Letras de Fuego / Comentario / Por Manuel Rivas*. Los libros de poemas “Demasiado infinito” (2013) y “Buscar belleza en la oscuridad del mundo” (2018) desnudan el compromiso de Pablo Esteban Gatica, un poeta que busca la esperanza a pesar de la oscuridad del mundo.
Poesía comprometida con la esencia del ser
Ya en las dedicatorias de su primer libro, “Demasiado infinito” (2013), el poeta riojano Pablo Esteban Gatica nos deja, además del sentimiento de ser agradecido, una definición destinada a sus lectores que lo muestra de cuerpo entero.
“A todos los lectores que traten de leer mi alma, y sus propias almas”, con ello anticipa que su poética está destinada a reflejar el mundo y las emociones que le producen, pero con la generosidad de referirse a un sentir que puede ser colectivo.
“La poesía de Pablo Esteban Gatica es poesía comprometida con la esencia del ser, poesía constructora de conciencia, según las propias palabras del autor”, señala acertadamente su prologuista, la profesora Mónica Petrigliano.
Entre el desencanto y un mensaje universal
Petrigliano sostiene que el libro tiene un argumento: el desencanto. En ese sentido, además de subrayar que es una tendencia de las nuevas generaciones, señala que ese desencanto “tiene que ver con el dolor ante la crudeza de la realidad imperante”.
“Creo que un poeta puede hablar de sí mismo y no por ello dejar de intuir que está contribuyendo a la formación en la vida de alguien más”, afirma el propio autor en las preliminares de su primera obra poética.
“Escribir para exhumar alguna angustia, siento que me obliga también a buscar un balance, a sugerir una esperanza proponiendo la posibilidad de una salida, aunque más no sea una solución poética y fantástica, a la vida”, expresa Gatica.
La visión de las mezquindades y el dolor
Prologuistas y quienes han leído el libro de Pablo Esteban Gatica sostienen que se trata de un poeta comprometido. Y su propia poesía inicial “Llanto de la salina”, nos habla de la sacrificada vida de los que posibilitan que la sal llegue a la mesa hogareña.
Se pregunta: “¿Quién dijo que la pura luz blanca / no puede venir del infierno?” Mientras que en otra estrofa expresa: “Total que saben bien / deliciosos platos a mediodía / con saleros de lágrimas / que a ojos obreros / hemos robado”.
En “Creación y destrucción” aborda una preocupación universal en torno a la violencia entre los hombres y de ellos hacia la tierra; además de las advertencias que el propio planeta muestra como una “brutal esperanza” en la humanidad.
Cronista de tiempos dolorosos
Tal como lo afirma su prologuista, el autor es testigo comprometido de su tiempo. En “Invierno 2009, infecto 2009”, deja constancia de lo que despiertan las restricciones en la epidemia de Gripe A, y hace un paralelismo interesante con la dictadura.
No escapan al poder de la poesía ni las multinacionales, empresas y gobiernos que se benefician de las enfermedades que perjudican a los más débiles de la sociedad. “La salida, el escape, la cura / comenzará cuando las mil caras del hombre / sean una?”
“Calle catecismo” es un logradísimo poema que, a modo de espejo, nos muestra la cruel realidad de una ciudad en la que sus personajes parecen pisotear y ser pisoteados al mismo tiempo. Se trata de un golpe de realidad que conmueve.
Una abuela y todas las abuelas
Se puede escribir desde la propia vivencia y expandirse hacia los demás. El poeta lo demuestra en “Una religión de abuelas”, en donde inicia con un concepto de religión que las contemple y luego con su propia abuela, Guillermina.
En un momento este poema argumental pasa por otra abuela adoptiva, Casilda, quien era abuela de una novia y se arreglaba cada vez que él venía de visita. De esas vivencias particulares retoma la idea de adoración de las abuelas.
“El mundo no debe continuar / agonizando sobre su eje de rotación / sin haber fundado antes / una religión de abuelas / que levanten catedrales de caricias / y lluevan un maná de ternura / donde los milagros estén al alcance…”
Entre los que importan y el amor
En “Los que importan”, se halla la visión en torno a quienes mantienen la esperanza, maestra de barrio anémico, periodista desocupado, un científico sin presupuesto, trabajadores unidos en cooperativas, y cada uno que lucha por algo en la vida.
Allí también se despliegan los personajes que viven de las mentiras, las apariencias y el vacío que no llena la existencia de nadie. Para ellos, el poeta tiene su filosa artillería de versos en un antagonismo que llama a despertar la conciencia.
Por último, “Todas las mujeres pasan creando…” es un mensaje de amor salpicado de melancolía, pero con el reconocimiento de las virtudes de una mujer que enamoran. El punto de conexión entre las palabras y la actuación está muy bien logrado.
Una humanidad que duele
Existe una especie de maduración de conceptos continuadores en el libro “Buscar belleza en la oscuridad del mundo”, al punto que Lucía Carmona afirma: “La humanidad te duele Pablo a través de su historia. Te duele como un trago de sangre”.
Ramón Navarro indica: “En tus poemas Pablo, se desenlaza un torbellino formidable de imágenes y sensaciones iluminadas e iluminantes. Los vocablos y los símbolos, sobre todo los diferentes por vos creados, tienen un potencial fenomenal”.
“Todo el libro es un apasionado nadar en las tinieblas en busca del sol y esta pasión se debe únicamente a que el fin es que la luz encontrada plenifique para siempre al hombre (…) Un libro de esperanzas doloridas, pero al fin, esperanzas. Un libro para esperar el mañana”, sintetiza la gran poeta riojana Lucía Carmona.
