Ximena Suárez era una de las azafatas del vuelo 9233 de la compañía LAMIA. La empresa se niega a pagar una indemnización porque ella “no murió en el accidente”.
Ximena Suárez es una de las seis personas que fue rescatada con vida de entre los escombros de lo que alguna vez fue un avión de la aerolínea LAMIA. Hoy en día, a casi tres meses del accidente, su vida es un calvario.
En una entrevista a la cadena BBC, la boliviana madre de dos hijos contó las penurias que atraviesa día a día debido a los incumplimientos de la compañía aérea para la cual trabajaba, las pesadillas que tiene cada noche y los agravios que recibe por parte de la opinión pública.
Luego de la caída del avión, Suárez estuvo internada 21 días. Según confirmó su abogado, Carlos Subirana, los costos de su internación alcanzaron los 12.700 dólares.
“Ella tuvo que gastar de sus propios recursos y llevar las facturas para que le paguen el tratamiento. Hemos conseguido con trabajos judiciales que la aseguradora pague parte del tratamiento”, explicó Subirana.
Por su parte, el abogado de los directivos de la empresa, Néstor Higa, aseguró que la compañía le dio el total correspondiente al pago de gastos médicos: “No tiene derecho. De los US$25.000, se sacaron para pagar los gastos en Colombia y el resto se lo dieron”. Además, LAMIA se negó a pagar una indemnización ya que Suárez “no murió en el accidente”.
Ante la falta de respuesta de la aseguradora Brisa, que argumenta que para una indemnización por “invalidez total permanente” se necesita una extensa evaluación “médica/psicológica”, Suárez ha recurrido a su familia para poder costear los gastos médicos. Además, inició una campaña para recibir donaciones en GoFundMe en donde ya acumula más de 2.900 dólares.
Esta campaña, ha provocado que cientos de usuarios tilden a la boliviana de “oportunista”: “Dicen que era mejor que me hubiera muerto, que me estoy aprovechando de la gente de buen corazón, que por qué no me ponía a trabajar”.
A estos agravios, ella contesta con la verdad: “Lo que yo quiero es salir de todo esto, terminar mis terapias y ponerme a trabajar. Mi sueño siempre ha sido volar”.
Mientras tanto, Suárez avanza en su recuperación física: “Estoy ahorita con fisioterapia del tobillo y el cuello. Tengo dolores en la espalda. Tienen que hacerme una cirugía de nariz. Están terminándome los dientes, porque perdí los de enfrente”.
Sin embargo, su recuperación física no es lo que más la preocupa, sus pesadillas y su miedo a volar no la dejan dormir tranquila: “Se me vienen imágenes a la cabeza del accidente. Me levanto con pesadillas, me vienen imágenes del equipo, de los pasajeros que iban tan felices”.
Pero estos inconvenientes, no alejan a Suárez de su deseo: “No sé si podré volverme a subir a un avión. Pero eso es mi pasión”.
Fuente: Infobae