generó el incendio serán difíciles de afrontar.

“Noviembre y diciembre es una época sensible. La mayoría ya contábamos con los productos que íbamos a vender para las Fiestas. Navidad y Año Nuevo son las únicas fechas en las cuales el consumo aumenta sí o sí y eso permite que nos acomodemos con algunos gastos”, advierte.

Para que las cuentas “cierren” Seiman asegura que al menos la mitad de los puesteros recurrió a algún préstamo o financiamiento en cuotas para comprar la mercadería por adelantado. “En general, esas deudas recién logramos terminar de pagarlas en enero o febrero, pero ahora que no tenemos ingresos no hay forma. Debemos cosas que no vamos a poder vender porque quedaron destruidas”, anticipa la mujer.

Sin haberse determinado aún la causa del incendio (algunas hipótesis apuntan a una falla eléctrica), hay varias opiniones contrapuestas en lo referido al mantenimiento de las instalaciones y sus irregularidades.

“El mercado contaba con canillas para sacar agua y baños, sin embargo, estos no era suficiente para la cantidad de puesteros que había. Por el resto, el lugar nunca fue clausurado en el pasado. Lo que está pasando es una tragedia, acá hay al menos 20 familias que comen gracias al sustento del mercado”, remarca la vendedora Elsa Amalia.

En cuanto a papeles, Seiman defiende el sacrificio que tuvieron que hacer todos para resistir la crisis económica. “A nosotros no nos vino nada de arriba y teníamos un aval para estar en el mercado porque pagamos el alquiler. Lo que pedimos es volver a tener un espacio físico para empezar a trabajar e intentar recuperarnos”, añade.

La estructura del mercado se divide en cuatro sectores. Según la ubicación del puesto y su tamaño el costo de uso es diferente. “Los alquileres pueden ser por día, semana o mes y van desde los $ 60.000 el más barato a los $ 80.000. Aunque queramos ir a otro lado, el 90 por ciento de nosotros no podría porque para alquilar se necesitan un montón de garantías y una inversión de dinero que no tenemos”, comenta Seiman.

“Este emprendimiento que funcionaba en el Mercado Persia no estaba habilitado y justamente el Municipio, desde que tomamos posesión del gobierno, viene haciendo las investigaciones correspondientes. Hoy mismo (por el lunes) vamos a iniciar una acción judicial, porque se trata de un emprendimiento privado, entre los propietarios del predio y entre muchos de los comerciantes”, afirmó Martín Viola, secretario de Gobierno de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. De ese modo encendió una alerta entre los puesteros.

Viola agregó: “Hay que ser prudente y esperar las pericias tanto de la Policía como de los Bomberos para realmente saber si se trató de una causa intencional, si fue fortuito o si fue propio, que es lo que tal vez uno puede sospechar de la irregularidad propia con que funcionaba este emprendimiento”.

El referente político del municipio cerró con un reconocimiento a los bomberos, a la Policía, al personal de Tránsito, a la Patrulla de Perotección Ciudadana y a Defensa Civil, “que ayer (por el domingo) desde el minuto uno, han colaborado para que esta desgracia no termine en algo peor”.

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