Una poética de la humanidad
El prologuista, Fernando Viano, refiere: “…palabras como ríos que subyacen bajo una tierra que implosiona desde sus flaquezas en gotas de un dolor amargo, pero perfectamente matizado con leves pizcas de esperanzas, que dejan ver, al final del túnel, una luz tenue que reconforta”.
Coincide con otros comentarios al señalar que Gatica tiene “una mirada comprometida con el mundo que lo rodea”, además de apuntar a “la pretensión fundacional del poeta: poner un poco de brillo ante tanta opacidad”.
“Así es como nacen los indigentes, los indignados, los inmigrantes, los “indigrantes” de un escritor que nos advierte, con perspicacia intensa que no debemos creer ingenuamente, que no llegaremos a ser como ellos”, subraya Viano.
Mirar hacia adentro, mirar hacia afuera
En “Creando, creo que escribo”, el autor incursiona en una mirada interior hacia el propio proceso creativo. “Escribir es mi canto silencioso / mi retrato sin pintores / teatro sin actores / sangre sin muertos / resurrección sin religiones”.
En tanto que en “Los indigrantes”, se enfoca en la realidad de aquellos que deben huir de la guerra o de la pobreza. “Los indigrantes / en bolsos de arpillera / colocan sus cinco siglos de miseria / y parten a la tierra no prometida / la aguja de sus brújulas se clava en el norte / como insertando nuevo clavo / en su crucifijo”.
Los marginados del mundo no le son ajenos a la fina sensibilidad de este poeta riojano, cuyas obras resultan altamente recomendables para aquellos que, como pregonaba Mario Benedetti, “no se quedan al borde del camino”.
El sueño de la omnipresencia
En “Ondas”, el autor expresa el anhelo de convertirse en ondas de radio y con gran fuerza poética logra desplegar esa sensación de omnipresencia que se le atribuye a Dios. La simultaneidad de los pedidos también forma parte de ello.
“Como Dios, reírme de las durezas físicas / controlar el espacio, / ver la distancia como esa dama / que seduzco y pongo a mis pies / creador omnipresente / todos me recibirían, simultáneamente / como una divinidad que contesta / los rezos que piden por ella”.
Se podría afirmar tranquilamente y sin temor a equivocación, que Pablo Esteban Gatica maneja la técnica poética y los recursos, pero que en su producción lo argumental y sensitivo tiene una fuerza que subordina esta capacidad natural.
Los personajes de la vida cotidiana
Sin duda hallan espacio en la poética de Gatica los personajes que hacen a la esencia urbana. En “Las siete del invierno” emparenta la palabra invierno con infierno. La misma hora vivenciada por un albañil, un diarero, un vendedor de café -el único al que le permite usar su voz propia-.
También al obrero que sube al colectivo y repasa en su cabeza la dura jornada que tiene por delante; el niño que va con hambre a la escuela anhelando el desayuno escolar más que los saberes y, por último, los mendigos.
“¿Muere Dios en cada invierno / como amanecen muertos los mendigos / bajo un sudario de cartones y arpilleras / en el nicho gigantesco / de las puertas de las catedrales?” La pregunta retórica es contundente y no permite explicaciones.
La esencia de las palabras
En “Tributo a las palabras” Pablo Esteban Gatica emparenta a las palabras con la creación del universo, cómo inciden en el destino, cómo se usan para el bien o el mal, para expresar la verdad o la mentira, en un juego de antinomias muy acertado.
Las palabras son cosa seria para el poeta y en este poema, el más extenso de su segundo libro, sin adoctrinar y solo armado de recursos poéticos, ideas y sentimientos, este cronista despierta conciencias en una esperanza que persiste en la oscuridad de este tiempo.
“Los hombres temen la verdad / como la religión teme a sus herejes / como el fiscal teme a los inocentes / como los muros de las prisiones / a los prófugos”. Así también el poder, en todas sus formas, le teme al poeta y su rebeldía. Bienvenida esta rebeldía de Gatica.
Un poeta con todas las letras
Con estos dos libros, “Demasiado infinito” y “Buscar la belleza en la oscuridad del mundo”, podemos afirmar que Pablo Esteban Gatica se ha recibido plenamente de poeta, un autor comprometido con su tiempo y las problemáticas que lo aquejan.
En él está el ADN poético de su padre, el gran Héctor David Gatica, pero la sombra legendaria de su progenitor no lo opaca, por la sencilla razón de que el joven está haciendo su propio camino y con su voz poética bien definida.
Ojalá podamos leer en breve nuevos libros de este joven que no es una promesa sino una gran realidad para los riojanos, para mantener esa poética que los hace reconocibles, no solo en nuestra región sino en el país, y siempre con una gran proyección.
Saludo el momento en que estas dos obras llegaron a mis manos y hago votos para que aquellos que no conocen el estilo de este poeta, puedan verse sacudidos en su interior por la gran fuerza de sus versos. En mi opinión, altamente recomendable.
*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Periodista, profesor de Letras e Historia y director de Letras de Fuego Ediciones (Tucumán).
Datos del autor
Pablo Esteban Gatica nació en La Rioja. Es licenciado en Comunicación Social, Profesor en Docencia Superior y Profesor en Teatro.
Se desempeñó como columnista cultural en radio y durante una década colaboró con artículos de opinión para el suplemento cultural del diario riojano “El Independiente”.
Publicó los libros de poemas “Demasiado infinito” (Lenguaje desde esta Humanidad), en 2013, y “Buscar belleza en la oscuridad del mundo” (Lenguaje desde esta Humanidad II), en 2018.
Poemas y cuentos suyos fueron incluidos en diversas antologías de su provincia y del Noroeste Argentino.