Tras la suspensión hace una semana del congreso partidario de Santa Teresita, el convulsionado PJ bonaerense pudo lograr ayer una foto de unidad de casi todos sus sectores internos. Para que el cristinismo y La Cámpora posaran juntos en San Vicente con intendentes y referentes que propugnan una “renovación” partidaria preferentemente fuera de los influjos de la ex Presidenta, hubo ingentes gestiones del titular del PJ provincial, Fernando Espinoza, que no podía permitirse otro fracaso como el del cónclave playero de la semana pasada.
Para lograr la “instantánea”, Cristina Kirchner debió bajar pretensiones y ayer por la mañana pidió marchar el 7 de marzo junto a la CGT, en lugar de la movilización que el camporismo empujaba para acompañarla a ella ese mismo día a los tribunales de Comodoro Py -donde debe comparecer ante el juez Claudio Bonadio-, pretensión que habría sido determinante del vaciamiento de la cumbre de Santa Teresita. Pero de otra parte, el documento suscripto en San Vicente tuvo la impronta del cristicamporismo, ya desde su título que evoca la campaña presidencial de 2011, “La fuerza de la unidad”, asumiendo la tesis cristinista de la “persecución judicial” y con fuertes críticas no sólo a Mauricio Macri sino a la gobernadora María Eugenia Vidal, con la cual muchos jefes comunales del PJ buscan mantener un buen vínculo.
“Lograron la foto que Cristina necesitaba, ahora hay que sostenerla”, dijeron al lado de un alcalde descreído que no vio con buenos ojos lo que interpretó como un “avance” K en el control del PJ bonaerense. “El acto lo armó La Cámpora, Espinoza fue el señuelo”, se mostraron molestos.
Cristina difundió su renunciamiento temprano por tuiter: “El 7, yo lo veo a Bonadío, pero por favor… Ustedes hagan que el Gobierno vea al pueblo. Marchen junto a los trabajadores y trabajadoras”. Dirigentes que iban a San Vicente se anoticiaron a minutos de que arrancara la reunión que Máximo Kirchner estaba entre los partícipes. “Vengo porque es la primera vez que me invitan”, hizo de ingenuo el diputado al llegar a la quinta de San Vicente, donde ya estaban los intendentes Verónica Magario (La Matanza), Mario Secco (Ensenada) y Julio Pereyra (Florencio Varela), entre otros jefes comunales, legisladores y dirigentes. Estuvieron cuatro intendentes del Grupo Esmeralda: Martín Insaurralde (Lomás de Zamora), Gabriel Katopodis (San Martín), Juan Zabaleta (Hurlingham) y Mariano Cascallares (Almirante Brown).
El documento pareció dictado por la ex presidenta. Habló de una “formidable persecución política, mediática y judicial centradas fundamentalmente en la persona de Cristina Fernández de Kirchner” y cuestionó la detención de Milagro Sala “ilegítima en todas sus formas y presa política de este gobierno y del régimen neoliberal”.