Letras de Fuego / Entrevista. Por Manuel Rivas*. “Una iluminada de su tiempo”. Así define Honoria Zelaya de Nader a la primera santa argentina, Mama Antula, sobre quien escribió el libro infantil “¡Uno, dos, tres, Mama Antula mía es!”, a fin de que los pequeños reciban su legado universal.
—¿Cómo surgió esta iniciativa de escribir un libro infantil sobre Mama Antula?
—Me impactó la historia de esta mujer nacida en 1730 con el nombre de María Antonia de Paz y Figueroa, y el hecho de que se transformara no solo en una difusora de la fe, sino también en la primera escritora argentina y en una defensora de los derechos humanos, con todo lo que implica para aquella época, en donde la esclavitud y los excesos sobre los habitantes ancestrales eran comunes. Soy amiga de Cintia Suárez, la investigadora santiagueña, quien junto a la italiana Nunzia Locatelli, reconstruyeron la vida de nuestra primera santa. Consideré que los niños debían acceder a esa historia en un lenguaje acorde a sus edades y es por ello que inicié esta tarea.
—¿Cuáles fueron los pasos que siguió para concretarla?
—Fueron largos meses de trabajo. Lo primero, fue conseguir toda la información sobre Mama Antula. Para ello también conté con la ayuda del doctor en Letras Pedro Luis Barcia, quien me proporcionó gran parte del material bibliográfico. En la lectura, disfruté de sus cartas, porque ella fue la primera cultora del género epistolar antes de que se configurara nuestro país. Se carteaba con sacerdotes jesuitas, incluso luego de la expulsión de la Orden. Sus cartas reflejan la calidez y profundidad de su pensamiento. Lo segundo fue darle la forma de libro infantil, configurando cinco capítulos para que su ejemplo y mensaje lleguen como semilla fértil a las nuevas generaciones.
—¿Cómo les explica a los niños ese destino de santidad de la protagonista?
—Lo hago desde el primer capítulo, en donde reflejo el envío del ángel Fragancia, por el propio Dios, para que cuide desde su nacimiento a esta niñita que nacerá en Villa Silípica, Santiago del Estero. El ángel cumple presuroso la voluntad de Dios en el conocimiento de que María Antonia será la primera santa argentina.
—¿Cómo surge su denominación de Mama Antula?
—María Antonia tenía una especial vocación de proteger a los más débiles, en especial esclavos y aborígenes. Ella aprendió el quichua de su niñera y la traducción de su nombre en ese idioma ancestral es “Mama Antula”. Ya en su niñez curaba a los chicos con los que jugaba colocándoles su mano en la frente.
—¿Hacía esos milagros ya siendo niña?
—Sí, su devoción y amor por Dios y el prójimo, le permitieron ese don, que fue potenciado a lo largo del tiempo luego de transformarse en laica consagrada de la Compañía de Jesús, y también luego de la expulsión de los Jesuitas. Ella practicaba los ejercicios espirituales creados por San Ignacio de Loyola y los realizó en distintos puntos del país, en especial en el Noroeste y en Buenos Aires, a donde llegó caminando descalza. En una ocasión, cuando estaba haciendo ejercicios espirituales con doscientas cincuenta personas, no había qué darles de comer. Ella les dijo a sus colaboradores que sí había comida y realizó la multiplicación de los panes.
—¿Fue conocida en su tiempo?
—Su labor con los ejercicios espirituales fue notable. Mucha gente los hizo, entre ellos Manuel Belgrano y otros próceres. Sin embargo, el reconocimiento mayor es este del presente, porque subirá a los altares como ejemplo para la posteridad. Además, la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) la declaró Escritora Honoris Causa post mortem, al reconocer su trabajo en el género epistolar. Sus cartas fueron traducidas al japonés y al ruso, dado que los Jesuitas no tuvieron prohibiciones en ese país luego de su expulsión de América y Europa.
—¿Cómo definiría a Mama Antula?
—Una iluminada. Una defensora de los derechos humanos en una época en la que las niñas de la alta sociedad no se preocupaban por el bienestar de sus servidores. Ella jugaba con ellos, les enseñaba y los cuidaba, porque veía su gran sufrimiento y quería aliviarles esa situación. Su padre era encomendero y es por esa razón que tenía contacto con los nativos.
—¿Cómo surgió la idea de enviar el libro al Vaticano?
—Habíamos tenido la experiencia de enviar el libro anterior, “Un niño como cualquier otro, el Papa Francisco”. En esa oportunidad nos enviaron una misiva de agradecimiento, porque son muy correctos. Entonces quisimos repetir la experiencia con este libro, teniendo en cuenta la importancia de contar con nuestra primera santa.
—¿Cuál es su deseo con respecto al libro?
—Que la vida de Mama Antula sea una inspiración para los niños, que esta semilla crezca en ellos y dé frutos y que ella sea un ejemplo para que no se deben vencer por ninguna adversidad. Su mensaje fue llevar la voz de Cristo a quienes no la tenían, descalza, con sacrificio, pero siempre con la fe encendida que le permitió realizar muchos milagros. Su mensaje es de amor al prójimo, como portadora y difusora de la buena noticia.
—¿Cuándo será la presentación en Tucumán?
—Estamos ultimando detalles con el director de Radio Universidad, Ricardo Bocos, para realizar desde los estudios de esa prestigiosa radio universitaria la presentación del libro. En principio será el 25 de febrero. Una de las presentadoras será la periodista y escritora Magena Valentié. La idea es que sea a las 18 o 19, para que el público infantil pueda disfrutarla.
*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.
Datos de la autora
Honoria Zelaya de Nader, nació en Tucumán, donde reside. Es profesora, licenciada y doctora en Letras (Universidad Católica de Salta), a la vez que escritora.
Es Miembro de Número de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil.
Preside la Asociación Argentina de Lectura, filial Tucumán y ha sido designada Vicepresidente del Instituto Cultural de Tucumán.
Es co-fundadora del Centro de Información e Investigación en Literatura Infantil y Juvenil (CIILIJ) de la Universidad Nacional de Tucumán (1985).
En 2005 fundó la Escuela para Padres Animadores de la Lectura.
Actuó como Asesora Honoraria de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Tucumán (1991-1994).
En 1989 recibió el Primer Premio Nacional Aarón Cupit Ensayos de Literatura Infantil de la Fundación Noble y el Premio a la producción científica regional del Ministerio de Cultura de la Nación.
En 1993 recibió la distinción del Ministerio de Educación de la Nación por la Revista Literaria Infantil La Tejedora de Sueños.
En 2016 obtuvo la Faja de Honor Nacional de la SADE.
Recientemente fue declarada Socia Honoraria de la SADE Tucumán.
Entre otras distinciones y reconocimientos.