El escritor tucumano Daniel E. Posse.
Letras de Fuego / Entrevista / Por Manuel Ernesto Rivas*. Charlar con un autor que no se reconoce poeta puede ser difícil, pero el talento de Daniel E. Posse es indiscutible a pesar de su postura. Es por ello que compartimos el diálogo sobre su nuevo libro “Las Ciénagas”.

Manuel Rivas (MR): —¿Cuéntanos cómo surgió este nuevo libro “Las Ciénagas”?
Daniel Posse (DP): —El surgimiento de este nuevo libro, que es nuevo porque ha sido editado ahora, pero que fue escrito hace mucho, fue un largo proceso, que fue gestado por etapas, por momentos, por instantes, que muchas veces me han parecido eternos. Los poemas se fueron acumulado durante más de 30 años, porque no me atrevía a publicar poesía. Siempre sentí que mi producción poética no estaba a la altura de las los demás poetas, me daba cierto pudor y hasta vergüenza mostrarla. Entonces esta acumulación fue gestando un libro, donde coexisten poemas desde mi adolescencia, hasta los que escribí a los veinticinco. Después, un día, armé o intenté armar un libro, en el tuve el esfuerzo, y la colaboración de la Licenciada y Profesora Luciana Palacio, quien me escribió el prólogo, con la promesa de que algún día sería publicado, ese día llegó más de una década después. Así que gracias Luciana Palacios por tanta paciencia y espera.
En el año 2022, recibí dos premios en el Concurso Internacional “Viña Joven” de la Fundación San Antonio María Claret en Santiago de Cuba, al leer la crítica, de porqué habían sido premiados los tres poemas que envié, por primera vez me sentí casi orgulloso de ellos. Los mandé con miedo, porque era un certamen de poesía religiosa, y la verdad que mis poemas, eran medio revoltosos y cuestionadores, por decirlo de alguna forma elegante. Tiempo después me hice de coraje, y le pasé el libro a un amigo, que quizás usted conozca, llamado Manuel Rivas, quien me hizo una devolución que me dejó sin palabras por días, y con un análisis de la obra, que va incluido en la edición. A partir de allí me puse a trabajar y con la intención de que sea publicado. Pero me parece oportuno destacar también el aporte de la Profesora Viviana Rodríguez de Concepción, quien al leer una copia del manuscrito, me dijo:— Si hubiera tenido este material cuando daba clases, hubiera sido esencial, porque siento que ahora lo es—
MR: —¿ En esa gestación hubo un hilo conductor, o una coherencia estética que ayude a que los poemas puedan nuclearse en un libro?
DP: —Al principio todo me pareció un caos, un amontonamiento sin una conexión, pero como a medida que pasaba el tiempo, y en ese proceso embrionario de expulsar palabras, que parecían ir acumulándose, y después de leer, releer, corregir, tachar, buscar, tirar, anular, fui encontrando que si uno buscaba el hilo conductor se iba visibilizando. Muchos poetas o escritores, o pretendidos poetas, que escuchan más la sordera de sus propios egos, que la otredad del mundo, no entienden que quizás la poesía es un arte mayor, en el que si bien la sensibilidad cuenta y nutre, también lo hace el trabajo de reescritura. No todo lo que se escribe es bueno. Es más lo malo que lo bueno. Pero se ha impuesto cierto flagelo en las mentes y las almas de los escritores. Por un lado, temen decir algo que es malo en público, porque pareciera que es un pecado capital, (me refiero a consideraciones estéticas del trabajo de los otros) pero lo dicen a escondidas, en susurros, en rumores ásperos. Por otro lado, la guerra de egos, la de negarse a aceptar la crítica del otro, el gusto estético del otro. Porque aceptar la otredad parece una blasfemia, pero lo hacen de forma invisible. A espaldas critican, injurian lo que se hace, pero ellos no se atreven a hacer. Parece que al final los escritores y poetas, dejaron su rol de darle voz al alma, para dárselas al egoísmo y a la vanidad. Claro que no todos, el arte de la escritura posee una gran esperanza.
Portada del libro “Las ciénagas”, de Daniel E. Posse.
MR: —En cuanto a las promesas ¿Son visibles?
