Una vez más, los cajeros automáticos del Banco Macro en Tucumán se convierten en el escenario de una película repetida: largas filas, desvelos, estómagos vacíos y la frustración de no poder acceder al propio dinero.
Esta vez, los testimonios y fotografías se difundieron desde Simoca, donde se encuentran personas de Chicligasta, Rodeo Grande, Buena Vista y Pampa Mayo, sumándose a las denuncias de La Cocha, Graneros y Alberdi.
Una escena habitual que viven miles de tucumanos, especialmente empleados públicos, cada vez que se acerca el día de pago.
La falta de previsión y la escasez de efectivo en los cajeros automáticos se traducen en horas perdidas, malestar y angustia para quienes solo buscan cobrar su merecido salario.
Esta situación no es exclusiva de una localidad o de un banco en particular, sino un problema crónico que se extiende por toda la provincia y que exige soluciones urgentes.
¿Es tan difícil garantizar que los cajeros automáticos estén abastecidos de efectivo en tiempo y forma? ¿No se puede implementar un sistema más eficiente para distribuir el dinero en toda la provincia?
Los tucumanos merecen un trato digno y respetuoso como personas que trabajan duro y que tienen derecho a acceder a su dinero sin tener que pasar por esta odisea mensual.
fuente: noticiasdelinterior