Está en Palermo Chico, en un edificio que tiene unos 60 años. Se trata de la vivienda más cotizada de la Ciudad de Buenos Aires.
En un mercado inmobiliario que parece estar en pleno repunte, salió a la venta la propiedad más cara de la ciudad de Buenos Aires. Se trata del espectacular penthouse que habitó Amalia Lacroze de Fortabat hasta su fallecimiento en 2012. La empresaria más importante de la Argentina llegó a amasar una fortuna cercana a los USD 1.800 millones, una de las tres más importantes del país en su época, según Forbes, a través del emporio del cemento que inició su segundo marido, Alfredo Fortabat, dueño de Loma Negra y otras empresas.
Los herederos de la empresaria, también muy vinculada con el arte, decidieron poner en venta la propiedad. El inmueble sorprende por su gran superficie, poco común para una sola propiedad, y por ser además de penthouse un dúplex. Está valuado en USD 12 millones y se encuentra en un edificio de fines de los años 60, ubicado sobre la Avenida del Libertador 2960, casi esquina República Árabe Siria en Palermo Chico.
La vivienda, que fue varias veces reformada, se construyó con materiales muy nobles y en su mayoría importados: sobresale el mármol en escaleras y pisos. Está en las plantas superiores del edificio, una proyección de los arquitectos Jorge De La María Prins y José María Olivera, quienes también construyeron otras torres emblemáticas de la ciudad.
La entrada al edificio cuenta con un ala privada que incluye un ascensor para acceder directamente a los 2.130 metros cuadrados de los pisos 12 y 13 que ocupa el penthouse, así como un acceso independiente al garage privado con espacio para 10 automóviles.
Se ingresa al área social de la propiedad a través de un gran hall de mármol que conduce a cuatro fabulosos ambientes (con más de 3,50 metros de piso a techo) con salida a una gran terraza que abarca los 35 metros del frente del edificio y ofrece magníficas vistas.
La propiedad cuenta con una superficie cubierta de 1.725,87 m2 y terrazas que suman un total de 368 m2.
Una gran sala de jardín de invierno conecta con una terraza que incluye pileta y vestuarios. Todo en su conjunto es muy luminoso.
La propiedad también cuenta con dos toilettes, una cocina profesional y un amplio sector de servicios.
Víctor Sedani, de Sedani Propiedades, quien también tuvo la propiedad en venta, dijo que “esta vivienda asombra desde el ingreso por su gran amplitud. Es única en CABA y el vestidor que usaba Amalita tenía más de 100 m2, era otro departamento dentro de la misma superficie”.
El área de dormitorios cuenta con una suite principal que incluye un living íntimo y un baño de mármol sectorizado, conectado a una terraza.
Además, hay otras dos suites con sus respectivos cuartos de vestir, y la posibilidad de agregar más dormitorios en suite.
La propiedad cuenta con una biblioteca totalmente revestida con elegantísima boiserie, un gimnasio y un amplio sector de servicios.
“Cabe destacar la gran calidad de todos sus materiales, herrajes, carpintería, y los pisos de roble y mármol, todos en impecable estado. La vivienda también dispone de servicios centrales y un grupo electrógeno propio”, informa la inmobiliaria Emily Salzmann, que la comercializa actualmente.
Como el edificio fue construido hace unos 60 años, no era habitual que se incluyeran amenities. Sin embargo, la vivienda que habitó Amalita cuenta con piscina, gimnasio y otras áreas sociales.
Con 5 dormitorios, 4 baños y seguridad las 24 horas, es una propiedad ideal para un usuario final. Desde el mercado inmobiliario destacaron que, por el momento, los interesados son compradores locales, no del extranjero.
En los planos de ambos pisos se puede observar la gran amplitud de la propiedad y como están conformados sus más de 15 ambientes.
Cuentan que en el edificio, para extremar la seguridad, ella se encargaba de cubrir todos los detalles y abonaba los gastos de seguridad para que los vecinos de los pisos inferiores no pagaran tanto de expensas. Actualmente, se calcula que las expensas en este edificio superan los $1,3 millones por mes.
La reina del cemento
Amalia Lacroze nació en Buenos Aires el 15 de agosto de 1921 y falleció en esta ciudad el 18 de febrero de 2012. Durante su juventud se convirtió en un ícono de la moda y participó en diversas obras benéficas. En 1942 se casó con el abogado Hernán de Lafuente, con quien tuvo a su única hija, María Inés de Lafuente, quien falleció en 2015. Tras un largo proceso de divorcio, se casó en 1955 con Alfredo Fortabat, fundador de Loma Negra, y lo acompañó en sus viajes de negocios al extranjero.
El 10 de enero de 1976, Alfredo Fortabat falleció a causa de un ACV a los 81 años. A partir de ese momento, Amalita, asumió un rol público y activo al frente de la empresa familiar. Cinco meses después, dejó el luto y comenzó su carrera empresarial.
Amalita no se apoyó sólo en los hombres de confianza de su esposo; moldeó la conducción a su medida y supo mantener aceitados los vínculos con el poder. Durante el Proceso, se convirtió en la mayor proveedora de importantes obras públicas. Su influencia continuó durante los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem.
Se identificó como alfonsinista y participó en delegaciones oficiales, aunque rechazó una candidatura a vicegobernadora de Buenos Aires en 1983. Desarrolló una cercana relación personal con Menem, quien la nombró Presidenta del Fondo Nacional de las Artes y Embajadora Plenipotenciaria, ganándose el apodo de “La Dama de Cemento”.
Otra muestra de su contacto con el poder: una de las últimas audiencias oficiales de De la Rúa como presidente, el 19 de diciembre de 2001, fue a Amalita, preocupada por las deudas de su empresa debido a la crisis económica. Hasta el final buscó influir para obtener decretos y resoluciones favorables.
Su actividad filantrópica y social fue muy activa durante toda su vida. En Olavarría, los Fortabat fueron generosos y atentos a las necesidades de los empleados de la fábrica y los habitantes de la ciudad. Además de grandes donaciones y la construcción de edificios públicos, durante décadas colaboraron con gastos médicos de emergencia, consiguiendo los mejores médicos y tratamientos costosos. También otorgaron numerosas becas para que los empleados y sus hijos pudieran estudiar en distintas universidades e institutos.
También fue una gran coleccionista de arte. En 1980 compró un Turner por USD 7.000.000, un récord en ese momento. A principios de los 2000, vendió algunos cuadros para pagar deudas de la empresa, pero su colección siguió siendo una de las mejores de América Latina. El Museo Fortabat en el Dique 4 de Puerto Madero exhibe cientos de obras que le pertenecieron.
Tras varias crisis económicas, vendió Loma Negra en 2005 a la empresa brasileña Camargo Correa por 1.025 millones de dólares.
Además del penthouse en Palermo Chico, Amalita Fortabat poseía varios inmuebles como una casa en Libertador y San Martín de Tours, otra en San Isidro, y otra en Mar del Plata. También contaba con un edificio en Diagonal Norte 634, donde funcionaba la sede de Loma Negra, y un dúplex en el Hotel Pierre en Nueva York, que fue vendido hace más de 13 años.