DP: —A veces sí y en otras no. Es que también abundan los falsos profetas, que con el afán de supuestamente visibilizar les hacen creer a multitudes, que acomodar palabras y versos, se traduce en el arte de la poesía. No les inculcan, que hay que trabajar y aceptar las críticas. Escribir la primera vez un poema es como el inicio de una gestación de vida, todo lleva su tiempo, su espacio. Hay que leer, escuchar, intentar sentir y entender, aprender para nutrirse, para que quizás las destrezas del otro se conviertan en un aprendizaje, que nos haga mejores. También es verdad que hay críticas y críticas. Uno puede percibir la cizaña y las intenciones reales con solo escuchar. Claro que el camino al infierno está plagado de buenas o supuestas buenas intenciones, y en esto entran las críticas, y las legiones de nuevas y viejas legiones de gestores culturales, que no son más que mercenarios mezquinos en una gran mayoría. Ojo los hay buenos, pero debemos reconocer a los malos, identificarlos y obviarlos.
MR: —¿Por qué el libro se llama Las ciénagas y por qué elegiste esa imagen para la tapa?
DP: —Elegí ese nombre, porque después de los procesos de lectura, reescritura, de buscar la coherencia estética o la supuesta coherencia que creo tener, encontré que era una palabra que aparecía continuamente, y entonces analicé y busqué entender el ¿Por qué?. Busqué todos los significados, los resignifiqué en esa búsqueda, intenté comprender sus simbolismos, más allá de que en una ciénaga florece en medio de la podredumbre la vida. En medio del barro maloliente la vida en sí se expande. Las palabras con sus imágenes, analogías en cada verso, implican los múltiples senderos en los que atraca el alma y también levita. Si lees el libro, podrás sentir esas ciénagas multiplicarse y tomar los sentidos de tu mundo, tus identificaciones y entonces realizarás las transferencias necesarias, tal vez para exorcizar tus demonios y tus ídolos vacíos y entender los genuinos. La imagen que elegí es de una ciénaga en Colombia, cuando la vi me enamoré y allí decidí que esa sería la tapa, porque me representaba y representaba todo lo que para mí y mi obra significan Las Ciénagas.
MR: —¿Cuáles son las ciénagas que atormentan al poeta?
DP: —En primer lugar voy a responder cuáles son las ciénagas que me atormentan a mí, porque no me considero poeta. Las ciénagas que me desgarran, son las que convergen con el territorio del amor y el desamor, las del desarraigo, las de los miedos, y las cegueras. Las de la negación y el hambre. Las que descarnan la patria, entendiendo que la patria también es el otro. Que esas frases no son palabras vacías ni muertas. Las del dolor de la muerte, y las de la deslealtad, que es una de las virtudes más escasas. Las del no entendimiento porque a mí me importan más los lazos de afecto, que los de la sangre. Las consecuencias de todos los tipos de pestes y sus infortunios, el miedo de no poder prevalecer en condiciones dignas. Las de la amistad y sus reales retribuciones, dejando las máscaras de la avaricia. Las que contienen los siete pecados capitales, porque reconozco, que la soberbia, la lujuria y la pereza me pueden, más veces de las que reconozco y quiero o deseo.
MR: —¿Por qué no te consideras Poeta?
DP: —No me siento poeta, no me reconozco como poeta, no lo considero entre mis posibilidades inmediatas, porque no creo estar a la altura de ninguno. Es tanto mi respeto y veneración por los poetas, que creo no tener, ni poseer el talento para serlo. Me identifico con mínimo como trabajador de la palabra, un proletario de la escritura. No sé si soy poeta, solo sé que acomodo palabras, eso lo dirá el tiempo, la historia, si es que existe un mísero espacio para mí. Por otro lado, aprendí que no sentirme me ayuda a resignificar mi ego, no volverlo coraza mentirosa, que esconde lo que de verdad siento y espero. A pesar de que muchos no lo crean, me inhibo con facilidad y soy tímido, es tanto el esfuerzo que hago para no parecerlo, que termino exhausto. Ser poeta es palabra mayor, yo habito las minúsculas.
MR: —¿Qué diferencias encontrás entre los procesos de escritura narrativa y el poético?
