Con un partido que pintaba accesible y estuvo a punto de perderse. Con cuatro horas de juego. Con buenas rachas y baches que no se terminaban. Argentina está viva. El campeón se mantiene de pie. Con un equipo diezmado y varios parches en el camino, el conjunto de Daniel Orsanic llega al domingo con chances. En un duelo apasionante hasta el final, la pareja integrada por Leonardo Mayer y Carlos Berlocq le ganó en cinco sets a Fabio Fognini y Simone Bolelli: 6-3, 6-3, 4-6, 2-6 y 7-6 (7). Ahora la serie está 2-1para los italianos y este domingo desde las 11 será la definición con los singles. Un dato que puede volver aún más importante este match: el equipo argentino nunca pudo dar vuelta una serie que perdía 0-2.
La doble jornada del viernes había dejado a la Argentina sin margen de error. No quedaba otra que ganar para seguir en carrera. Para que el primer paso después de la gloria no fuera en falso.
Con esa misión, en el mediodía soleado, salieron a la cancha del Parque Sarmiento Leonardo Mayer y Carlos Berlocq para enfrentar a los italianos Fabio Fognini y Simone Bolelli y tratar de empezar a revertir la serie.
El capitán Daniel Orsanic eligió a Mayer, quien el año pasado formó dupla con Juan Martín Del Potro en la semifinal ante Gran Bretaña y la final frente a Croacia, y a Charly Berlocq, quien lleva disputados seis encuentros de dobles en la Davis (dos triunfos y cuatro derrotas).
Del otro lado, el capitán italiano, Corrado Barazzutti, con la chance de cerrar rápido la llave, apostó a la mejor dupla que puede conformar: Fognini, quien el viernes sufrió una gastroenteritis que le impidió disputar el segundo single, junto a Bolelli.
El juego arrancó parejo. El equipo argentino logró levantar un break point en el juego inicial y después no logró capitalizar dos chances con la ventaja 2-1 y el saque de Bolelli.
En un trámite inestable, la pareja italiana lucía más sólida y siempre exgía el servicio de los argentinos. Lo sufrió Mayer en el séptimo game, pero otra vez lo lograron rescatar. Para eso contaron con un par de devoluciones fallidas de Fognini, que se fastidiaba por sus errores.
Y Argentina aprovechó su momento. Fognini al saque extendió su mal humor, Berlocq sacó un par de palazos de fondo y llegó el primer quiebre: 5-3. Por primera vez en la serie, el equipo de Orsanic sacaba una luz de ventaja. Y cerró el set con un buen juego de servicio de Charly, 6-3.
Con la ventaja, los jugadores argentinos se soltaron. Y a Italia todo le costaba mucho más. Mayer ganó la red con confianza, Berlocq exigía con su derecha desde el fondo y, como los europeos no lograban hacerse fuerte con su saque, los locales inclinaban la balanza para su lado.
Dos puntos de quiebre que no pudieron capitalizar en el primer saque de Bolelli y luego sí llegó el break ante Fognini. El talentoso jugador italiano era el mejor recorte del bache que sufrían los visitantes. Contrariado, sin conectar buenos golpes y perdiendo los pocos puntos largos que siempre suelen dejar una marca psicológica a futuro.
Argentina aprovechó su momento. El quiebre final para el segundo 6-3 llegó con el saque de Fognini y un ataque letal de Mayer a la red, una constante de ese segundo parcial.
Fognini sufría el partido. Y al mismo tiempo Berlocq se agrandaba y mostraba ese carácter que lo caracterizó en los juegos de Copa Davis. Italia cerraba los dos primeros sets con 20 errores no forzados en cada parcial.
En el tercer set bajó el ritmo y se emparejó el trámite. Cada cual sostenía su servicio, hasta que Berlocq sacó 4-4. Y apareció Fognini. Todo lo bueno y lo malo de Italia pasaba por su raqueta. Subió bien a la red y con un par de voleas puso rápido el 0-40, después faló una derecha invertida y desperdició la primera chance de break. Y finalmente exigió en el peloteo en la red a Mayer para quedarse con el juego y romper el saque argentino (sumó cuatro dobles falta en la manga) por primera vez.
Lo confirmó el propio Fognini con su saque. Y así Italia se llevó el parcial 6-4 para estirar la definición.
El cuarto set fue una extensión del tercero. El estadio en silencio y los italianos en pleno crecimiento. Fognini era otro: suelto, cerró el primer game con un revés paralelo digno de su talento para quebrar el saque de Leo Mayer. Era el peor momento del dobles argentino.
El saque de Mayer falló nuevamente y lo que era 40-15 derivó en un punto de quiebre aprovechado por los italianos para ponerse 4-1 arriba y tomar el dominio completo de las acciones. La historia ya estaba juzgada. Los europeos, con casi un 90% de efectividad con sus primeros saques, cerraron el parcial con un contundente 6-2 y en el Parque Sarmiento la sensación que sobrevolaba era negativa.
El quinto set arrancó con errores para los dos lados. Mayer arrancó mal pero logró rescatar su primer servicio. Ese juego inicial levantó al público argentino y empujó a Bolelli a un game de pesadilla con su servicio: doble falta, errores no forzados y quiebre para Argentina para ponerse 2-0 de arranque en el quinto. Pero Berlocq devolvió gentilezas de inmediato y los europeos recuperaron el break sin problemas, con un par de buenos ataques a la red de Fognini.
El 0-2 del viernes empezaba a jugar. Lo que para Italia podía ser una derrota, para Argentina era la eliminación. Y la definición fue dramática, en un tie break tremendo.
La Argentina salió con todo de la mano de Mayer. Y llegó a tener cinco match points que no pudo capitalizar. La definición pasó para el otro lado, pero la presión también. Y ahí volvió la mística del conjunto de Orsanic en un cierre que ya tenía más de corazón que de manos y piernas. El desahogo llegó con una volea “atajada” por Berlocq en la red para conseguir un nuevo punto de partido y estalló con una combinación perfecta de Mayer: saque abierto al revés de Fognini y definión exquisita de drive, con un ángulo corto e imposible para Bolelli.
Argentina ganó un punto emocionante y sigue con chances. En un equipo que sufre las lesiones habrá que esperar hasta último momento quién sale a jugar el cuarto punto, este domingo desde las 11. Por lo pronto, cuando parecía que tocaba la lona, el campeón está de pie.
Fuente. Clarín