“Los guantes amarillos” y un intenso doble nocaut en la Sala Lazarte

El Maestro Julio Lazarte junto al escritor Manuel Rivas. Foto: Diario Cuarto Poder.

Letras de Fuego / Opinión / Por Hipólito Alvarado*. “¡Alpiste! ¡Perdiste!”, le diría al que se perdió la velada de la noche de sábado en la Sala Lazarte, en donde la narración de Julio Lazarte fue intensa e impactante y sorprendió el autor del libro con su canto.

Un traje de palabras a la medida

He ido en varias oportunidades a la Sala Lazarte. El lugar podría asimilarse a un protagonista más de la movida cultural que allí germina y florece en cada presentación. Encandila por la luminosidad, abrazo por la comodidad y fluye como la perfecta sonoridad que posee.

En las distintas veces que concurrí me ubiqué en distintos lugares y la acústica es única. Ello se potencia cuando sobre el escenario se encuentra uno de los últimos grandes declamadores que existen en el país. Sí, y está acá en Tucumán, aunque ustedes no lo crean.

Julio Lazarte crea el ambiente perfecto, como si fuera un sastre que prueba un traje de palabras al público. La tonalidad, las variaciones, el ritmo, se conjugan con lo sorprendente, lo histriónico y lo actoral, además de aquello que uno aprende en nutritivas pausas.

Desde el primer minuto en el ring

Julio Lazarte, de impecable saco gris, camisa blanca y su inconfundible moño, sumergió al público en la historia de un boxeador que se juega su última oportunidad de triunfo y lo hizo de tal modo, que uno podía imaginarse las escenas.

Esa sensación se potenciaba en el modo de escritura del cuento “Los guantes amarillos”, que da título al libro, y que ha sido calificado como cinematográfico, diría muy acertadamente, por la autora tucumana María Belén Aguirre. Una opinión siempre a tener en cuenta.

Los cambios de tono y hasta la respiración del protagonista combatiendo en el ring fueron logradas por la magistral capacidad de Lazarte, quien cosechó los aplausos en un final que dejó impactados a todos los presentes.

Una variedad entre cuento y cuento

Seguidamente, en un cambio de temática que muestra la diversidad de la primera obra narrativa de Manuel Ernesto Rivas, publicada por Editorial La Papa, Lazarte se adentró en las aguas de lo desconocido, de la magia mal entendida en el cuento “La poción”.

Manuel Rivas, Elena Acevedo y Julio Lazarte.

La narración fue también como un guante para este relato que narra la decisión de un joven de apelar a la magia negra para alcanzar el amor de una compañera de estudios. Sentí la tensión in crescendo, la sorpresa y hasta ese escalofrío que lo recorre a uno.

El final, impactante. No hace más que ratificar lo que dijo el editor, Pablo Donzelli, quien no pudo adivinar el final de ninguno de los cuentos. En este punto, Lazarte ya había noqueado al público con una entrega total que siempre lo caracteriza y que los autores aman.

Un escritor cantando

Los aplausos a la narración del anfitrión dieron paso a los comentarios adicionales que acostumbra a sumar para enriquecer las presentaciones. Hizo énfasis en lo sorpresivo de los finales que le hicieron recordar la primera época de Jorge Luis Borges.

Luego, invitó a Manuel Rivas a subir al escenario para cantar, lo que sorprendió a muchos de los presentes. El autor de “Los guantes amarillos” y “La fuente de Medusa”, explicó al público que, pese a unos problemas de salud previos, cantaría algo que les gustara.

Manuel Rivas, Romi Carrizo y Sandra Carrasco.

De este modo, y también con un gran porcentaje de sorprendidos, comenzó con el bolero “Contigo en la distancia”, de César Portillo de la Luz. Luego, prosiguió con “Somos novios”, de Armando Manzanero, y después con “Nunca supe más de ti”, de Sergio Denis.

El doble nocaut del final

Lazarte tomó de nuevo su lugar en el escenario y desplegó todas sus capacidades narrativas en otro cuento impactante, “La respuesta”, que narra la historia de un periodista que investiga apariciones fantasmales en una estación abandonada del subte de la Línea A.

Se trató de un disfrute pleno de la literatura. Como dije en el inicio de esta columna, si no fuiste, alpiste, perdiste. Después, cedió el espacio a la música y Manuel Rivas cantó “Penumbras”, de Sandro, y cerró con el bolero “No me platiques más”.

Las palabras finales del maestro Lazarte y los aplausos del público sellaron un doble nocaut literario y musical, que hace suponer que el ciclo de Recitales Poético Musicales de la Camerata Lazarte, siempre nos tendrá reservada esa dosis de sorpresa y disfrute.

Será hasta que las luces se enciendan, los bronces reluzcan y los espejos reflejen la calidez de ese abrazo que se dan la música, la poesía y la narrativa.

*Columnista de Cultura de Diario Cuarto Poder. Miembro de SADE Tucumán y de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional. Especialista en organización institucional y sistemas de seguridad.

Hipólito Alvarado. Foto: Diario Cuarto Poder.

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