DP: —Las diferencias para mí habitan las formas de hacerlo, las compulsiones y convulsiones por las que transito al hacerlo. En la narrativa, el proceso es más racional. Los años como periodista me entrenaron. Trabajar en un diario haciendo las noticias zonales y a veces policiales, como lo hice en el Diario Popular, me dieron el aprendizaje y la destreza, de que todos los días escribo, en un horario determinado. Claro está que no todo lo que escribo sirve. Por ejemplo, si surge la idea un libro nuevo de cuentos o relatos o una novela; gesto la idea en mi cabeza, luego me siento en la computadora, abro el Word, creo un archivo con el nombre, o supuesto nombre. Calculo y decido los nombres de esos textos, sobre qué hablan. A partir de allí voy llenando los espacios como si fueran estancos, pero siempre con la conciencia clara de que todo puede cambiar, todo puede resignificarse, todo se puede borrar o tachar.
En el proceso de escritura poética, podría decirse que soy más irracional, la catarsis allí se vuelve mas visceral, más errante. Se vuelve un torbellino donde los sentimientos y las emociones pululan en el inicio, para después contenerse en el trabajo de la escritura, donde la racionalidad palpita pero también sucumbe. En la lírica, suelo anotar palabras en el celular, que me recuerden que quise decir y luego las trabajo. Igual comparo, desde un lugar para crecer, por ejemplo hay un poeta tucumano que cada uno de sus libros me deja inmóvil, porque la completitud de sus obras poéticas son titánicas, nunca creo que llegaría a tanta perfección. Me refiero a Sergio Lizarraga. Para mí la Poesía es parte esencial de la resistencia y de la memoria.
MR: —Si tuvieras que definir tu poemario en pocas palabras ¿Cómo lo harías?
DP: —Lo haría de dos formas. La primera diría: Las palabras y los abrazos no alcanzan. La segunda forma lo haría con un poema breve del libro:
Lo esperado
Solo bastó;
el herraje de la luna,
el patio harto de azahares,
sus cuerpos
y un silencio.
MR: —¿Cómo es la vida de un escritor tucumano en Buenos Aires?
DP: —Es como la vida de cualquier habitante de ese monstruo que es Buenos Aires, pero con ciertos ingredientes distintivos. Esos trazos o ingredientes diferentes son los que uno lleva a cuestas, el peso del desarraigo. La búsqueda del cerro al oeste desde la mirada profunda. La tucumanidad que se vuelve como un sello que nos identifica e identifica a otro tucumano cuando uno se lo encuentra y entonces averigua intentando no solo encontrar fraternidad, sino algún lazo de conexión hasta de sangre. Uno siempre espera volver y cada vez que lo hace, entiende y comprende que ese lugar no es el que dejamos. No es que sea ni mejor, ni peor, simplemente es otro. Uno diferente. En esa búsqueda de enlazar los dos mundos, es que sembré en mi patio en pleno Flores, en Capital un mandarino que me da fruta todos los años y cuando están maduras las corto y me las como sentado bajo el sol tibio de algunos días del invierno porteño.
MR: —¿Qué es lo que te mantiene unido con Tucumán a la distancia?
DP: —Me mantienen unido con Tucumán a pesar de la distancia, fundamentalmente los afectos, los que generé en esa etapa primigenia de mi vida. Los amigos de siempre, los del pueblo, los de la Villa Nueva, los de Aguilares, Concepción, Alberdi, en sí de todo Tucumán. Los recuerdos de la infancia, los olores a comida de la abuela, que se repiten en otras casas, hechas por otras mujeres que me recuerdan a las mujeres ancestrales que me acogieron. El flujo constante de los ejercicios de mi memoria que se enlazan y entrelazan en cada gesto que veo y hago. Obvio que también los del dolor pasado, el de la incertidumbre y el desasosiego. El recuerdo de los Judas que tuve, y que seguro vendrán nuevos. El sentido profundo de mi pertenencia. La amistad de los nuevos amigos, que no por ser nuevos, quiere decir no nos sean esenciales. Toda esa fusión me hace sentir que ese es mi lugar en el mundo, aunque este muy lejos. La verdadera distancia es la del olvido.
MR: —¿Cuesta publicar Poesía?
DP: —Y como cuesta. Es como parir a contramano en un mundo que te dice que la literatura no es necesaria, y la poesía un espejismo. Pero aquí vamos. Creo que si nos esforzamos podemos romper el mito de que la Poesía no se vende, no se lee y no es negocio. Algún día quizás podamos exterminar a los molinos de viento que nos condenan
MR: —¿Cómo se vive la experiencia de publicar en formato físico y virtual?
