El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Michael Flynn, renunció a su cargo el lunes tras reportes de que informó erróneamente a funcionarios del gobierno de Donald Trump sobre sus contactos con el embajador de Rusia en el país, Sergey Kislyak. Será reemplazado por el general Joseph Kellogg, quien ocupará el puesto de consejero de forma interina, informó la Casa Blanca.
En un primer momento, Flynn dijo a los asesores de Trump que no había discutido las sanciones con el enviado de Moscú. Al parecer, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, confió en la información que le ofreció y respondió públicamente por el asesor en seguridad nacional.
Pero en su carta de renuncia, Flynn finalmente reconoció su error: “transmití sin querer al vicepresidente electo y a otros información incompleta sobre mis conversaciones telefónicas con el embajador de Rusia”, escribió.
“Me disculpé sinceramente con el Presidente y el vice presidente, y aceptaron mis disculpas“, agregó el funcionario.
La marcha de Flynn apenas un mes después de la toma de posesión de Trump supone un extraordinario y temprano revés para el equipo de asesores del presidente. Flynn fue un fiel apoyo de Trump durante la campaña, pero sus vínculos con Rusia causaron preocupación entre otros altos asesores.
En los últimos días el asesor presidencial estaba acosado por una creciente polémica sobre sus controvertidas conversaciones: los diarios The Washington Post y el The New York Times informaron el viernes pasado que los servicios de inteligencia descubrieron que Flynn pidió al embajador ruso no reaccionar de forma desproporcionada porque la administración Trump podría revisar las sanciones cuando llegara a la Casa Blanca.
Este lunes, horas antes de la renuncia, el portavoz de la presidencia, Sean Spicer, había reconocido que Trump estaba “evaluando la situación” creada por Flynn y que estaba en contacto con Pence para analizar este tema.
Los congresistas demócratas reclamaban de forma insistente que Flynn dimitiera o fuera despedido, mientras los republicanos habían optado por mantener un cauto silencio.
Flynn, un general retirado y veterano de las guerras de Irak y Afganistán, era el principal consejero militar de Trump. Causó controversia con unas declaraciones que los críticos consideran que rozan la islamofobia, pero su postura respecto a Rusia y China era considerada más flexible. El asesor de seguridad nacional no es, formalmente, parte del gabinete, pero a menudo es uno de los consejeros más influyentes para el presidente.
Tras la carta de Flynn, la Casa Blanca difundió un comunicado para aceptar su renuncia e informar que el general Keith Kellogg asumirá el cargo de asesor interino de Seguridad Nacional.