DP: —Se vive raro, y a la vez como una desnudez donde la vorágine te puede llegar a devorar. A la vez parece algo que redunda la magia de lo fantástico. Recibir las notificaciones de que tu libro está en plataformas mundiales como Amazon, Google Libros, LitlePocketBooks, y que además, recibís las notificaciones de las plataformas de países como Suecia, Japón Rusia, Bélgica, España, México, Colombia, Chile, Turquía etcétera. Donde cualquier lector que lea en castellano, simplemente compra tu libro digital y te puede leer, me sumerge en la reflexión que pequeño nos ha quedado el mundo. Pero yo prefiero como muchos el libro en soporte papel. Pero también existe algo nuevo llamado impresión a demanda, donde el libro también salió una semana después. El sistema consiste que vas a una librería de Europa, querés mi libro en papel, lo compras y a las dos horas pasas y lo retiras impreso, como los que se venden y distribuyen editados en papel ahora en Argentina. O lo comprás en pasta en Amazon y en un par de días te llega. Pero más allá de esto, que es lo nuevo, yo soy de los que prefieren ir a la librería, husmear y adquirir el ejemplar. Sentir su olor a nuevo, a usado. Pero si uno como escritor quiere ser leído debe incorporar las nuevas tecnologías y las nuevas formas. Vivo e intento hacer una sintonía entre las dos formas, pero me cuesta a veces.
MR: —¿Qué canales de difusión eliges para tus producciones?
DP: —La verdad que elijo a todos los que pueda. Siguiendo la forma tradicional, las librerías, las recomendaciones de boca en boca, las entrevistas en diarios y medios, tanto en papel, como la radio y la televisión si es posible. Antes muchas veces estos medios eran un poco inaccesibles, pero las redes sociales, y la internet, digámoslo así, la tecnología democratizó bastante los canales de difusión. Para mí todos son importantes y mucho más lo digital, los diarios digitales, las redes sociales, con el sector de edades que cada red tiene y comprende, los reels, los tik tok. Yo en particular uso todos, es más poseo un canal de YouTube, donde realizo un ciclo de entrevistas a artistas, los visualizó, los difundo y yo también crezco. Todos son relevantes, porque más pequeño o reducido que sea el canal, siempre tiene a alguien en la audiencia que ama o le interesa la literatura.
MR: —¿Cómo fue tu experiencia en el Encuentro Regional de Escritores de Las Talitas?
DP: —Mi experiencia fue extraordinaria y la viví en diferentes niveles. Perdón por responder de esta forma, es que soy un poco estructurado ja ja. En primer lugar la organización fue impecable, desde que llegué fui tratado como un alguien especial. Todo estaba pensado planificado, desde la conferencia de prensa en el Ente de Turismo de la provincia, hasta el manejo de la prensa en donde se hizo el encuentro. La organización estuvo en todos los detalles. En segundo lugar todo el trabajo y aporte de la Intendente Marta Najar de Las Talitas, junto a sus direcciones de cultura y deporte y la Secretaria de Gobierno, que no escatimaron recursos económicos y humanos, para que el encuentro fuera impecable. Creo que cuando se quiere, se puede hacer todo bien. Apostar a la cultura no es un gasto, es una inversión. En tercer lugar el haber sido invitado representando a mi Aguilares amado, me halagó aún más y por último la posibilidad de escuchar y ser escuchado, de disfrutar, de intercambiar con los escritores más relevantes de toda la región del NOA. Vivimos hablando de que debemos unirnos como región para poder enfrentar las problemáticas que de forma común nos aquejan, pero pueden más las mezquindades, en este encuentro se logró la unión. Creo que Marta Najar, Manuel Rivas, Romi Carrizo, Marx Bauza, mostraron al resto de la región que desde la cultura son más las cosas que mas nos unen que las que nos separan. Además de la plusvalía de ver, palpar, conocer a los grandes escritores de la región. Escucharlo a Eduardo Ceballos, a Alfonso Nassif, a Héctor David Gatica, A Lucía Carmona, a Roberto Espinoza etcétera. Que ellos te escuchen, compartir, no tiene precio.
MR: —¿Cuáles son las mayores satisfacciones que te han dado la labor de escritor y de periodista?
D.P. Que difícil es para mi responder esta pregunta, porque las satisfacciones, fueron y son múltiples y diversas, así que intentaré hacer una síntesis nombrando solo dos, y eso no quiere decir que no haya muchas más. Como escritor la mayor satisfacción fue recibir un mail o correo electrónico de una lectura de Caleta Olivia, uno meses después de haber publicado mi libro De Sueños y Azar. En ese mail ella me dice que haber leído mi relato Premeditación de ese primer libro, la hizo reflexionar, y decidió hace un cambio de 190 grados en el curso de su vida, porque temía terminar como terminó el personaje principal. Obvio que para los que lo leyeron pueden buscarlo por internet y allí entenderán a lo que ella se refirió. Ese poder invisible que ta la literatura de poder cambiar una vida o matizarla, me hizo sentir no solo orgulloso, si no también halagado, y me ego se regocijó.
En el periodismo, fue cuando siendo nada más que un pasante de los suplementos zonales del Diario Popular, fui el periodista que logró grabar a Chacho Álvarez, recién renunciado a la vicepresidencia, hablar mal De La Rúa. Hacer que esa nota fuera titular en varios medios importantes del país me dio una enorme satisfacción. Nunca había pasado que un pasante hiciera una nota que fueron titular en ese diario.
MR: —La escritura es una tarea individual. ¿Se puede construir espacios con colegas?
DP: —Antes que nada quiero aclarar que para mi la escritura puede ser una tarea individual, y también puede ser colectiva. Y creo que si se pueden construir espacios con colegas, y que además es la única forma de que todos seamos visibles, y podamos cambiar los paradigmas impuestos por una cultura que atomiza, que nos hace creer en el sálvese quien pueda y como pueda es la única posibilidad. Si no tejemos redes, si no hacemos frentes comunes, va a ser imposible cambiar los modelos que imperan. Las redes y el trabajo colectivo y en conjunto es el que hará posible que haya lugar y espacio para todos. Claro que es muy difícil, porque hay que lidiar con los egos, con el propio y con los ajenos, y muchas veces con gente que ni siquiera pueden lidiar con el propio. Los celos y la soberbia enceguecen, ni que hablar de la envidia. Reconocer al otro, entenderlo más allá de las diferencias es un desafío por construir. A veces prefiero estar en un poso con leones hambrientos, que reunido en otros colegas, que solo se escuchan así mismos, o están esperan do para darte la primera dentellada.
MR: —¿Cuál es tu mayor aspiración en el mundo de las letras?
DP: —Mi mayor aspiración en las letras, es que me lean, que lo que escribo pueda mostrar que el mundo puede ser diferente. Que ayude a domar los monstruos y las bestias, que deambulan por el mundo sin límites. Espero poder en mi narrativa, seguir matando, ja ja ja ja según mi analista es mejor hacerlo allí, que en el mundo real.
MR: —¿Qué otros proyectos prepara Daniel Posse?
DP: —Daniel Posse está preparando la salida de Las Ciénagas traducido al Inglés, Portugués, Francés e Italiano. La edición de Textos Enajenados relatos, la novela Debajo del Diván, y otros que debieron salir, pero por la fragilidad de mi salud tuvieron que esperar. Ahora ya no tengo tiempo para esperar. La lucha contra mis demonios continúa, pero los que no nos mata, nos hace más fuerte.
MR: —Le dedicas el libro a una de tus abuelas ¿por qué? Y los agradecimientos para quiénes.
DP: —Sí, en mi caso en particular, fui un niño privilegiado, conté con el amor de mis dos abuelas, esta ocasión se lo dedico a Fanny Pastorino Gallo, mi abuela paterna, quien me enseñó elegir qué leer y también es parte del aprendizaje de saber contar historias. Se lo agradezco a ella y a Jesús Ussa Piñeros, que es quien me acompaña en este camino y no puedo dejar de nombrar a Mario Peloche Hernández, quien me escribe la contratapa, a Manuel Rivas, a Letras de Fuego Editorial, Diario Cuarto Poder Tucumán, a la Editorial Autores Argentinos, a Luciana Palacios: la prologuista, a las reseñas de María Esther López, Sabrina Güimil y Sergio Lizárraga, a mi productor de Dep Comunicación Roberto De Andrade Pontes; que hicieron un trabajo preciso e impecable, y sobre todos los leales que no se fueron, que estuvieron, que están y seguro estarán.

*Director de Diario Cuarto Poder. Profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.

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